Diario de Valladolid

Caserío de Dueñas

Vinos ‘de caserío’ a orillas del Zapardiel

La enóloga Almudena Alberca, en el viñedo situado junto a la ermita, en la Finca Caserío de Dueñas.-ARGICOMUNICACIÓN

La enóloga Almudena Alberca, en el viñedo situado junto a la ermita, en la Finca Caserío de Dueñas.-ARGICOMUNICACIÓN

Publicado por
Javier Pérez Andrés

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Almudena Alberca, sayaguesa de corazón y salmantina de nacimiento es, ante todo, una hija del Duero. Pertenece a esa hornada de jóvenes de los 90 que se formaron con un pie en el Duero y otro en distintas zonas del mundo, pero que hoy trabajan en su tierra. Almudena está al frente de la dirección técnica de las tres bodegas del grupo Bodegas Palacio 1894 en Castilla y León: Viña Mayor (DO Ribera del Duero); Caserío de Dueñas (DO Rueda); y Anzil (DO Toro). Almudena Alberca es una joven enóloga muy cotizada, con un aval que la distingue, pues está a punto de convertirse en la primera mujer enóloga con el título internacional ‘Master of Wine’.

Durante los últimos años, en los que ha ocupado cargos de responsabilidad en distintas bodegas de Castilla y León, Almudena Alberca ha alternado su trabajo con la dura preparación del cotizado máster. Hoy, dirige equipos en viña y bodega de tres de las cinco empresas del grupo Bodegas Palacio, y ha sido la encargada de diseñar los nuevos aires sensoriales de los Viña Mayor, los Anzil, la última serie de La Poda y los blancos de sauvignon y verdejo de Caserío de Dueñas, cuyos jóvenes estos días salen a los mercados nacionales.

La bodega cuenta con 300 hectáreas de viñedo, de las que 160 son de uva tinta y, el resto, verdejo y sauvignon blanc. De las uvas blancas en espaldera, Almudena Alberca selecciona las partidas con las que elabora los verdejos, sauvignon y los blancos fermentados en barrica con DO, que alcanzan una media de medio millón de botellas al año. La uva de vasos viejos segovianos se destina a vinos exclusivos. Ella misma define el proyecto como «boutique dentro de una gran bodega». El resto de las uvas se destina a otras bodegas del grupo. Para Almudena, la edad del viñedo, su sanidad, vigor con casi 20 años, los suelos de cascajo y arenosos, y unas plantaciones en espaldera en una viña muy concentrada y a pie de lagar permiten obtener el diferencial en la copa.

Almudena Alberca cuenta con un veterano equipo ligado a la firma desde su creación, a finales de los 90. Mónica Martín, en el laboratorio; Ana Pérez, en administración; el enólogo navarrés Miguel Ángel Fernández, en bodega; y Miguel Ángel González, al frente de la viticultura desde el inicio de las plantaciones, además de Eusebio Juan, que trabajó en la finca en épocas anteriores. La bodega genera hoy nueve puestos de trabajo fijos, además de los discontinuos, que generan mucho empleo en prácticas culturales y de bodega a lo largo del año.

Poco se podría imaginar este grupo de jóvenes que hoy trabaja en el Caserío de Dueñas la historia del terruño y las tierras que pisan, hoy plantadas de viñedo y con un buen futuro por delante. El caserío, conocido en la zona como la Dueña de Arriba, se une al de la Dueña de Abajo y, un poco más allá, al enclave –y caserío también– llamado Carrión y Casamacho. Junto al de Romanistardo, todos fueron, hace un siglo, bulliciosos lugares habitados por familias que trabajaban el campo. Tareas duras de aquel campesinado, que se valió de mulas y arados, bueyes y trillos para subsistir –entre una amplia cabaña de vacuno y de ovino– hasta que la avaricia de los amos y los nuevos tiempos les llevaron a fundar el actual pueblo de Villaverde de Medina, donde viven hoy muchos de los hijos y nietos de aquellos habitantes de los caseríos del Zapardiel.

Los caseríos se reparten a ambos lados del río Zapardiel, famélico y seco, pero bravo en las riadas, y con alguna tragedia en su cuaderno de bitácora, como la de aquel vendaval que empujó a la corriente del río al molinero y su familia a finales de los años 20 del siglo pasado. Cada caserío, una ermita, y algunas de ellas, como la de las Dueñas de Arriba, muy concurrida por labradores del entorno. De hecho, la actual bodega conserva, bajo la pequeña iglesia, una cavidad subterránea. Lo más curioso es que, en los años 70, casi había desaparecido todo el viñedo en el término municipal de Villaverde de Medina. Paradojas de la época. Un cuarto de siglo después, se acercan a las 3.000 hectáreas de viñedo, que han devuelto a esta población de la Tierra de Medina la estampa de finales del siglo XIX –antes de la filoxera–, cuando el 70% de su territorio era viñedo.

Esta es, posiblemente, la mejor aportación a la raíz y al vínculo con la tierra de la moderna bodega Caserío de Dueñas, que pertenece al Grupo Palacio. Conserva los edificios del antiguo caserío, incluida la casa de los amos y las pequeñas viviendas de los campesinos. Las obras de la actual bodega, realizadas a principios de 2000, respetaron la arquitectura de la zona. Sus vinos llevan el alma y el sello de ‘caserío’, como marca la etiqueta.

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