Diario de Valladolid
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Redacción de Valladolid
Valladolid

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COMO ya estamos en abril aguas mil –esto dicen al menos en Castilla y León–, vuelvo hoy a lo que el lunes pasado quedó aquí hilvanadillo: ojo con los regalos creativos que nos hacen algunos con el Caballo de Troya. Todo lo dicho ha cobrado sentido pleno en la última semana de marzo como el plan desbocado de un caballo, llamado PSOE-Sánchez, para acabar con España como los griegos destruyeron Troya. Un proyecto muy elaborado, y con un discurso encubridor y mediático, que hace buenas todas las añagazas de Ulises Sánchez.

Vean si no. De pronto, el mensajero de los sin dios del golpismo, que es Iceta, ha sacado la independencia catalana en 10 años. No es una metedura de pata como simulan, sino una oferta real a los partidos independentistas que ya han aceptado el discurso florido en el mes de abril: votadnos para que tengamos el poder, que a continuación nosotros desbrozaremos el terreno para que el caballo pueda entrar de una vez en Troya. Y lo justifican así: como no habéis conseguido la independencia directamente, aceptad nuestro Caballo de Troya para obtenerla indirectamente. Más claro agua.

Esto, y la pela –estercolero de la política que todo fermenta y cobra un brillo deslumbrante–, revelan el trasfondo progresista que nos espera el 28 de Abril. Para que no veamos el meteorito a pasos agigantados, Sánchez y los suyos –los golpistas del Armageddon hispano producido por Pedro&Torra films– nos llenan el cielo cada viernes de regalos y demagogias renovables. Gratificación, claro, a cuenta de nuestros impuestos.

Traslado a los que lean esto, el consejo que ayer mismo me dio mi psicólogo cuando le pedí un poco de luz ante el brexit para chalaos que nos plantea Sánchez en estas próximas elecciones generales. «Mira, Antonio, no seas inocente ni pesado que ya eres mayorcito. ¿Tú has visto esa gran película de Woody Allen, rodada en 1969, titulada Toma el dinero y corre? Pues si la has visto, como dices –que tú a todo dices que sí–, aplícate el cuento».

Es decir, que como se cumplan las previsiones de los sociólogos y encuestadores oficiales a lo Tezanos, y las de los no oficiales con fórceps, que viene a ser lo mismo, meta el poco dinero que tenga debajo del colchón o lo más lejos posible de las garras de Sánchez y los suyos, porque nos van a freír a impuestos en su sartén diabólica para comprar tanto voto indeciso y desmemoriado.

Ante este toma y daca a borbotones, se añade un problema de idiotez inmune: España es un país en el que está prohibido tener memoria histórica o circunstancial. Sin duda por aquello que decía Montaigne al hablar de los mentirosos: «las memorias excelentes suelen acompañar a los juicios débiles». ¿Cómo es posible que después de lo que hizo Zapatero con la economía española, arruinándonos a todos, alguien ofrezca exactamente el mismo despilfarro a saco y que alguien les vote? Pues es verdad, y por eso produce escalofríos cada viernes propagandístico.

¿Es que no queda una solución más sensata que repetir lo de Príamo en el Canto XXIV de la Ilíada: «no temáis un astuta emboscada… pues Aquiles se ha comprometido conmigo a no hacer ningún daño hasta que llegue la duodécima aurora»? A parte de toma el dinero y corre, hay unas cuantas preguntas al respecto. Una, ¿cuánto dinero debemos los españoles con nuestra deuda? Dos, ¿cuánto hay que pagar cada año en intereses por esa deuda? Tres, ¿en cuánto se ha incrementado esa deuda y esos intereses desde que Sánchez y los suyos han aparecido por Moncloa? Como para dormir por las noches sin pesadillas.

Así el domador de caballos brinda por la caída de la España troyana. Permite abrir nuevas embajadas al independentismo, alienta con el indulto sus tropelías, y con el silencio cómplice compra el cielo con una nube. Este es el bonito y verdadero programa del PSOE-Sánchez en estas elecciones. Más sencillo agua. El que no lo quiera ver es porque mira para otro lado. Así miraron hace nada los venezolanos, y así miraron antaño los de Troya cuando les colaron el caballo.

Avisar nunca fue de traidores. Avisó Casandra cuando gritaba en las plazas y en los consejos que no se fiaran de los griegos. La cosa acabó como el rosario de la aurora. Una vez más estamos ante el silencio de los corderos cuando les llevan en reata al matadero. No protestan, no hablan de nada, se hacen los desentendidos, y se entretienen con programas del corazón en la tele. Y es que los españoles tenemos el problema de Casandra: sabemos lo que va a pasar, que dos y dos son cuatro, pero ninguno nos lo creemos ni nos creen.

No me extraña. Hay que ver cómo lo borda Sánchez, de qué manera tan brillante paga el voto y los servicios prestados de los suyos, qué banderas más bonitas y espectaculares despliega en el decorado, qué palabras más razonables y paternales dedica a los ingenuos que le escuchan. O eso pretende. Si uno se fía de Sánchez, uno ya se puede fiarse de cualquier cosa: de Ulises, de los Castros, de Maduro, de Iglesias, de Torra, de Rufián, y hasta de Iceta que embrida «los clamores de las yeguas troyanas al correr» (Ilíada XVI). Más claro agua.

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