Diario de Valladolid

el barco del corneta (valladolid)

Marineros de tierra adentro

Beatriz Herranz y Félix Crespo amplían la familia de Tres Navíos con un tinto fresco de Cigales que ya está disponible en el mercado

Beatriz Herranz y Félix Crespo,  de El Barco del Corneta amplían el portfolio con Tres Navíos.  / La Posada

Beatriz Herranz y Félix Crespo, de El Barco del Corneta amplían el portfolio con Tres Navíos. / La Posada

Publicado por
Henar Martín Puentes

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Son enólogos, enamorados del terroir único que habla de un territorio, La Seca y una uva, la verdejo. En 2007 Beatriz puso en marcha su proyecto personal, El Barco del Corneta, en un viñedo familiar de este enclave de la DO Rueda, llevando prácticas de la agricultura ecológica que poco a poco se ha ido ganando un espacio propio. En 2016 se unió el otro ‘marinero’, Félix Crespo, dando personalidad propia en un proyecto personal que buscaba dignificar esta uva autóctona en dos botellas –El Barco del Corneta y ‘Cucú cantaba la Rana’– a los que se fueron sumando nuevos vinos con la trilogía ‘Los Parajes del Infierno’, procedentes de viñas de más de 100 años.  Desde entonces navegan viento en popa a toda vela dando forma a nuevas creaciones. 

El pasado año, coincidiendo con las navidades, volvieron a sorprender con un nuevo vino Tres Navíos, un clarete de guarda con el que reivindican las bondades de esta zona de Cigales (Valladolid) que se emplaza entre Cubillas de Santa Marta y Trigueros del Valle. «Aquí encontramos los suelos y características del Duero y no tiene nada que envidiar a otras regiones vinícolas colindantes», comentaba entonces Félix Crespo, uno de los dos ‘patrones’ de este barco que navega a contracorriente aguas mar adentro y que ha demostrado en este tiempo que se pueden hacer cosas singulares.  

En Tres Navíos han unido sus conocimientos con el amor por el viñedo de los hermanos Ismael y Noelia Revilla, propietarios del Pago Sallana, donde se ubican las cepas. «Encontrar unas viñas como estas y un viticultor que las trabaje así, con este cariño, que además lo transmite, y poder hacer un clarete de calidad… Es una maravilla», añade Beatriz.

UN TINTO FRESCO

De nuevo vuelven a sorprender con un tinto de majuelos tradicionales, de viñas viejas situadas a 800 metros, con viñas coplantadas variedades blancas y tintas trabajadas de forma ecológica y sostenible; la particularidad es que, además de la uva tempranillo, también hay garnacha gris, garnacha tintorera, bobal, etc. «La calidad de las viñas de Cigales está fuera de toda duda, su terroir –altitud, suelos...- es ideal para elaborar grandes claretes, pero también tiene todos los ingredientes para crear grandes tintos. No sólo es sabido y valorado por los viticultores y bodegueros del territorio, sino también de otras zonas colindantes del valle del Duero, quienes tenemos una gran estima a esta región vitivinícola por sus cualidades», afirman.

Se trata de un tinto fresco y complejo de distintas variedades que tras la fermentación espontánea se somete a crianza en barricas usadas de roble francés de 600 litros durante 15 meses. «Lo que hacemos es rescatar ese patrimonio. No nos limitamos solo al tempranillo sino que ampliamos el horizonte conla garnacha o la bobal».

Un field blend del que han salido 1.200 botellas. «Estamos encantados con el feedback que estamos recibiendo del público. Esperamos seguir afianzándose en nuevos proyectos así».  

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