Diario de Valladolid

EDITORIAL

Borja, un caso de injusticia que merece unas disculpas

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Alguien tendrá que disculparse con el ex jugador del Real Valladolid Borja Fernández, con el que, sin evidencias ni pruebas claras, se cometió un atropello involucrándolo y colocándolo como imagen de la ‘operación Oikos’, otra macroinvestigación policial y judicial que va camino de quedarse en poco menos que nada. A Borja, poco menos que se le sacó de su casa a punta de pistola. Y los agentes que protagonizaron su detención se encargaron de que hubiera fotos y vídeos esposado camino del vehículo policial. Fue la imagen de ‘Oikos’ porque fue la única detención de la que quedó registro documental para los medios. Pues seis meses después de aquella detención que dio la vuelta al mundo futbolístico, el ya retirado jugador ni aparece en el sumario ahora que se ha destapado su secreto.

Y las disculpas públicas deberían empezar por los dirigentes de la que fue su última casa futbolística, el Club del que es propietario Ronaldo Nazario, que no olvidemos que en el ansia inicial por despejar cualquier duda sobre la honestidad de la institución no tuvo más ocurrencia que anunciar una investigación interna. Con lo cual no sólo ponía en duda al propio jugador, sino que señalaba a todo el conjunto de la plantilla. Afortunadamente, la ocurrencia sólo quedó en anuncio después de que este periódico criticase lo inapropiado e indigno de la medida. Porque como también advirtió este periódico en un editorial, sobre Borja pesaban, de lo que se conocía de la investigación, más intuiciones que indicios, en virtud de que en días previos al partido supuestamente amañado se había visto con Raúl Bravo, cabecilla de la trama y amigo personal de Borja de hace muchos años.

Pero de momento en el códico penal español no está penado ser amigo de nadie, ni incluso verse con alguien por muy delincuente que sea ese alguien, y más, cuando eres ajeno a sus actividades.

Lo que ocurre es que Borja era un cabeza de turco perfecto para engranar el supuesto amaño de partidos. No hay que olvidar que era el jugador más destacado del partido más destacado de los que se investigaban. Daba rango a la investigación. Y también imagen a lo que parecía una macrooperación contra el amaño de partidos por las apuestas y se ha quedado en muy poco. Es más, en esa cascada de ocurrencias de este caso, la autoridad judicial se planteó hasta analizar los partidos para juzgar la profesionalidad en el campo de los jugadores. Una investigación de risa con una forma de ejercer la justicia de sonrojo.

El caso es que se manchó el nombre de un jugador con una trayectoria impecable. Y ahora toca limpiarlo. ¿Se disculparán los investigadores por el zarandeo al que se sometió a Borja a cuenta no de indicios ni de certezas, sino de intuiciones supuestamente lógicas? Seguro que no. Pero el Valladolid no se puede quedar impasible. Si entonces no tenía motivos para una investigación interna, hoy le asisten todos al club propiedad de Ronaldo para exigir disculpas para uno de los suyos.

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