Diario de Valladolid

Un Fariña atrapado entre Babilonia y el Duero

Abadía de Aribayos

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Publicado por
Javier Pérez Andrés

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Mesopotamia es su vino, Toro, su origen y Fariña, la saga a la que pertenece. Su corazón, repartido entre la uva, el lúpulo y el dulce amargor de su vermut. Ha ido consolidando su proyecto enológico en Moraleja del Vino. Bernardo Fariña y Adela Martínez, ambos enólogos, nacidos en las añadas del 71 y en 73, están unidos por el Duero zamorano y burgalés. Juntos, a partir del 2013, diversificarían su apuesta enológica compartiendo la elaboración de vinos con la fabricación de cerveza, vermut y espumosos, siempre con un protagonismo claro del tinto y, por extensión, de los tempranillos.

El reto de la cerveza y el vermut no ha arrinconado el factor principal de su apuesta enológica: el vino tranquilo. En este caso Mesopotamia, la marca que identificó a Bernardo en solitario, tras iniciar su andadura fuera de Bodegas Fariña, en la que aprendió al lado de Manolo Fariña, su padre. La sonoridad de la marca, un guiño al paraíso entre el Tigris y el Éufrates en plan tierra prometida. Aún recuerdo cuando nacía este vino en el arribe zamorano y Bernardo defendía con orgullo ese toque babilónico. Hoy, el tinto Mesopotamia llega al mercado con dos cuadros sensoriales diferentes, roble y crianza ambos con DO Toro y sobre la base de la casta tinta de Toro. Por otro lado, desde la bodega de Moraleja, Adela y Bernardo asesoran en el proyecto de la bodega Dominio de la Sierra (DO Sierra de Salamanca) donde elaboran y crían tintos como Momentum (tempranillo y rufete) y Dominium, varietal de uva tinta rufete envejecido con nuevas barricas de roble galo de 400 litros.

Bernardo fue también el creador de un coupage muy original que, tras pasar un tiempo prudente en barrica, salió al mercado como la etiqueta de cinco DO, una aventura en la que ensambló vino de cinco zonas y cinco castas: mencía (DO Bierzo), tinta de Toro (DO Toro), tempranillo (DO Tierra del vino de Zamora), Juan García (DO Arribes) y tinto fino (DO Ribera del Duero). En este momento, desde su pequeña bodega Abadía de Aribayos, producen alrededor de 15.000 botellas de vino tinto, unas 15.000 unidades de cerveza y una pequeña parte de vermut y vino espumoso. Toda una hazaña si tenemos en cuenta que, para todas estas bebidas fermentadas, han aplicado técnica de rabiosa actualidad buscando esa diferencia que ha roto con los patrones habituales de la cerveza monocolor y rubia y del vermut con su fórmula tradicional de la firma de Turín, fundada por Alexandro Martini en el último cuarto del siglo XIX.

En esta última década ha surgido una gran actividad y centenares de marcas que inundan el mercado. Todas contienen en su composición base de vino. En este caso, Bernardo sale al mercado con su vermú ‘rosado’ Pink, elaborado con base de vino y una «cuidada selección de botánicos y frutas» con su consiguiente porción de ajenjo y genciana, para garantizar el amargor perseguido y, en la trastienda de su músculo sensorial, la uva verdejo. Además del vermut tinto denominado TTO Rojo Aribayos, con vino base de tempranillo y verdejo. Sin duda, una oferta que tiene su nicho en el mercado actual de las bebidas. En cuanto a la cerveza, Bernardo y Adela apostaron fuerte y se decantaron por cervezas más concentradas y con notas lupuladas y frutales logrando persistencia, espuma, abundante cremosidad, como es el caso de la Mesopotamia Ale.

Otra opción es la Imperial Stout, que se obtiene tras la refermentación natural en botella de malta de cebada (varias maltas y lúpulos diferentes). El resultado, un abanico de aromas y tipos de cerveza con más color, cremosidad, y toques de café o regaliz con 8% vol. Estas entre otras cervezas que llevan varios años en el mercado con buena aceptación.

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