Diario de Valladolid

Una empresa con alma rural

GRUPO COPESE (COCA, SEGOVIA) En 45 años de historia Grupo Copese ha pasado de ser una fábrica de piensos a una empres a cárnica referente en el sector que cría cerdos y elabora embutidos y transformados desde Coca (Segovia)

copese 2

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Henar Martín Puentes

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Se consideran gente de pueblo sin complejos, defensores del espíritu auténtico del mundo rural. Y esa mirada a sus raíces que se anclan en la localidad de Coca (Segovia) hace 45 años lo lleva por bandera esta empresa que es hoy un referente nacional del sector porcino. En este tiempo, Grupo Alimentario Copese ha ido evolucionando como modelo de negocio.

De ser un modesta fábrica de piensos que nació en diciembre de 1976 –en los albores de la democracia– con 3 empleados y 35 millones de pesetas de inversión inicial para abastecer a las granjas y a otros clientes de la zona, es hoy un proyecto empresarial consolidado que factura más de 66 millones de euros y genera más de 300 empleos directos y 150 indirectos. «La fórmula no ha sido otra que el emprendimiento constante y el trabajo con realismo, adaptándonos siempre a los tiempos, y agregando eslabones de la cadena al negocio, para acabar verticalizando toda la cadena de valor del porcino, desde los piensos hasta el plato cocinado», afirma José Muñoz, Consejero Delegado del holding agroalimentario. Dicen en las casas donde se ha vivido la matanza que del cerdo se aprovecha hasta los andares. En Grupo Copese lo saben bien. Controlan todo el proceso de cría, sacrificio y procesado del cerdo desde el origen. Un proceso integrado de producción sin el cual  sería imposible asumir el reto de la calidad y la trazabilidad que la firma lleva en su ADN.  MARCA ERESMA 

Uno de los grandes saltos del grupo empresarial lo da en 1993, con el lanzamiento de su marca Eresma, con la que el grupo comienza la transformación de una parte de la producción en jamones, embutidos despiece y canales. Ese mismo año, preocupados por lograr los máximos estándares de calidad, crean el centro de selección porcina. «Nuestros exhaustivos parámetros de control y calidad, aplicados desde la crianza en nuestras propias granjas, nos permiten seleccionar y destinar sólo los animales idóneos para obtener la mejor carne».

Desde entonces, su cartera de productos no ha parado de crecer abarcando en la actualidad carnes frescas, jamones, paletas, y embutidos que comercializan bajo la marca Eresma. «Nuestros productos se distinguen por la crianza propia de ganado en las granjas del grupo, todas ellas situadas próximas a la cuenca del río Eresma». 

Toda la actividad de la compañía está centrada en el sector primario, favoreciendo la explotación de los recursos naturales de su zona de actuación — Coca y pueblos de alrededor, situados en las provincias de Segovia, Ávila y Valladolid—. MOTOR DE EMPLEO RURAL 

Cuentan con veinte granjas propias, reproductoras de porcino y de engorde, a las que se suman más de cuarenta y cinco de engorde en régimen de integración. Todas ellas están reguladas por su exclusivo ‘Sistema Integrado de Control y Crianzas con Trazabilidad’ —asegurando la rigurosidad en todos los procesos productivos del grupo—. «Trabajamos  con ganaderos integrados en nuestra cadena de producción, de forma les entregamos los animales, el pienso y los servicios veterinarios, y ellos nos prestan el servicio de instalación y mano de obra para el cuidado de los animales. De esta forma creamos además puestos de trabajo indirectos, que asientan población en las zonas rurales, en lo que actualmente denominamos la ‘España Vaciada’», sostiene. 

El nombre de la marca no es baladí. Las aguas de este río afluente del Duero han sido testigo de la historia de la localidad segoviana de Coca. La historia de la villa y de sus gentes no se entenderían sin el ‘Puente Grande’ que sirve de acceso al pueblo y que fue mandado construir en el siglo XVIII sobre uno anterior de origen romano. Un símbolo que ha servido como imagen corporativa a la firma Eresma en todo este tiempo. «Para nosotros es un alegato a nuestro origen». Una bandera que lucen con orgullo por la dignificación de las gentes que viven en estos entornos rurales. «A los pueblos no van a venir las grandes industrias a crear empleo y ofrecer estabilidad a la población. En los pueblos vivimos de la agricultura y la ganadería, y estas junto a las agroalimentarias son las industrias que se pueden asentar en estas zonas rurales. Los pueblos no pueden vivir solo del turismo rural y del senderismo que debemos cuidar sí, pero siendo realistas creando empleo de calidad que no solamente tenga que ver con los servicios de turismo».   

La firma controla prácticamente al 100% el proceso de producción a través de diferentes áreas de negocio —genética, piensos, cerdos vivos, terneros, productos frescos y transformados—. Un ciclo completo cerrado que ha dado sus frutos. Este 2021 tienen previsto cerrar el ejercicio con 80 millones de facturación y una plantilla que alcanza los 350 empleos directos más de 150 indirectos. «El objetivo a 2025 es estar en una facturación de 120 millones», añade el directivo. Por el momento van a buen ritmo para lograr este objetivo. Durante el primer semestre del año alcanzó una facturación de 38 millones de euros, lo que supone un incremento del 23% con respecto al mismo periodo del año anterior. Y si miramos atrás, han logrado duplicar la facturación en los últimos nueve años, ¿la fórmula?  Llevar a cabo una mezcla de crecimiento orgánico e inorgánico, tal y como ellos mismos explican. «A través de potenciar la industria cárnica, hasta dejar en menos de 10 años las instalaciones de sacrificio y despiece pequeñas para nuestra producción.

Esto nos obliga a plantear una gran inversión en dicha industria, que finalmente desemboca en la adquisición del centro cárnico de Villacastín, para trasladar nuestra actividad y seguir creciendo como lo hemos hecho en 2020 y 2021, a pesar de la Covid-19. Este crecimiento en la actividad cárnica lo complementamos con un crecimiento inorgánico a través de la adquisición de cuatro empresas de producción de porcino que duplican nuestra capacidad de producción de cerdos y además potencian la fábrica de piensos, obligándonos a construir una nueva que ponemos en marcha en abril de 2020, en pleno confinamiento».

 

Desde Segovia abastecen a todo el territorio nacional donde destacan en el mercado dos productos, el jamón gran reserva y los tarros de lomo frito. «También la calidad de nuestra carne fresca es apreciada por los carniceros y cocineros, gracias a nuestras razas y la edad al sacrificio, o que la convierte en “el buey del porcino», sostienen. 

La exportación es una pieza clave en sus cifras económicas. Sus productos viajan hasta Sudáfrica, Hong Kong, Costa de Marfil, El Congo, Filipinas, Holanda, Portugal y Lituania y en el horizonte ya miran a otros destinos donde quieren hacer llegar sus jamones, paletas y embutidos. «Estamos pendientes de conquistar Japón y Corea por nuestra calidad que es muy apreciada en estos países, y China por el volumen que tienen de compra», señalan. Este año ha logrado los certificados internacionales Featured Standards (IFS) y British Retail Consortium (BRC), unos sellos de calidad que sirven para garantizar la seguridad en sus productos alimentarios y continuar con su expansión en el mercado internacional.

La línea de negocio se ha ido ampliando al sector vacuno, donde han implementado su experiencia y conocimiento del porcino. En 2013 comienza su experiencia comercializando vacuno en vivo como servicio a sus clientes de piensos. Y en 2017 da un nuevo salto y comienza la comercialización de carne de vacuno como vía de diversificación dentro del sector agroalimentario. INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO

Y en esta cadena que abarca el sector primario –a través del cuidado y cría del animal en las granjas– hasta el sector industrial, con el procesado y transformación de los productos derivados,  nada sería posible sin el esfuerzo en investigación y desarrollo, un eslabón básico para que el engranaje funcione. «La innovación es imprescindible en una empresa, y más en la actualidad. Tratamos de innovar en todo, desde las razas más convenientes de cerdos y su alimentación para seguir mejorando la calidad cárnica, hasta la tecnología de producción para mantener esta calidad en el proceso de su transformación en carne», apostilla. Más de 100 proyectos avalan su inquietud constante por la mejora de los productos,  estando a la vanguardia en Investigación y Desarrollo. Varios de ellos han sido distinguidos con la categoría ‘Eureka’ de la Unión Europea que tiene como objeto impulsar la competitividad de las empresas . 

«Si queremos crecer como tenemos previsto, debemos seguir innovando y sacando nuevos productos que nos ayuden a alcanzar nuestros objetivos, pero no tenemos como objetivo saltar a otros sectores que no sean los nuestros, ni adquirir nuevas plantas». 

En este sentido la compañía tiene previsto invertir en I+D con el objetivo de desarrollar una línea de cuarta y quinta gama que responda a las necesidades de un mercado que cada vez tiene menos tiempo de cocinar. 

Del mismo modo, la empresa potenciará la línea de vacuno para que —siguiendo la experiencia de la marca con el porcino— se convierta en la segunda línea de negocio de la compañía por volumen de facturación. 

Y junto a ello ha abierto una ventana  ante cualquier necesidad ganadera relacionada con el porcino en la región a través de Copese&Co, un programa dirigido a los ganaderos libres con el objetivo de que se sientan seguros y respaldados a la hora de comprar y vender a un precio justo y rentable. UN CICLO COMPLETO CERRADO QUE VA DE LA GRANJA A LA MESA 

Grupo Copese lleva a cabo un ciclo completo desde las 20 granjas propias reproductoras de porcino y de cebo a los que se suman más de 45 granjas integradas. Todas ellas están reguladas por un exclusivo ‘Sistema Integrado de Control y Crianzas con Trazabilidad’.

El centro de procesado cárnico Hola Food ubicado en la localidad segoviana de Villacastín es un punto estratégico donde procesan y controlan de sus productos. Las instalaciones integran sala de sacrificio, salas de despiece, secaderos y bodegas de jamones y paletas con capacidad para albergar 240.000 piezas. Cuenta con los certificados de calidad y seguridad alimentaria: Internationales Featured Standards (IFS) y Brand Reputation Compliance Global Standards (BRCGS). Los planes de negocio de esta industria contempla alcanzar en 2025 una facturación de 25 millones de euros. Este ejercicio tienen previsto alcanzar los 80 millones de facturación y una plantilla de más de 300 empleados. 

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