Diario de Valladolid

MUNDO AGRARIO

La Comunidad dobla la producción de legumbres

El Día Internacional saca a la palestra la evolución del cultivo en Castilla y León, que incrementó la cosecha de alubias, lentejas y garbanzos un 92% en la última campaña con 33.793 toneladas / Junto a guisantes secos y los forrajeros superó las 96.000

Vainas verdes en un cultivo de garbanzos. PQS / CCO

Vainas verdes en un cultivo de garbanzos. PQS / CCO

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Santiago G. del Campo
Valladolid

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La evolución en la producción de legumbres pasó desapercibida en Castilla y León en la última campaña , seguramente eclipsada por el ‘ruido’ que causaron los problemas de los cultivos estrella, especialmente los cereales, que se anotaron una pésima cosecha debido a la acusada sequía. Con motivo del Día Internacional de las Legumbres, que se celebró el sábado, el incremento en superficie y producción de legumbres de consumo humano ha salido a la palestra.

Y es que en la última campaña, la 2022/2023, la producción de judías, lentejas y garbanzos prácticamente se duplicó respecto a la campaña anterior, con un total de 33.793 toneladas frente a las 17.629 de la 2021/2022, lo que supone 16.164 toneladas más, un incremento del 91,7% en términos relativos. Eso sí, hay que destacar que la cosecha anterior fue mala, al caer a esas 17.629 cuando suele acercarse a las 25.000.

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También es acusado el incremento en superficie de cultivo , que pasó de las 23.673 hectáreas de la campaña 2021/2022 a las 38.478. Se traduce en 14.805 hectáreas más, un repunte acusado del 62,6%. Esto son los números en lo que respecta únicamente a las legumbres mencionadas, sin tener en cuenta los guisantes secos y las legumbres forrajeras, siempre según los datos de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural. Si se une a las alubias, habas, lentejas y garbanzos los guisantes secos, la veza, el altramuz y los yeros, la producción de 2023 se eleva a las 96.360 toneladas de legumbres en Castilla y León, frente a las 88.227 del año anterior. Supone un repunte menor, en conjunto, pero también significativo, del 9,2%. 

Ese menor incremento se debe a una mala cosecha de guisantes , que casi doblaron su superficie pero recogieron menor cosecha. Así, en superficie de cultivo global sí se nota la subida, de las 110.509 hectáreas de todas las legumbres sembradas en la campaña 2021/2022 a las 179.437 de la 2022/2023, un 62,4% más. Todo ello da una idea del interés de los agricultores por el cultivo de legumbres, aun cuando las Organizaciones Profesionales Agrarias (Opas) pusieron de manifiesto durante toda la campaña la escasez de semilla.

Por cultivos , la Comunidad sembró un total de 4.850 hectáreas de judías secas, el 90,52% de ellas en la provincia de León (4.390); 13.119 hectáreas de lentejas, el 59,37% en Valladolid (7.789), seguida de Palencia, con el 14,67% (1.925) y 19.886 hectáreas de garbanzos, el 25,65% de ellos en Valladolid (5.101), el 22,69% en Salamanca (4.513) y el 15,98% en Zamora (3.177). En cuanto a la producción total, teniendo en cuenta los guisantes secos y los cultivos forrajeros, de las 179.437 hectáreas la mayor parte se cultivó en Valladolid, el 30,08% (53.967); seguida de Burgos, con el 13,36% (23.970) y Soria, con el 13,16% (23.622). 

Así, la provincia que más legumbres cultivó fue Valladolid . De esas 53.967 hectáreas la mayor parte fueron para el cultivo de guisantes secos (31.910 hectáreas), seguidos de lentejas (7.789), veza (6.791) y garbanzos (5.101). Menos superficie destinó a los yeros (2.369 hectáreas) mientras las habas secas y las judías secas fueron testimoniales, con cuatro y tres hectáreas respectivamente. Por contra, la que menos cultivó fue Ávila, con 5.709 hectáreas, de las que la mayor parte también fue para guisantes secos (2.958), seguidos de garbanzos (1.206), yeros (1.246), judías secas (126) veza (90) y lentejas (83). 

El incremento de superficie y producción se dio en consonancia con los intereses del sector. Según analizó Coag con motivo del Día Internacional de las Legumbres en la campaña anterior, los productores de Castilla y León querían doblar la producción, en consonancia con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de duplicar el consumo. Según datos de la Opa, el consumo de legumbres mueve en la Comunidad 65 millones de euros, y el sector cree que se puede crecer hasta las 50.000 hectáreas de alubias, lentejas y garbanzos en los próximos años «porque hay tierras, agricultores y mercado».

Calidad

Castilla y León es una de las principales productoras de legumbres de España , la que más figuras de calidad ha creado, hasta ocho, para protegerlas tanto en producción como en consumo. «Conforma un tejido que ante la celebración el 10 de febrero del Día Mundial de las Legumbres establecido por la FAO, organismo de las naciones unidas que trata sobre la alimentación en el mundo, es el momento óptimo para fotografiar y analizar su potencialidad», destaca Coag.

Aproximadamente un 30% de las legumbres de consumo humano están amparadas por sellos de calidad en Castilla y León, principalmente Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP), y el resto se vende sin protección. Según las estadísticas, en España se consumen 3,4 kilos de legumbres por persona y año, mientras la OMS recomienda un consumo por persona y año de entre 6 y 7 kilos para llevar una dieta equilibrada. En España, sigue analizando la Opa, en los años 50 del siglo pasado se consumían 13 kilos de legumbres por persona y año. «El crecimiento potencial es enorme», apunta la organización. 

Como se ha dicho, Castilla y León es la Comunidad que cuenta con mayor número de legumbres amparadas bajo una figura de calidad, un total de ocho. Cinco cuentan con garantía europea, todas ellas Indicación Geográfica Protegida (IGP). Cuentan con esta protección cinco legumbres: Judías del Barco de Ávila, Lenteja de La Armuña, Garbanzo de Fuentesaúco, Lenteja de Tierra de Campos y Alubia de La Bañeza-León.

Además, Castilla y León también cuenta con las marcas de garantía Garbanzo de Pedrosillo, Garbanzo de Valseca y Judión de La Granja. Todas ellas, a su vez, bajo la marca de garantía Tierra de Sabor, que comercializa más de 150 productos de legumbres, según datos del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl).

«Las legumbres ocupan un lugar muy importante en la agricultura de Castilla y León y su cultivo está muy consolidado dentro de la rotación tradicional de cultivos en la Comunidad», apunta la misma fuente. Es la primera región en superficie cultivada de judía seca, con alrededor del 73% del total nacional, y la segunda en garbanzo, con alrededor del 30% del total, únicamente por detrás de Andalucía.

El Itacyl ha registrado tres nuevas variedades comerciales de garbanzo denominadas Pirón, Tauritón y Úrbel. Con ellas, el Itacyl se ha convertido en el mayor generador de variedades de garbanzo a nivel nacional y uno de los mayores a nivel europeo.

Variedades

En total, el Itacyl tiene registradas 33 variedades de leguminosas: 6 de garbanzo (Cuaiz, Duratón, Garabito, Pirón, Úrbel y Tauritón), 5 de guisante proteaginoso (Cabestrón, Chicarrón, Luna, Viriato y Ucero), 18 de judía (Cotorrón, Tañoga, Almonga, Bolita, Cabramocha, Carazo, Cárdeno, Cavadilla, Corcal, Oracada, Orvillo, Morala, Rincada, Sestil, Sillar, Socueto, Tremeya y Trigaza), 2 de lenteja (Águeda y Guareña) y 2 de alverjón (Gario y Oberón).

Volviendo a los datos de Coag sobre la media de la superficie de leguminosas de consumo humano en los últimos años, casi el 40% de la superficie total de legumbres se concentra en la provincia de Valladolid, seguida de León con el 22%. El 90% de la superficie de alubias está en la provincia de León. Valladolid también concentra el 70% de la superficie de lentejas, seguida de Salamanca (10%) y Palencia (9%). El cultivo de garbanzos está más repartido: Salamanca (28%), Valladolid (27%) y Zamora (24%).

El pasado sábado, 10 de febrero, se celebró el Día Internacional de las Legumbres, declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 2016. La celebración pretende reconocer el potencial de las legumbres para contribuir al cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

«La celebración de este Día representa una oportunidad única para sensibilizar a la opinión pública sobre las legumbres y el papel fundamental que desempeñan en la transformación hacia unos sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles con miras a una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor, sin dejar a nadie atrás», apunta la FAO en su declaración.

Con la ayuda de gobiernos, el sector privado, Miembros y organizaciones asociadas, los jóvenes y la sociedad en general, la FAO se ocupa de facilitar la celebración de este Día internacional y apoya la producción y el consumo de legumbres como parte de los sistemas alimentarios sostenibles y las dietas saludables.

En el ámbito nacional, la Asociación de Legumbristas de España (Ale) ha salido a la palestra con motivo de la celebración para recordar el objetivo de recuperar los niveles de consumo recomendados por la OMS. Según la entidad, la tendencia es a ir mejorando las cifras de consumo, pero de forma muy lenta. «Estamos dentro de una tendencia hacia los nuevos productos demandados por el mercado, como las harinas de legumbre, la obtención de proteínas de origen vegetal… Son novedades que están en la base de ciertas innovaciones, como la elaboración de hamburguesas para veganos. Se trata de novedades que están muy bien, pero que dan la razón a quienes defendemos que vale la pena mirar un poco hacia atrás y no olvidar la cocina de nuestros abuelos, que estaba muy bien sustentada y que daba importancia a los platos de cuchara», señala Antonio Caballero, presidente de la Ale. «Las legumbres son alimentos para tiempos de crisis. Recuerdo que en casa de mis padres se guardaba un saco de lentejas y comíamos de ellas durante cinco años; estaban como el primer día», subraya. Médicos y nutricionistas coinciden con esa visión de la legumbre como fuente saludable de nutrientes, baja en colesterol y muy saciante.

Consumo

A juicio de Caballero, el que se recuperen o no las cifras de consumo «es cuestión de tiempo y de hacer bien las cosas. No podemos perder de vista que la legumbre representa una opción saludable, al mismo tiempo que ofrece fórmulas muy adecuadas para el día a día de nuestros hogares: son económicas y suponen un gran aliado en la gestión del tiempo. Por ejemplo, a poco hábiles que seamos en la cocina podemos elaborar un guiso en los veinte minutos que tardamos en desayunar». Y es que «en tan poco tiempo podemos ver resuelta la comida de varios días; por ejemplo haciendo un puré o mezclando esa legumbre con arroz, una combinación muy sencilla y que nos aportará todos los nutrientes que necesita nuestro organismo», recalca.

La Unión Europea impulsa las leguminosas porque favorecen la salud de los suelos agrícolas, requieren menos uso de fitosanitarios y menos fertilizantes. «Son una gran opción para la rotación de cultivos y, por cierto, el agricultor ve en ellas un aliado en tiempos de cambio climático porque son plantas de gran rusticidad, poco demandantes de agua», recuerda el presidente de la asociación.

Son decisiones que se han notado en las superficies de siembra, apunta la misma fuente. Según el avance ofrecido por el Ministerio de Agricultura en octubre de 2023, la alubia (o judía) creció el 11,8% respecto a 2022 en todo el territorio nacional. La lenteja creció el 3% y el garbanzo vio incrementada su superficie nada menos que en un 80,1%.

La asociación del sector considera que las legumbres son muy beneficiosas desde el punto de vista del medio ambiente, «entre otras cosas por su conocida capacidad para fijar en el suelo nitrógeno del aire». Además «son producciones de carácter social, que se consumen en abundancia en los llamados países en vías de desarrollo; son cultivos muy fáciles de sacar adelante y, por tanto, permiten alimentar a gran parte de la población. Asimismo, son alimentos muy fáciles de transportar y de conservar. Solo hay que tener en cuenta que, cuando se produce una situación de emergencia en algún punto del mundo, los alimentos que más llegan son el arroz y las legumbres», concluye.

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