Agricultura vuelve a ser la cenicienta de los Presupuestos
Tanto el Gobierno central como la Junta de Castilla y León vuelven a maltratar un año más al sector agrario. Los presupuestos presentados recientemente por las dos administraciones suben de forma considerable con respecto a los anteriores. Pero curiosamente, la partida dedicada a Agricultura apenas se incrementa. En un escenario de crisis alimentaria a nivel mundial, en el que los estocajes están bajando y los precios de los alimentos no dejan de subir, el no apostar de una forma decidida por el sector agrario me parece una absoluta irresponsabilidad. Somos uno de los motores económicos más importante de esta región. Sostenemos a una agroindustria y a un sector servicios muy potente que sin agricultores y ganaderos no existirían. No se quieren dar cuenta de que el campo está sufriendo una crisis muy profunda y que se están cayendo explotaciones. El aumento de los costes de producción se está llevando por delante a muchísima gente relativamente joven, que es irrecuperable. Estamos perdiendo tejido productivo y reduciendo la producción de una forma preocupante en sectores tan importantes como el sector lácteo. Sin embargo, a nuestros políticos les da lo mismo y nos siguen maltratando en los presupuestos. Estamos hartos de escuchar bonitas palabras, que somos muy importantes y estratégicos. Mientras que a la hora de repartir los dineros nos dejan las migajas. Se piensan que siempre vamos a estar tirando del carro, pero el carro cada vez pesa más y estamos ya muy hartos de trabajar tanto para ganar tan poco. La política se hace de dos maneras, una con presupuesto y la otra con el BOE o el BOCYL. Si una administración quiere realmente hacer política agraria necesita tener unos presupuestos potentes. Primero para ayudar a los sectores que peor lo están pasando y segundo para acometer reformas estructurales para encarar el futuro con ciertas garantías. En Castilla y León tenemos un gran potencial desde el punto de vista agrícola, pero para desarrollarle necesitamos un proyecto a medio plazo. Este proyecto debería tener como principal objetivo mantener los activos agrarios y no dejar cerrar explotaciones por crisis coyunturales. Necesitamos un plan de activación del sector ambicioso, que cuente con ayudas directas para amortiguar los costes de producción. No podemos apostarlo todo a que los agricultores y ganaderos sigan con su actividad, asumiendo el altísimo riesgo que supone producir con un aumento de los costes del 100%. Es un error dejar que se cierren explotaciones ganaderas y tener que importar productos de terceros países. La política agraria se debería escribir con mayúsculas y no ser la cenicienta del cuento. Estamos inmersos en una crisis alimentaria mundial y parece que a nuestros responsables políticos les importa poco. Posiblemente en Europa no falten alimentos, otro tema será de donde vengan, qué calidad tengan y cuál será el precio que tendremos que pagar. Esto es lo que tenemos. Qué penita.