Diario de Valladolid
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Redacción de Valladolid
Valladolid

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SE HAN pasado 10 pueblos. Como el Comendador en la Fuenteovejuna de Lope. Tras mil atropellos, el señor violó en el día de la boda a una labriega, humillando el honor y dignidad de un pueblo. Igual ahora los 4 comendadores de la España invertebrada compuesta por independentistas catalanes, los obscenos del PNV, los podemitas antiespañoles, y el gran comendador Sánchez. Se han hecho la misma cuenta que aquél: «Con vos hablo, hermosa fiera,/ y con esa otra zagala./ ¿Mías no sois?». A lo que respondió Pascuala: «Sí, señor;/ más no para cosas tales».

Han equivocado ser paciente y pacífico con sumisión. Se han reído de los españoles como el Comendador: «¿Vosotros tenéis honor? ¡Qué frailes de Calatrava!». A veces se acaba la paciencia. Muchos fueron ayer a la manifestación de Madrid porque están hasta los perendengues y han dicho basta como Esteban en la obra de Lope: «¿te ha agraviado este loco de Fernán Gómez?». Aquí sólo crispan los comendadores, los relatores, y los anexos en la destrucción de España, no el pueblo.

Como hay poca razón, la escasa se explica con altanería de Comendador: «Tu, villana, ¿por qué huyes?/ ¿Es mejor un labrador/ que un hombre de mi valor?». Así se cuece la rebelión contra la injusticia y la desigualdad. Cuando alguien de Castilla y León trina por lo de Cataluña, es que le tocan las fibras de la ley y del honor. Y brinca porque son nuestros cimientos y verdad. No nuestra vergüenza. Sí nuestro orgullo tras unos reyes que, como los de Lope, cumplen y hacen cumplir la ley.

Eso es España. Y no la versión de la Compañía Nacional del Teatro Clásico sobre Fuenteovejuna. El adaptador podemizado hizo que los Reyes de la obra de Lope fueran los malos y los culpables, cuando en realidad fueron los restauradores del orden y de la justicia nacional. Terrible que se falseara la historia en tiempos de Rajoy con nuestros presupuestos y en contra de la figura arbitral de los Reyes.

Es de dominio público que Sánchez comete felonías de comendador. Cuando lo hace, uno escucha con gran respeto la increpación que lanza Laurencia a los habitantes de Fuenteovejuna-España: «¿Vosotros sois hombres nobles?... Ovejas sois, bien lo dice/ de Fuenteovejuna el nombre… Liebres cobardes nacisteis/; bárbaros sois, no españoles… ¡Vive Dios, que he de trazar/ que solas mujeres cobren/ la honra de estos tiranos,/ la sangre de estos traidores,/ y que os han de tirar piedras,/ hilanderas, maricones,/ amujerados cobardes».

Una vez más, ayer los españoles representaron la inmortal obra del gran Lope de Vega, rebelándose contra injusticias, tiranías, mentiras, atropellos de los enemigos de España y de los comendadores de turno que nos violan como a Laurencia. No cabe repetir como propias sus palabras, pues las dijo Lope. Tampoco lo que ahí dice Mengo: «Ir a materle sin orden./ Juntad el pueblo a una voz;/ que todos están conformes/ en que los tiranos mueran». Qué vergüenza censurar a Lope en aras de la ideología progre. Hoy sólo pedimos: justicia, unidad, y elecciones.

Y digo algo más como aviso dramatúrgico a los menos avisados. El Comendador de Fuenteovejuna, después de cometer todo tipo de tropelías y desmanes contra el pueblo, cuando éste se sublevó contra él, también quiso dialogar. Maduro ahora también quiere dialogar. Todos los tiranos de la historia quieren dialogar para mantener su castillo y su falcon, sus privilegios, sus derechos de pernada, sus dineros y sus vasallajes vergonzosos.

Ninguno de ellos pide que se restablezca el honor o la verdad o la justicia. No. Todo tirano exige lo del Comendador con Laurencia: «Llevadla, y hacer que guarden/ su persona diez soldados», diez tanques, diez independentistas, diez ladrones, diez grilletes, diez torras, diez supremacistas feudales, y diez relatores. Piden lo suyo: que se dialogue y que se haga política hasta la náusea. No cuentan que una sola mujer mancillada o un hombre con coraje puedan ponerles contra las cuerdas.

No estamos pidiendo aquí la cabeza del comendador Sánchez en una pica como entonces. Los tiempos han cambiado. Pedimos que la historia le deje en el basurero de los indignos que venden el patrimonio y el honor de los españoles por un plato de lentejas. Todas las fuenteovejunas se desplazaron ayer a Madrid para reclamar lo que Sánchez y los independentistas niegan a la España que tanto odian. Los mordiscos de las hienas han despertado al león dormido.

No importa que medios y televisiones del régimen cambien el sentido de los hechos y de las palabras a golpe de presupuestos. Los cambalaches de Sánchez, rompiendo ahora falsamente con independentistas, ya no cuelan. Tampoco que los anti demócratas acusen a los demócratas de fachas y franquistas. Lo remató Esteban en Fuenteovejuna al final de la escena XIII: «cagajón para el proceso». Y lo dice el Rey al final de la obra lopesca: que el supuesto «delito» contra el tirano «por fuerza ha de perdonarse./ Y la villa es bien se quede/ en mí, pues de mí se vale». Y ayer, en la villa de Madrid, lo repitió el pueblo español todos a una.

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