Diario de Valladolid

LUIS MARTÍN MORATINOS

Forjador de pequeños y gigantes

Preparador físico del Forum durante 16 años, trabajó con las mayores estrellas de la canasta sin dejar nunca el baloncesto de base en elLourdes

Luis Martín Moratinos posa con dos balones en los patios del Lourdes.-J.M. LOSTAU

Luis Martín Moratinos posa con dos balones en los patios del Lourdes.-J.M. LOSTAU

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Guillermo Sanz

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Las páginas de la historia del deporte deja cientos de notas al pie firmadas por nombres de personas que sin ellas sería imposible entender el presente. Entre este cast de maestros aparece el de Luis Javier Martín Moratinos, bandera en una estirpe que luce el aro y el balón naranja en su escudo de armas.

Aunque su hermano Pepe Moratinos, el padre del minibasket en Valladolid, ya disfrutaba de la brisa de la canasta, la llave a un mundo de fantasía no la recibiría de su mano, sino de la de sus compañeros en la OJE, donde cogió por primera vez un balón para botarle. Así, en las actuales pistas de Río Esgueva (que en los 60 lucían de color ceniza)prendió una llama que sigue encendida seis décadas después. «Recuerdo jugar en el Campo Grande y gnaar a La Salle 5-4». Ése fue uno de los primeros recuerdos de Luis Moratinos con el baloncesto como escenario.

El deporte se convirtió en la brújula que guió su vida. Tanto que le marcó destino hacia el sur y se plantó en Madrid para estudiar educación física. A su vuelta comenzó a trabajar como profesor en el Lourdes y a entrenar a la cantera del colegio, labor que hoy en día sigue desarrollando a pesar de que a los pocos años consiguió plaza en elLeopoldo Cano, donde formó un equipo de baloncesto junto a su hermano Pepe.

En el instituto de Pajarillos, Luis Moratinos colgó sus zapatillas. Mario Pesquera le captó para su Forum como preparador físico... y Moratinos cogió el guante al vuelo, como se caza un alley hoop. Se colocó a la derecha de entrenadores como Mario Pesquera, Samuel Puente, Javier Casero, Moncho Monsalve, Paco García, Gustavo Aranzana, Pablo Laso o Brabender para poner a punto a una constelación de estrellas nacionales e importadas como Óscar Schmidt, Singlenton, Mike Hansen, Tinkle, Álex Bento, Quino Salvo, Arturo Seoane, Samuel Puente, el eterno Lalo García (al que entrenó desde pequeño en el Lourdes) o Arvydas Sabonis.

Precisamente, del gigante lituano guarda bastantes anécdotas. Una de ellas fue cuando llevó la leyenda de Portland a Las Dunas, junto a Puente Duero. «Decía que eso era como la estepa rusa. Él no lo podía hacer, porque ya venía muy mal», recuerda Moratinos, que rememora también cómo pasó algún día de pretemporada con él en la piscina.

Eran tiempos en los que la preparación física aún vestía pañales y en la que gente como Luis Moratinos puso su firma. No era raro ver a los jugadores bajando y subiendo las escaleras del polideportivo. «Ahora ha cambiado todo, casi todo es balón y máquinas», admite.

Mientras ponía en forma a las estrellas de la canasta, Moratinos aprendió a tocar otros palos. Entre ellos el rugby, deporte en el que se enroló gracias a su vecino el Canas y en el que estuvo seis años. «Yo sabía que había rugby por mi hermano Javier, que es entrenador nacional. Le dije al Canas que si quería que le echara una mano y cuando me cogieron fui a donde mi hermano a que me diera material», recuerda. Así se convirtió en el ‘Sargento de hierro’ del Quesos Entrepinares de Nakayama o los hermanos Calle.

Moratinos también tocó el fútbol sala, lanzando un cable al Universidad de Valladolid, pero su corazón estaba y está en la canasta, incluso cuando se apagaron los focos de Pisuerga. Su aventura de morado duró hasta el año 2000. Luis Moratinos aún no entiende por qué decidieron prescindir de él. El motivo de buscar a alguien a jornada completa no termina de encajar en un puzle en el que no hay ningún reproche.

Él siguió su camino, colgado de una liana que nunca soltó como es la del baloncesto de cantera, al que no ha renunciado en cuarenta años: «A mí me gusta más entrenar a niños pequeños que a los mayores», admite la ‘estella’ de la ‘estella in castella’ (lema del colegio Lourdes). En los patios del colegio continúa en activo con los equipos con el equipo infantil del Lourdes Castella, con un grupo de niños de siete años que se preparan para jugar y, por supuesto, con la escuela, donde sigue en pie de guerra a pesar de jubilarse hace tres años: «Dije que cuando me jubilara lo dejaba, pero qué voy a hacer ¿pegar sellos?», bromea sobre una de sus aficiones.

A su derecha en el infantil se encuentra el exjugador del Breogan Francis Koffi y la hija de Luis Isabel, que sigue los pasos de su padre como también lo hace su hermano Esteban, 2º de Paco García en el Ciudad de Valladolid.

El baloncesto va en el apellido Moratinos, una familia de mosqueteros en el que van todos a una. Para muestra el Día del Minibasket; una fiesta que él ayudó a decorar desde la primera edición hace ya mucho tiempo. «Recuerdo que dormíamos en la Acera de Recoletos la noche anterior con tiendas de campaña para que no nos robaran el material», recuerda.

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