Diario de Valladolid

Camino a las elecciones

Sánchez reclama a los barones del PSOE "unidad y confianza hasta el 26-J"

Acusa a Iglesias de beneficiar a Rajoy pero señala que Podemos no es su "adversario". El comité federal del PSOE se reúne para preparar las listas electorales

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Juan Ruiz Sierra

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El PSOE encara las elecciones del 26 de junio, después delfracaso de las negociaciones para formar gobierno, con elambiente enrarecido. Las expectativas no son buenas dentro del partido, que no logra capitalizar los insuficientes esfuerzos para evitar la repetición de los comicios, y los barones mantienen su desconfianza en Pedro Sánchez, que repetirá como candidato al carecer de rivales internos en las primarias. Durante el comité federal que los socialistas celebran este sábado, el secretario general ha pedido a los líderes territoriales que huyan de la división y se unan en torno a su figura.

El mensaje ilustra los complejos equilibrios dentro del PSOE, pero tan o más relevante ha sido el periodo al que Sánchez ha ceñido su petición de apoyo: hasta las generales de dentro de dos meses. Si alcanza la Moncloa, se mantendrá al frente del socialismo; si no, lo tiene muy difícil, casi imposible. Gran parte del partido cree que el resultado será similar a los 90 diputados del pasado 20 de diciembre, en principio insuficientes para llegar al Ejecutivo, y ya mira sin disimulo a la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, para quetome el relevo.  

“En este momento trascendente, en esta encrucijada en la que se sitúa España, durante las próximas semanas y hasta el 26 de junio os quiero pedir unidad y confianza en vuestro secretario general. Estamos en mejores condiciones que el 20 de diciembre. Los ciudadanos han visto en el PSOE un instrumento de cambio,que antepone los intereses generales a los particulares, que habla de soluciones y no de sillones, de propuestas y no de reproches. Doy un paso al frente y quiero volver a ser el candidato a la Presidencia del Gobierno”, ha señalado Sánchez, entre aplausos, durante una cumbre socialista que sentará las bases de las primarias, que no tendrán lugar al haber solo un candidato, y aprobará la decisión de la ejecutiva de repetir las listas y el programa de los últimos comicios.

El único interrogante sobre las candidaturas lo protagoniza Eduardo Madina, rival de Sánchez en la última carrera por el liderazgo del PSOE, quien en diciembre, cuando iba de número siete por Madrid, se quedó a las puertas del Congreso de los Diputados. Los barones más importantes, de la andaluza Díaz al extremeño Guillermo Fernández Vara, pasando por el asturiano Javier Fernández, quieren que Madina concurra en una posición en la que tenga el escaño asegurado. Pero la dirección no está por la labor de ceder.

 

LOS CIELOS Y EL INFIERNO

En un discurso de menos de 15 minutos, Sánchez también ha aprovechado para contestar a Pablo Iglesias, líder de Podemos, quien en una entrevista en EL PERIÓDICO señala: “Mi adversario es el PP, es Rajoy, no es Sánchez. Él y el PSOE tendrán que ser, espero que pronto, nuestros aliados. El objetivo es ganar al PP”. El mensaje del líder socialista ha sido similar. “El adversario no es Podemos, el adversario se llama desigualdad, se llama corrupción…”, ha dicho.

Aun así, gran parte de su intervenciaón ha estado destinada a cargar contra Mariano Rajoy, por la “desigualdad” de sus iniciativas en el Gobierno, la corrupción y su “incapacidad de diálogo”, y contra Iglesias, sin hacer ni una sola referencia a Albert Rivera, líder de Podemos, con quién alcanzó un acuerdo de investidura que solo sumaba 130 diputados. Recogiendo una conocida aspiración del líder de Podemos, Sánchez, responsabilizándole como siempre de la continuidad del líder del PP, ha explicado: “Queremos gobernar el futuro transformando el presente, mientras que otras izquierdas permiten que gobierne la derecha. Yo soy más humilde  que otros dirigentes, no aspiro a asaltar los cielos, sino a sacar a los españoles del infierno de la desigualdad”.

Sánchez, en una nueva comparación con Podemos, se ha presentado como el líder de una izquierda posibilista, con capacidad de sellar pactos a ambos lados de su proyecto. “Nosotros sí entendimos el mensaje que nos había trasladado la ciudadanía: abrir una nueva etapa y cambiar la forma de hacer política, dejando atrás el ‘y tú más’. Por eso tendimos puentes a nuestra derecha y nuestra izquierda. También entendimos que había que cumplir con la palabra dada. Dije que no iba a ser presidente a cualquier precio. No lo he sido con el apoyo de Podemos ni de formaciones independentistas, con los que no podemos compartir un proyecto de país porque quieren romperlo. El único camino posible era el de la unión de las tres fuerzas políticas que querían cambio”, ha argumentado.

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