Diario de Valladolid

SEVERINO SANZ

‘La viga en el ojo’ del hijo de Severino en Montejo: el paraíso del Duero

José Félix Sanz al frente de la bodega familiar, y la responsable de enoturismo, Teresa Sanz, nieta de Severino, en la sala que acoge el museo de las vigas de lagar.E.M.

Publicado por
Javier Pérez Andrés
Valladolid

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A simple vista puede parecer una bodega más de la Ribera del Duero. Pero no. La bodega de Severino, asentada en la orilla del Riaza, es la más original e interesante por su emplazamiento, un espacio natural protegido en el que se encuentra la mayor colonia y concentración de buitres leonados de Europa. Ojo a este dato. La bodega y el entorno, donde nacen y se crían sus vinos y tiene lugar el ciclo vegetativo de sus cepas, conviven con unos vecinos únicos: los alados buitres, alimoches, búhos reales y con otras especies como los corzos y los jabalíes. 

Estamos en el Parque Natural Hoces del río Riaza. Un activo de extraordinaria importancia, pues garantiza el cultivo de la vid y la conservación del vino, un clima sano y un aire paradisíaco. El hijo de Severino, José Félix, y su nieta, Teresa, están al frente de una bodega que satisface casi todos los frentes enológicos con vinos muy actuales y prácticas vitícolas con viñas en vaso, en espaldera, en suelos y terruños distintos. Además, su oferta enoturística une a la visita a las viñas la de la Casa del Parque. 

Los visitantes pueden disfrutar de unas instalaciones capaces de albergar banquetes y una amplia agenda de actos culturales, catas didácticas, degustaciones gastronómicas, conferencias o jornadas de estudio y de empresa. La estrella de la bodega es la colección privada, que se ha convertido en una oferta museística única, pues contiene la mayor cantidad de vigas de lagar expuestas, con ejemplares reales de prensas romanas. Solo uno de Bilbao puede conseguir algo así y ese el motor de esta locomotora imparable. José Félix Sanz, empresario vasco y segoviano de raíz que, con mucha inversión, tiempo, pasión y paciencia, ha conseguido que el sueño de su familia hoy sea una realidad. 

La dirección técnica está en manos del curtido y veterano enólogo ribereño Emmanuel Ibars. La gestión cultural y enoturística, de Teresa Sanz, que suma a sus cometidos en la empresa familiar su formación como graduada y doctora en Ciencias Ambientales, unida a su vinculación a la danza, la música y al teatro pues, además, cuenta con formación como actriz y dramaturga. Sin olvidar que también es sumiller. Todo ello construye un relato único en el Duero que se acrecienta con la agenda cultural próxima. 

Conozco este lugar desde hace más de 25 años. He seguido de cerca la trayectoria que iniciaron los hijos de Severino al decidirse a comprar y a plantar viñas, cultivar las que tenían, elaborar vinos y contribuir al desarrollo rural en su pueblo, construyendo una bodega capaz de fermentar, elaborar tintos, rosados y blancos y envejecer los Murón, tintos de tempranillo segoviano. Para ello, las instalaciones -planificadas hace muchos años- ofrecen al visitante grandes salones, asador, oferta cultural y, además, en Aranda de Duero, a apenas 20 minutos de Montejo, funciona con éxito el Lagar de Severino, un asador parrilla con un comedor atravesado por una enorme viga de lagar, como es obligado en esta familia. La bodega cuenta con cerca de 30 hectáreas de viñedo propio. Incluye viñas en las zonas altas del Duero, en el entorno de Fuentenebro.

Comercializa en torno a 200.000 botellas y ofrece al profesional y al consumidor sus vinos Murón, desde jóvenes muy frutales hasta rosados aromáticos, un blanco acorde al momento enológico del Ribera y unos tintos de tempranillo envejecidos en roble con clarísimos registros sensoriales del Duero. Sin duda, una bodega que merece la pena visitar y conocer en la Ribera del Duero, recordando que, desde arriba, haciendo círculos en las térmicas, os saludarán los buitres leonados con sus dos metros y medio de envergadura alar y podréis comprobar “las vigas en los ojos de José Félix”, el hijo de Severino.

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