Diario de Valladolid

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NOS ENCONTRAMOS ante el último presupuesto de esta legislatura, marcada por la crisis económica y por el barrizal que supone que un mismo partido político lleve 30 años en el poder. Tal vez por eso, debiéramos ir pensando si será su último presupuesto. Podría ser.

Estamos ante el resumen de lo que los electores van a valorar dentro de seis meses: tras una campaña electoral victoriosa para el PP en la que no dijo una palabra de lo que pensaba hacer, siguieron 4 presupuestos de recortes. Con estas cuentas que discutimos en el ‘Panteón del Prado’, los electores tienen algo claro: el PP ha decidido que las partidas que se recortaron por una urgencia nacional, se queden así para siempre.

No se atisba recuperación económica alguna como vaticina el PP madrileño, pero sí se ve claramente que en la Junta han influido notablemente los intereses de Europa, de sus banqueros y de sus multinacionales, mucho más allá de lo que era razonable teniendo en cuenta el escaso tamaño de las deudas de esta Comunidad. Aquí nos han recortado los Servicios Públicos con un ahorro salvaje en muchos casos, llevando a la mitad de sus habitantes (muchos del mundo rural) a la situación que tenían en los años setenta, cuando todos éramos más jóvenes, pero más pobres.

En este momento, la Administración autonómica pesa mucho menos en la economía de la Comunidad que antes de la crisis: dos mil millones menos de presupuesto anual, suponen que ese dinero deja de moverse por las familias y las empresas. Los gastos financieros y el pago de la ingente deuda de esta Administración, generada y muy bien ocultada durante treinta años por el PP, se lleva otros mil y pico millones del presupuesto. Un presupuesto de diez mil millones que ya ha perdido un treinta por ciento de su volumen: el mismo porcentaje en que se han empobrecido los salarios.

Esto es simple: se acabó lo que se daba, el modelo está agotado. Es hora de empezar a buscar nuevos gestores.

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