Diario de Valladolid

MUNDO AGRARIO

El extensivo, en jaque por los pastos

Los ganaderos de Pinares y El Valle llevan más de 20 años solicitando a las administraciones que les incluyan en los expedientes las hectáreas reales de los montes que aprovechan

Félix Soria y Antonio Medrano, dos ganaderos de vacuno de extensivo de Pinares, en uno de los montes donde pastan sus animales. / HDS

Félix Soria y Antonio Medrano, dos ganaderos de vacuno de extensivo de Pinares, en uno de los montes donde pastan sus animales. / HDS

Publicado por
Irene Llorente Yoldi

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Llevan más de 20 años esperando el reconocimiento de los pastos en Pinares y El Valle , y aunque no cesan en su intento, cada vez son menos los ganaderos de extensivo que quedan en estas comarcas donde desde hace siglos se ha ejercido el manejo tradicional de animales de vacuno pero también de ovino. Copiso, siempre que ha tenido la ocasión, ha trasladado esta problemática a los máximos responsables del sector, tanto al consejero de Agricultura de la Junta, como al ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación , pero poco se ha avanzado al respecto. Hace unas semanas el consejo rector de la cooperativa soriana lo volvió a plantear aprovechando la visita del vicepresidente de la Junta a sus instalaciones. Y aseguran que seguirán insistiendo hasta que las administraciones garanticen con su apoyo la protección de este modelo de explotaciones, que sujeta buena parte de la estructura económica y poblacional de la provincia.

Los ganaderos no entienden el retraso de ese reconocimiento administrativo de las hectáreas reales de los pastos de los montes que aprovechan porque la normativa de la Unión Europea reconoce excepciones, y lo cierto es que las comarcas de Pinares y El Valle son una clara excepción , por su modelo tradicional de ganadería extensiva. Un sistema de manejo que además resulta vital para la sostenibilidad, conservación y limpieza de los montes sorianos, referencia nacional e internacional. «Aún entendemos menos que no reconozcan unas hectáreas de pastos que ya usamos. Aprovechamientos por los que, además, pagamos a los ayuntamientos», señala Félix Soria, ganadero de Abejar.

«Los pastos nos tienen crucificados. A base de protestar nos han fijado un animal por hectárea, pero son migajas». Cree que se podría incluir como una excepcionalidad de las que contempla la Unión Europea, al igual que en Andalucía las dehesas con encinas y robles: «Aquí es lo mismo, pero con pinos». 

Y es que existe una contradicción entre las consejerías de Medio Ambiente y Agricultura. La primera da licencia de pastos en estos terrenos de pinos para un número determinado de animales, pero Agricultura restringe porque no los considera terrenos pastables. En este sentido, Antonio Medrano, ganadero de Vinuesa, lamenta el abandono al extensivo por parte de las administraciones. Y recuerda que la línea de agroambientales tampoco contempla los pastos: «Apaga y vámonos. No podemos seguir mendigando las migajas». Asegura que ahora mismo el colectivo tiene más problemas y trabas con Agricultura que con los técnicos de Medio Ambiente, que «son muy conscientes de la trascendencia e importancia que tiene la presencia del ganado en los montes». 

En este sentido, Félix y Antonio plantean, como lo han hecho tantas otras veces en todas las instituciones a las que han llamado a las puertas, que Medio Ambiente podría delimitar cuántos animales caben en la dehesa, porque «ahora la PAC exige que los derechos estén ligados a las hectáreas». Félix pone su caso como ejemplo, con 100 vacas que pastan en 600 hectáreas. A la hora de cobrar, como máximo puede por 100 hectáreas, pero la realidad es que recorren todo el monte.

A su juicio, lo suyo sería que hubiera hecho un estudio para enviar a Europa donde se justificara que esto es una excepción. «De toda la vida el ganado de extensivo ha estado en Pinares y en El Valle porque son dehesas pastables. Pedimos el reconocimiento de lo que hay, pero seguimos igual». Es más, están convencidos de que la tramitación y reconocimiento de los pastos es una cuestión sencilla de resolver, con la buena voluntad y apoyo de la Junta y de la Delegación Territorial de Soria, porque la normativa lo permite. Pero insisten en que ya no hay tiempo que perder porque de lo contrario será demasiado tarde para muchos ganaderos. 

Entre Pinares y El Valle hay en torno a un centenar de ganaderos, la mayoría de vacuno, pero también de ovino. Y lamentan que el problema se haya ido acrecentando. «En vez de solucionar el problema lo han generado ellos. Es lamentable que llevemos 20 años pidiendo limosnas. Así no podemos vivir». Creen que sería tan fácil determinar cuántos animales caben en las dehesas que plantean los ganaderos. Incluso se podría cuadruplicar las hectáreas permitidas, con lo que para el sector sería un aliciente.

«Pedimos que se reconozca y se constate una realidad, que se refleje en los expedientes de aprovechamientos de pastos el equivalente a la carga ganadera que puede existir, lo que nos permitiría acceder a más ayudas económicas, y al mismo tiempo contribuiría a la supervivencia del sector ganadero extensivo soriano y, por tanto, al mantenimiento de nuestros pueblos. Porque casi todos los ganaderos vivimos en los pueblos donde tenemos nuestros animales». Sin olvidar la importante tarea que realiza la ganadería de extensivo en lo que se refiere a la limpieza de los montes.

Insisten en que deberían tener más consideración con todo lo que hace el ganado por los montes; es un contrasentido. «Llaman a las ayudas agroambientales y los que más cuidamos el monte quedamos excluidos. Ya no sabemos qué hacer». En este sentido, Félix insiste en que «tendríamos que empezar a hacer valer que los más ecológicos son los animales que limpian lo que no hacen otros. Si ha llegado hasta aquí es que es sostenible porque los ganaderos somos los que más nos preocupamos por el monte. Es nuestro medio de vida». 

Añaden que «si Europa no se da cuenta del beneficio de la ganadería en los montes no podemos funcionar. Nos están asfixiando. Que hagan como con la minería y se acabó. Hay jóvenes que empiezan con ilusión y se están arruinando. Llevamos mucho tiempo diciendo que sólo hacen parches. No sé qué esperan que hagamos».

A sus 61 años Antonio lamenta que se está perdiendo el manejo del ganado en extensivo. En su caso ya tiene relevo generacional, su hijo y su sobrino, pero cada día se pregunta si han hecho bien: «He intentado enseñarles todo lo que sé y es un oficio muy bonito. Pero es tan esclavo y está tan poco valorado que espero que puedan cambiar las cosas por ellos…».

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