PATATA
Galicia y Palencia, al rescate de la patata en Tozo, Valdelucio y Valdivia
APOYO Las compras de la Xunta y de la Diputación han permitido aligerar el almacén de la cooperativa Santa Isabel /Tan solo en la provincia Burgos, se han tenido que tirar en torno a seis millones de kilos
El cierre a cal y canto de negocios hosteleros tras la declaración del Estado de Alarma propició una crisis en cadena que ha afectado sobremanera al sector de la patata . Si no, que se lo cuenten a los socios de la cooperativa Santa Isabel , suministradora con 60 años de trayectoria a sus espaldas desde las comarcas de Valdelucio y Tozo en la provincia de Burgos y desde La Valdivia en tierras palentinas. En un abrir y cerrar de ojos, los almacenes repletos de género en perfecto estado y listo para su venta se quedaron tal y como estaban. Dar salida al producto en plena pandemia cuando los principales clientes están fuera de juego resulta imposible. Por suerte, el Gobierno autonómico de Galicia y la Diputación de Palencia salieron al rescate, en cierto modo, de los agricultores de la zona que se las veían y se las deseaban como nunca antes.
Lo que más le apena a José Daniel Bravo, agricultor de Villaescobedo y socio de la cooperativa, es que la Junta de Castilla y León no se haya implicado lo suficiente a la hora de ejercer presión para que las grandes superficies adquiriesen patata regional. Constantemente al teléfono desde los primeros compases de la pandemia, llegó incluso a hablar con varios almacenistas de la Comunidad para exponerles la situación. Pese a que «todo fue un paripé », agradece que Asaja haya hecho «fuerza» para frenar las pérdidas. De igual manera, ensalza el papel que ha jugado el Ejecutivo gallego durante la crisis del Covid-19 al «comprar 800.000 kilos» de patatas autóctonas y poner «al oreo» a las principales cadenas de súper e hipermercados. Tras apostar por lo local y «vaciar» buena parte de sus despensas, Santa Isabel se vio beneficiada y consiguió aligerar su carga. En paralelo, la Institución Provincial palentina «también se ha movido» mientras que en clave autonómica «se ha hecho un gran esfuerzo para no hacer nada».
Un agricultor de la comarca de Arlanza ha llegado a perder «más de un millón de kilos»
En un principio, los productores de la zona llegaron a tener «más de 12 millones de kilos paralizados». Afortunadamente, lograron deshacerse de bastante género -tal y como estaba el asunto- y al final «se ha tirado un 10 o un 15%» . Aún con todo, Bravo estima que en la provincia de Burgos se habrán desperdiciado en torno a «seis millones de kilos aproximadamente». O tal vez sean más, pues conoce el caso concreto de un agricultor de la comarca de Arlanza que se vio obligado a «tirar más de un millón de kilos». Sean cual sean las cifras, no hay que olvidar que desprenderse de tanta patata acarrea unos costes adicionales de transporte y almacenamiento en zonas autorizadas porque, como es lógico, «no se pueden enterrar en cualquier parte».
A raíz de lo sucedido con los grandes establecimientos durante la crisis del coronavirus, Bravo no oculta que existe «mucho desánimo en el sector». Lo único que piden los profesionales de Castilla y León es que «nos dejen estar» y, después, «ya nos romperemos la cabeza para competir». Por eso reclama a las administraciones que «apuesten por los productos de la zona» y se impida, en la medida de sus posibilidades, que «se sigan tirando toneladas de alimento nacional mientras vaciamos las despensas de otros aún siendo más caros».
Las lluvias han «paralizado» la siembra en la zona, que este año contará con 3.000 hectáreas
De cara a la próxima campaña, todavía es pronto para hablar de previsiones porque las siembras se encuentran en plena fase de arranque. Las lluvias de la primera semana de junio, sobre todo el tremendo chaparrón que inundó media capital burgalesa y también se dejó notar en la comarca, han «paralizado bastante» los trabajos y de momento «se ha sembrado muy poco». Tampoco pasa nada, pues se trata de una zona «muy tardía». En cuanto a la superficie, Bravo asegura que se destinará más o menos lo de siempre. Es decir, alrededor de 3.000 hectáreas cuyas cosechas, por norma general, tienen una amplia salida en el mercado.