Diario de Valladolid

LOS NIÑATOS

Tres niñatas con Denominación de Origen Cigales

Bea, Jessica y Laura, en una viña en vaso del Sombrío inscrita en la DO Cigales.E. M.

Javier Pérez Andrés
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Valladolid

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Que nadie se alarme del titular, lo han decidido ellas mismas. ‘Los Niñatos’ es la marca del vino y con ese guiño simpático aparecen en esta añada del 2025 con su vino de la añada del 2024 en el mercado. Juvenil y con esa fuerza que tiene lo nuevo, lo que empieza, pero que consigue el sueño que todos (ya veteranos) los que se han embarcado en esta aventura tenían por elaborar su propio vino y tener su propia marca. Y así nace un vino rosado que ya está en el mercado y que apenas pasa de 1.047 botellas. “Para empezar”. 

Tres mujeres que han dado el salto. Bea Lara es de la añada del 72, con la experiencia de muchos ciclos vegetativos al frente de una empresa de servicios de viticultura en la zona y de familia de agricultores; Jessica Gómez estudió Agrónomos, es de la añada del 84 y sigue vinculada al sector trabajando en una asociación agraria, y Laura Peinador, de la añada del 81, aporta su larga experiencia en la venta de vinos de calidad, pues dirigió una vinoteca durante muchos años en Valladolid: se llamaba ‘De uvas a brevas’. 

Las tres mujeres tienen fuertes vínculos con la viña y con el vino en el territorio de la Denominación de Origen Cigales. Una iniciativa que comparten con sus parejas, todos ellos, también vinculados al mundo de la enología y de la viticultura. Pero ellas son la cara de ‘Los Niñatos’, que se presenta en sociedad con un vino rosado elaborado con las uvas de un majuelo en vaso ubicado en Fuensaldaña, en el pago de El Sombrío, cuyas viñas se plantaron en la añada de 1945, de ahí que utilicen la variedad de castas blancas y tintas como la Huerta del Rey, jerez (palomino), albillo, garnacha gris, garnacha tinta y tempranillo, entre otras. Una viña que les proporciona ese cóctel de variedades que hacen de los modernos jóvenes rosados de Cigales unos vinos con alma de clarete y registros sensoriales con matices actuales

Las tres “niñatas”, a pesar de su experiencia, parecen adolescentes llenas de entusiasmo y se deshacen en agradecimientos a todos los que les han ayudado en esta aventura que apenas pasa de mil botellas y de la producción de una hectárea, más o menos, de viñedo. Por eso, no olvidan a Dani Esteve, a Sergio, a Cecoga, a Angelito el de Fuensaldaña y a la familia de Rodrigo por apoyarlas en todo, como asegura Bea, en el relato de los inicios del proyecto.

Así comienza un proyecto que, tarde o temprano, acabará con una bodega propia con más variedad de vinos, con más hectáreas. Ahora solo cuentan con un majuelo pequeño y familiar. La parte más importante, que era dónde elaborar el vino, tuvo una buena solución, pues José Manuel y Juan Carlos Iglesias, los nietos de Plácido e hijos de Rufino Iglesias, ponen a su disposición el lagar y la tecnología de su bodega, donde nace cada año el Carratraviesa. José Manuel fue el último enólogo que se licenció en Tomelloso y es un veterano profesional de enología en la zona. 

Y esta es la historia, por ahora, casi diminuta de tres mujeres a las que no le importa ser las “niñatas” en la elaboración de vino con denominación de origen, pero con conocimiento, espíritu emprendedor y experiencia, además de tener claro que la mejor manera de expresar su origen cultural en un territorio era elaborar un vino moderno con uvas de viña vieja. 

Suerte, bienvenidas al campo de batalla de los vinos de calidad de Castilla y León. No dudo que, algún día, la foto será, además de en la viña, ante la fachada de la nueva bodega. Por ahora, ahí está ese rosado minoritario que sale a 22 euros la botella y se salta las franjas normales del mercado. Un vino multivarietal que pasa cuatro meses por barrica nueva de roble español y llega a la copa conservando buena parte de su potencial primario con sutiles notas de su paso por duela. Niñatas, pero valientes, sin duda.

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