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BALANCE

La lluvia, una mal aliada para cosechar nueces

Campaña La humedad del suelo rebaja la calidad de los frutos que caen y los descarta para la venta

Imagen de la explotación de Villagarcía de Campos, donde pueden verse las nueces en el suelo.-VALNUT

Publicado por
Elsa Ortiz

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Las nueces necesitaban el verano, lejos de tomarse unas vacaciones, para el llenado de sus mariposas y ahora ya están listas para echar a volar. Octubre encendió la mecha de la recogida en la provincia vallisoletana pero las lluvias que arrastra del mes anterior no se lo está poniendo nada fácil a sus agricultores que ya temen una repercusión en el balance final de la campaña por la gran cantidad de frutos que visten el suelo.

En Villagarcía de Campos, a pesar de tener que abrir el paraguas, las previsiones de «un año bastante normal» se cumplen, con las cosechas más tempranas, para Valnut. Salvando las temperaturas «muy altas» que reflejaron en julio, los mercurios se comportaron durante el resto del estivo con los nogales de Miguel Ángel Gutiérrez. Su desarrollo ha salido ileso «al no haberse dado episodios de vientos huracanados, pedriscos o heladas» con los que los hogares de las ardillas no hacen buenas migas. La normalidad también reina en cuanto a plagas y enfermedades, sin «ninguna incidencia destacable» sobre unos árboles que presumen de un «buen color». Pero sí hay algo que se ha salido de la misma: «las tormentas bastantes fuertes de septiembre», de las que todavía hoy resuena su eco.

A pesar de que son malas aliadas para la recogida, esta siguió el guión previsto. El equipo de Valnut saltó al campo en la segunda semana de octubre para recoger una primera variedad, según distingue su capitán; mientras que la Chandler aguardó siete días más, una vez recibido el visto bueno de la Virgen del Pilar. «Ambas son fechas normales para esta zona», sentencia Gutiérrez antes de estimar, con las labores ya finalizadas, unas seis toneladas por hectárea. Cuenta con 52, tras una reciente ampliación de 14. Por lo que la producción de esta marca, en cuyo nombre se funden los términos Valladolid y nuez en inglés reflejando la cabida de esta alternativa como cultivo en la provincia, ronda las 300 toneladas.

Despuntan los «buenos calibres y colores» externos pero especialmente internos pues, a diferencia de otros años, las nueces de Villagarcía de Campos presumen de «una mariposa muy blanca». Otro aspecto a destacar es el sabor, que en esta campaña «pica un poquito a dulce» resultando «muy agradable de comer». Mantienen intacta, por último, la facilidad al partirlas que las caracteriza.

En cuanto al «resto del proceso», Valnut ha cambiado la estrategia. En sus inicios, allá por 2004, las ventas no comenzaban hasta que no culminaba toda la recogida. Ahora van en cadena: cosechar, limpiar, quitar el pelón –la cáscara verde que las envuelve–, secar, calibrar, envasar y comercializar.

A la semana o diez días de empezar las labores del campo, una vez que la nuez está seca, estamos en el mercado por lo que ya está distribuida por todos los puntos», apunta González, quien considera que esta campaña es «un poco continuista en precios, quizá algo más estable» tras recuperarse del efecto Trump de la pasada.

CUENTAS MENOS CLARAS

Las cuentas no salen tan claras en otros puntos de Valladolid donde, aún sobre el terreno, se pelean con las precipitaciones. Óscar Mínguez preveía una campaña extraordinaria pero ahora, que la recolección intenta dar sus últimos coletazos, quita este adjetivo. El riego permitió «solventar las inclemencias climáticas» durante el verano que, por otro lado, «tampoco ha traído un calor extremo» en comparación con otros años.

La zancadilla en Bocos del Duero la ponen «las lluvias casi ininterrumpidas» que «no vienen nada bien para la recogida». De hecho, este joven ingeniero agrícola, que hace un lustro cogió el testigo de su padre, las responsabiliza de la dilatación en el tiempo del fin de la cosecha así como del temor de alcanzar «unos rendimientos bastante inferiores» a las tres toneladas esperadas. Mínguez explica que, a causa de las mismas, hay bastantes frutos en el suelo. «Si llevan muchos días, con tanta humedad, pierden calidad», asevera para concretar que este es motivo de descarte de cara a las ventas.

Nueces de la Ribera del Duero, firma detrás de la que se encuentra este bocense junto a Frutas Mi Capricho desde 2014, viene de dos campañas con una producción testimonial que esta, con las heladas a raya en sus 64 hectáreas, ansiaba un despunte. Pero las precipitaciones, que han cogido el relevo del hielo, no se lo están poniendo nada fácil. La comercialización de estas nueces, cuya primera toma de contacto con el terreno en Bocos tuvo lugar hace más de una década, se limita al ámbito nacional: Castilla y León –especialmente Valladolid, Burgos y León–, País Vasco, Asturias y Santander.

De puertas para afuera, Mínguez lamenta «la entrada de mucha nuez americana» que, además, llega «más cara que otros años» mientras en el país «siempre se intenta tirar a la baja de los precios». Con este telón de fondo, el joven denuncia el «abandono» en materia de subvenciones. «Estamos rodeados de viñedos que todos los años reciben importantes ayudas para ampliaciones y mejoras, mientras nosotros estamos un poco olvidados», reprocha antes de hacer hincapié en los robos. «La gente no es consciente del trabajo y el esfuerzo que hay detrás de este cultivo y aprovecha cualquier paseo para coger unas nueces», critica para terminar añadiendo a «las bandas organizadas» que luego destinan los hurtos «a la venta en mercadillos sin ningún control sanitario».

Con una recogida más tardía, que se hizo de rogar hasta finales de octubre, Juan Manuel Escudero lleva el 50% de terreno cosechado. Cuenta con cerca de 90 hectáreas en Piñel de Arriba, estando en producción una tercera parte de las mismas. De cada una de ellas espera unas tres toneladas una vez que consigan salir del atranco en el que les han colocado las lluvias. «No han afectado a la calidad pero sí ponen trabas a la recolección», apunta.

Esta campaña será la segunda que Nogales del Duero, que arrancó en 2007, salga al mercado y aún desconoce qué precio le espera. «Los comentarios que se oyen es que está un poquitín mejor que el año pasado, quizá unos 15 o 20 céntimos por encima», espeta antes de remarcar que la incertidumbre que rodea a los aranceles sobre los frutos secos de Estados Unidos deja «el tema en el aire».

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