El final del peaje de la AP-1 agudiza el desequlibrio norte-sur
La LIBERALIZACIÓN de la autopista AP-1 entre Burgos y Armiñón viene a resolver una reclamación histórica de las comarcas al noreste de Burgos y de la vecina provincia de Álava puesto que acaba con el anacronismo de que el eje norte sur entre Madrid y Francia fuese el único que ningún gobierno quiso nunca desdoblar. La Nacional-I es la única de las seis carreteras radiales de España que no se transformó en autovía, sino que se concedió la construcción y explotación de una autopista de pago paralela a esta vía, una de las de mayor siniestralidad de España. Hoy los pueblos a la vera de ambas carreteras y todos aquellos que se dirigen por los corredores noroeste a noreste de la Comunidad y norte a sur de España están de enhorabuena porque podrán circular por una vía de mayor capacidad, gratis y con menor riesgo relativo de accidentes. De hecho se espera un aumento de tráfico que ya hace levantar voces que reclaman la construcción de un tercer carril en la AP-1, quién sabe si vinculado a una operación de concesión de obra pública con peaje en sombra como llego a adelantarse.
Pero mientras para Burgos y el norte de la Comunidad y las comunidades vecinas la liberalización de la AP-1 es una buena noticia, para la porción sur de la región el fortalecimiento de ese eje de comunicación transversal hacia el País Vasco, La Rioja y Francia agudiza los problemas de un territorio deficitario en este tipo de infraestructuras viarias de gran capacidad. Soria y Zamora son las principales perjudicadas por su situación fuera de las principales rutas del transporte. Principalmente porque desde hace décadas se les niega la opción de establecer un eje de este a oeste por el sur de la Comunidad siguiendo el trazado del río Duero. Esa opción tiene nombre y número: la A-11 Autovía del Duero y es una reivindicación de estos dos territorios, pero también de Burgos, Aranda y Valladolid, desde hace tanto tiempo como la liberalización de la AP-1. Los flujos del transporte se han favorecido hacia el norte de la región entre León, Valladolid y Burgos, además de la conexión con Cantabria desde Palencia, por las decisiones políticas por el tozudo mantenimiento del estado de las cosas durante dos décadas en la ruta del Duero. Razón por la que ahora contrasta más la falta de un eje de gran capacidad entre Soria y Zamora que conecte con Aragón y Portugal y se justifican aún más las reivindicaciones de una urgente solución para la autovía del Duero. El desequilibrio entre la dotación de autovías y carreteras de gran capacidad entre el norte y el sur regional genera un injusto obstáculo al desarrollo de los territorios afectados que ahora se agudiza. Esperemos que el coste de este peaje que ahora se levanta no se lo haga pagar algún gobierno a infraestructuras como la autovía del Duero.