Diario de Valladolid

Redacción de Valladolid

La insumisión de Herrera

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ME EDUCARON con la idea de que las leyes hay que acatarlas y obedecerlas por muy injustas que fueran, salvo que procedieran de una dictadura. Intentaron conformar mi conciencia con notables dosis de sumisión al Estado y para ello se dotaron de poderosos instrumentos. El miedo caló más de lo mínimo necesario y ya casi nunca pensé que, incluso en democracia, uno podía negarse a cumplir leyes injustas. La insumisión sólo formaba parte de esa pletórica etapa de juventud donde la rebeldía se imponía contra cualquier mecanismo de dominación con tal de perseguir un mundo más justo.

Y en esas estaba cuando llegó Herrera, recién cumplidos sus sesenta años, y se declara insumiso nada menos que frente al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Pero no para evadir impuestos o porque le hayan pillado, como al titular de Industria, con empresas opacas en Panamá. Ni mucho menos. El presidente de Castilla y León advierte de que la ley de Estabilidad Presupuestaria y su aplicación por el Gobierno de Rajoy son injustas y no piensa presentar un plan de recortes de 328 millones porque «estamos tocando hueso», en palabras de José Antonio de Santiago-Juárez, consejero de la Presidencia.

Ya imagino a Montoro pidiendo al ministro del Interior que mande a la UDEF que salga del Ayuntamiento de Granada y vaya al Colegio de la Asunción para ver por qué Herrera no quiere recortar más gasto social a los ciudadanos. Y entonces recupero, con el jefe de la Comunidad, las dosis de insumisión necesarias para entender hasta qué punto se han vulnerado en esta crisis, en perjuicio de los más débiles, los más elementales derechos de esa Constitución que promete empleo, vivienda, educación, sanidad…

Imagino también a la consejera de Economía y Hacienda plantando cara esta tarde al ministro en funciones en el Consejo de Política Fiscal y Financiera: «Cristóbal, no vamos a cumplir la ley porque es injusta». Imagino el gesto del conseller Romeva con la rebeldía de Pilar del Olmo y el whatsapp que le mandará al independentista Puigdemont.

Del Olmo va a Madrid con la mayor fuerza que nunca hay ido un consejero a este órgano donde se ventila el futuro social y económico de mucha gente. Con el mayor aval de su jefe y con el respaldo político de todos los grupos parlamentarios a un modelo de financiación radicalmente distinto al actual.

Desconozco con quien se alineará Mañueco, secretario general del PP autonómico, en esta batalla que compromete al presidente del Gobierno en funciones. Y sólo imagino dos opciones: la sumisión a Rajoy o la lealtad a los ciudadanos de esta tierra cuando el reparto de fondos es manifiestamente injusto.

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