Diario de Valladolid

EDITORIAL

Los índices negativos obligan a tomar decisiones

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DESPOBLACIÓN, SANGRÍA POBLACIONAL o, como se da por llamar ahora, España vaciada. Se denomine como se denomine, los diferentes índices, todos ellos negativos, vienen a demostrar el gran problema al que se enfrenta Castilla y León. El último, el que tiene que ver con el saldo vegetativo, viene a demostrar que la demografía autonómica lleva treinta años consecutivos en números rojos. En 1998 se registró el primer saldo vegetativo negativo de una serie estadística que se remonta a 1975. Y, lo peor, es que se trata casi ya de un mal endémico de esta tierra.

Y es que no sólo Castilla y León se coloca a la cabeza del país, sólo superada por Galicia, con el peor saldo vegetativo, sino que la práctica totalida de los ayuntamientos de la Comunidad no cuentan con números rojos en este balance. De hecho, sólo en una mínima parte de los municipios de los nacimientos superan a fallecimientos. Es decir, en casi ocho de cada diez localidades hubo más despedidas que bienvenidas. Los que registraron incremento demográfico son, en su mayoría, núcleos próximos a las ciudades, receptores de la fuga que registran sin excepción las nueve capitales de provincia. El perfil es el de zonas residenciales del alfoz cuyos vecinos comenzaron a mudarse al albur de la burbuja inmobiliaria que hizo prohibitiva la vivienda en el centro histórico de las ciudades.

En este caso resalta el vallisoletano de Arroyo de la Encomienda, que viene durante años acaparando habitantes de la capital vallisoletana. Los números no engañan y Arroyo es la localidad con el mayor crecimiento vegetativo de Castilla y León. Una cifra positiva que se suma a otras viene añadiendo, como el que es de los pocos municipios que gana habitantes en el padrón municipal, tanto que todo apunta, que en el próximo superará la simbólica cifra de los 20.000 habitantes. Y todo con familias jóvenes con hijos. Existen otros casos similares al de Arroyo, como es el de Carbajosa de la Sagrada, uno de los municipios salmantinos beneficiados por la fuerza centrífuga que la capital charra.

Estos son los datos positivos, pero por desgracia para Castilla y León son una pírrica excepción en el conjunto de la Comunidad. El resto es un solar en lo que a población se refiere. A la segunda peor posición de la Comunidad en el conjunto del país hay que sumarle el hecho de la decadencia, en lo que a habitantes se refiere, en la que se encuentran la mayor parte de pueblos de este territorio.

Estos índices negativos obligan a actuar y a hacerlo ya, sin solución de continuidad. Es hora de dejarse de estudios y comenzar a tomar las decisiones que vengan a frenar, primero, y revertir, después, esta grave sangría. Algo que se sólo se conseguirá mediante el consenso de todos.

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