Diario de Valladolid

EDITORIAL

El nivel de la crisis demográfica obliga a soluciones urgentes

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DESPOBLACIÓN galopante, envejecimiento creciente, masculinización de los municipios rurales y un decreciente natalidad obligan a las administraciones a tomar medidas urgentes. «El fenómeno de la despoblación no sólo ha alcanzado niveles desconocidos en el análisis histórico, sino que las previsiones a corto y medio plazo son aún más negativas». Es una de las conclusiones del estudio de investigación del profesor de la UVA, Ignacio Molina, que ha sido premiado por el Consejo Económico y Social.

De su riguroso análisis con cifras oficiales se desprende que la despoblación de las provincias que hoy integran Castilla y León no es un fenómeno reciente, sino una constante de los últimos sesenta años. Pero lo que sí es reciente es su nivel e intensidad. Nueve de cada diez municipios de la Comunidad autónoma pierden población en los últimos seis años, lo que en conjunto ha significado un recorte demográfico de 132.000 personas. El puntual incremento de la población a principios de siglo gracias a la inmigración ha sido excepcional. Castilla y León pierde habitantes por su dinámica interna, ya que las defunciones superan con creces a los nacimientos, como por su dinámica externa, con un saldo migratorio interautonómico que suma una pérdida de más de 50.000 habitantes desde 2011.

El sobreenvejecimiento, el reducido tamaño de los municipios, la masculinización acentuada por la emigración de las mujeres a las ciudades... están castigando más a esta Comunidad que a otras regiones en un contexto de crisis demográfica que no es exclusivo de Castilla y León ni de España. Empiezan a consolidarse en la región pueblos sin residentes habituales que se mantienen por las visita de fin de semana o de vacaciones.

Y estos fenómenos son muy generales entre todas las provincias, aunque las hay, como Zamora, Soria, Ávila o León, donde las consecuencias son más dramáticas.

En este contexto, la actuación urgente de las administraciones, con medidas a corto, medio y largo plazo es una necesidad prioritaria. Hasta ahora han tenido poco éxito las estrategias o agendas de población puestas en marcha, por lo que habrá que implantar medidas nuevas para evitar que las predicciones negativas del INE, que en muchas ocasiones han sido erráticas, se conviertan en un futuro inmediato en realidad.

No se trata de mirar hacia atrás o echar las culpas a uno u otros. Se trata de ir unidos, de la mano, las administraciones central, autonómica y local. La necesidad de dotar de servicios a las zonas rurales, el impulso al empleo, la conexión rápida a internet en los pequeños municipios... deben formar parte de esa agenda.Pero seguramente serán medidas insuficientes y habrá que poner en marcha otras. Una estrategia integral es urgente para evitar este intensivo deterioro demográfico.

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