Diario de Valladolid
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Redacción de Valladolid
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El medio rural en España ocupa el 90% del territorio, en cambio sólo el 20% de la población habita en él. Los diferentes cambios sociales han impactado negativamente en los últimos años en el mundo rural, asistiendo durante décadas a un fenómeno de despoblación que, lejos de aminorar su velocidad, no hace sino perpetuar su marcha y continúa arrebatándonos poco a poco una parte de nuestra vida.

Los grandes núcleos urbanos han ido ganando peso de manera imparable año tras año, aglutinando en sus vastas áreas financieras e industriales los negocios que actúan como ejes vertebradores de la economía en un mundo cada vez más globalizado. Frente a ellos, las zonas rurales ven cada vez más mermada su presencia en los planes de negocio de las empresas y en la actualidad política, acentuándose así el aislamiento respecto de las grandes metrópolis de actividad.

Parece lógico que estos grandes núcleos congreguen a la mayoría de las empresas, pues la concentración de la actividad y de los profesionales en un mismo lugar facilita los contactos y las relaciones interpersonales necesarias para el desarrollo empresarial y económico. Pero no todas las personas que contribuyen de manera esencial a este progreso son naturales de la zona, pues buena parte de ellas provienen de las numerosas áreas rurales que sufren la despoblación, en las que encontrar un empleo y desarrollar una carrera profesional se antoja a priori, vista la tendencia, algo más complicado.

Por desgracia, no se trata de un mal autóctono. Está ocurriendo a nivel global y cada vez son más las regiones y los pueblos que ven cómo sus casas se van quedando vacías al tiempo que la gente que antaño impregnaba de vida sus calles emprende el viaje en busca de un mejor porvenir. En Castilla y León, desafortunadamente, sabemos de primera mano lo que esto significa.

Ante esto y para intentar paliarlo cuanto antes, no debemos olvidar que nos encontramos en una tierra llena de posibilidades, recursos y personas con ganas, ilusión y pasión por llenar de vitalidad cada rincón. Estoy seguro de que nos encontramos ante una oportunidad, un momento ideal en el que demostrar la verdadera voluntad y determinación para cambiar el rumbo de nuestra región y construir juntos grandes hitos. Por ello, desde mi organización, mantenemos el compromiso con los orígenes para impulsar el desarrollo de la región.

En Calidad Pascual podemos decir que primamos el compromiso con nuestra tierra y con unos valores inspirados en la calidad, la integridad y en el bienestar de las personas. Un proyecto que nació en Aranda de Duero, lugar del que nunca nos hemos ido. Mi padre, segoviano de nacimiento y arandino de adopción, tomó las riendas de una cooperativa láctea de la localidad que se encontraba al borde de la quiebra en el año 1969. Este fue el origen de Calidad Pascual, una empresa familiar convertida hoy en un referente de calidad y compromiso con el producto y la gente local a base de esfuerzo y dedicación por parte de todas y cada una de las personas implicadas.

Y no sólo es que nos hayamos quedado, sino que hemos potenciado nuestro origen como pieza clave de nuestra identidad y de nuestros resultados, porque pensamos que es posible crecer siendo fieles a unos principios. Nuestra mayor fábrica sigue siendo la de Aranda, que supone el 60% de la producción del grupo (lácteos, bebidas vegetales y ovoproducto) y a la que cada día acude cerca un millar de personas a trabajar, donde además se mantienen nuestras oficinas centrales después de 50 años. De Segovia, donde se encuentran las dos embotelladoras de agua Bezoya, procede otra parte importante de la producción, un 20%.

Y esto sin hablar de la relevancia del sector agrario, el cual fue el motor de la economía española durante buena parte del siglo pasado, permitiendo sentar las bases de un país que en los 60 vería cómo el turismo pasaba a ser protagonista. Castilla y León es la comunidad autónoma más extensa de España y la región más grande de Europa, lo que le hace poseer innumerables recursos agrarios con mucho que aportar si se proporcionan las herramientas y el apoyo necesarios.

Quienes trabajamos directamente con este sector tenemos el deber moral de contribuir a que sus explotaciones sean sostenibles y rentables. Para ello es clave colaborar de manera integral, conociendo así sus necesidades y ofreciéndoles el apoyo necesario para lograr el bien común en beneficio de todos. Esto implica también acercarse al agricultor o ganadero para proporcionarle la metodología o formación más actualizada a la que tenemos acceso gracias a nuestros recursos. En definitiva, potenciar la cercanía y estrechar el vínculo entre ambas partes con el fin de que exista una fluidez comunicativa que facilite el apoyo mutuo y dé pie a la innovación.

Apostar por mejorar los recursos de las explotaciones para que fueran sostenibles y todas ellas contasen con la certificación AENOR en bienestar animal ha sido la clave. Lo mismo intentamos hacer con los campos de cultivo, siendo los primeros en apostar por la soja y la producción local aplicando la misma filosofía. Algo que continuamos desarrollando con la apuesta por la avena de cultivo 100% local.

Esto es extrapolable al resto de sectores. Todos, no sólo el primario, son importantes a la hora de generar riqueza, por lo que debemos cuidarlos en la medida que a todos nos atañe. Haciendo gala de compromiso e integridad, apostando por la innovación y las ventajas y fortalezas de nuestra región. Fruto de esto, en Calidad Pascual somos desde hace años miembros de la Junta Directiva de Vitartis con el fin de trabajar conjuntamente en los retos a los que se enfrente el sector agroalimentario, así como por impulsar la apuesta por la innovación. Una innovación que acerca el mundo urbano al medio rural y permite mejorar la competitividad de las empresas a través del desarrollo socioeconómico en el medio rural de Castilla y León.

Nosotros hemos comprobado en primera persona que las cosas, si se hacen con calidad, compromiso y pasión, funcionan sin importar el lugar. El compromiso que hemos mantenido a lo largo de estos cincuenta años con el entorno rural y social, la preocupación por las personas y el medio ambiente, han sido algunas de las claves de nuestro éxito. Y lo seguirán siendo. Porque mantenemos un firme compromiso rural en cada envase, cada profesional y cada proceso.

Continuaremos aunando esfuerzos por establecer alianzas con nuestros diferentes grupos de interés para mejorar el Medio Ambiente y el desarrollo rural de Castilla y León, impulsar la transformación del sector agroalimentario y ayudar en la promoción de una tierra que nos ha visto nacer, crecer y en definitiva, nos ha dado todo.

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