El disco vuela alto

Como casi todos los inventos que traspasan fronteras, el ‘frisbee’ surgió de manera casual. Frederick Morrison jugaba con su novia a lanzarse las tapaderas de unas latas de palomitas que se vendían en los años 50. En un intento por mejorar su juguete fue comprobando que los moldes que se usaban para un tipo de pastel eran más aerodinámicos y volaban mejor.

En 1946, Morrison diseñó y patentó el primer disco volador (denominado Whirlo-Way). Luego vendió los derechos a Wham-O, y el hecho de que la mayoría de los jóvenes que usaban el juguete lo llamasen como a un popular pastel que se consumía en la época causó que el platillo fuera rebautizado finalmente como ‘Frisbee’, un juego de palabras con el nombre de la compañía fabricante. Hoy en día se han vendido más de ciento de millones.

En Valladolid, el Ultimate Frisbee vuelve a estar de moda gracias a un grupo de jóvenes que ha apostado por este deporte, que es una mezcla de distintos deportes en el que cada jugador avanza lanzando el disco sin que lo intercepte el contrario hasta llegar a la zona de anotación. Cada uno tiene que responsabilizarse de que todo funcione correctamente al no haber árbitro.

El proyecto surgió en septiembre del 2017, primero crearon la página y el grupo de Ultimate Frisbee Valladolid y empezaron el proceso de difusión en Facebook y también con letreros en algunas facultades de la Universidad. «Actualmente somos alrededor de 12 personas, pero seguimos en la búsqueda de nuevos integrantes para el equipo. Cualquier persona interesada será bienvenida en el equipo», aseguran desde el equipo abriendo las puertas a todos.

En estos momentos casi todos los integrantes del equipo son estudiantes, con edades comprendidas entre los 18 y los 35; sin embargo, aunque el Ultimate puede practicarse casi con cualquier edad, hasta bien entrada la madurez, lo ideal sería empezar a practicar desde la infancia.

Los chicos del UFV entrenan en la Playa de las Moreras los lunes y miércoles, ya con la caída del sol. Los domingos suelen disputar partidos amistosos (de momento no juegan ninguna competición, aunque es su próximo objetivo) y disfrutan del llamado ‘tercer tiempo’, donde es el momento de reír y disfrutar de lo bueno de este deporte tan popular en Estados Unidos.

El Ultimate Frisbee se puede jugar en césped y en playa depende de la modalidad, por tanto, «se podría jugar en cualquier cancha de fútbol de la ciudad, aunque actualmente no contamos con ningún espacio asignado para la práctica de este deporte en específico», se lamentan desde la dirección del club.

Pese a su corta edad, ya mantienen relación con otros clubes como Burgüinos (Burgos), Quijotes y Dulcineas (Madrid) y Quimera (Salamanca), que les han apoyado en la difusión. «También han invitado a varios jugadores que antes jugaban en sus equipos, que ahora viven en Valladolid, unirse a nuestro proyecto».

Otro de los objetivos de los impulsores es potenciarlo entre los más jóvenes. Es un deporte mixto y al no tener árbitro se trabajan una serie de valores que interesa mucho a los educadores.

Simplemente se aprenden las reglas y cuando se considera que hay una falta, violación o infracción, se lo dices al jugador, lo discuten rápidamente y si no se llega a un acuerdo, el juego se reanuda en la jugada anterior. En torneos de alto nivel, hay uno o varios observadores encargados de ver las diferentes perspectivas de una jugada y ofrecer su opinión al jugador, para tener una mejor claridad de lo ocurrido, aunque finalmente es el jugador quien decide», explican.

El próximo reto de la Federación española es que sea reconocida por el Consejo Superior de Deportes. De hecho, el Ultimate frisbee ya es un deporte ya reconocido por el Comité Olímpico y para los próximos Juegos Olímpicos de Tokio estuvo a punto de ser incluido como deporte de exhibición.

Desde Ultimate Frisbee Valladolid animan a que todo el mundo conozca este deporte, que, además de vitalidad y salud, «puede aportarte valores muy importantes», ya que en «suele imperar el compañerismo, te cambiará la vida».