ACEBAL DE GARAGÜETA (SORIA)
Un bosque singular
Más de 400 hectáreas de bosque hacen que sea el de mayor extensión de Europa de esta especie y forma parte de la identidad de las Tierras Altas sorianas
La Reserva Natural del Acebal de Garagüeta (Soria) ofrece uno de los bosques más singulares de toda Europa. En él no sólo se erige en protagonista una especie protegida, escasa y archiconocida, sino que además lo hace demostrando que la interacción con el ser humano es beneficiosa si se realiza con criterios de sostenibilidad.
Enclavado en el Sistema Ibérico, el Acebal de Garagüeta es la mayor extensión de Ilex Aquifolium del continente con más de 400 hectáreas de extensión. El acebo se ha convertido en uno de los símbolos de la Navidad, pero aquí va más allá de una imagen típica para convertirse en el hábitat de numerosas especies, incluyendo los bípedos implumes de Platón.
La ganadería extensiva ha ido moldeando poco a poco el paisaje de la zona, Tierras Altas, una de las áreas más despobladas de Europa. Las ovejas fueron la forma de sustentarse durante siglos –hoy sin trashumancia siguen siendo importantes– y su paso por el acebal se ha encargado de ir ‘construyendo’ túneles y sestiles, pequeños mundos mágicos en los que la vegetación se convierte en pequeñas cabañas naturales.
Gracias a ello el atractivo de este enclave no se limita a la existencia de las drupas rojas de las hembras. Así, entre noviembre y abril sí se puede disfrutar de las ‘bolitas’ coloradas que sólo las plantas femeninas logran crear tras la polinización. El resto del año machos y hembras se confunden –ambos tienen flor– para mostrar un paisaje más homogéneo que no pierde un ápice de su encanto. Si las hadas y duendes existen, posiblemente vivan entre los recovecos del dosel vegetal.
Los ejemplares han ido alcanzando un porte más que notable y es fácil encontrar arbustos con el siglo más que cumplido y alturas notables, incluso de diez metros. Arévalo de la Sierra, Ventosa de la Sierra y sobre todo Torrearévalo circundan este espacio despoblado pero todavía lleno de vitalidad. Desde hace unos años, los habitantes de la zona aprovechan el acebal con podas controladas y previamente autorizadas por Medio Ambiente en las que sanean su monte y obtienen una valiosa materia prima.
Las ramillas y las drupas se trenzan y tejen para configurar centros de mesa y coronas de acebo natural extraído de forma sostenible, y sirven de ‘excusa’ para impartir talleres y charlas. Gracias a ello el acebo no sólo se ha convertido en un complemento económico, sino que también se ha elevado a seña de identidad de la zona. También el Moncayo soriano u otros montes de Tierras Altas disfrutan de este arbusto, pero sólo en Garagüeta –quizás por su extensión– se ha convertido en estandarte.
Pero en el acebal no todo es acebo, valga la redundancia. Su singular configuración desde el suelo hasta la altura que alcanza el ganado hace que se cree un juego de luces y sombras, zonas frescas y calidas donde otras muchas especies encuentran acomodo. Los mamíferos son quizás la parte más visible del ecosistema aunque no la más numerosa. Aún así no faltan los corzos, ciervos, jabalíes, zorros, liebres y conejos, pequeños roedores, erizos, comadrejas o tejones que aprovechan el paisaje moldeado por las ovejas.
Entre los habitantes de sangre fría, lo cual tiene su mérito teniendo en cuenta la climatología invernal de la zona, hay ejemplares tanto de anfibios como de reptiles aunque suelen ser especies bastante extendidas en las áreas de tipo atlántico.
Más abundantes son las aves. Entre ellas se pueden hallar varios tipos de perdiz o de zorzales, estos últimos con un amplio’ ‘catálogo’ de subespecies. A ellos se suman desde los bisbitas con sus afilados picos para alimentarse de insectos hasta las preciadas palomas torcaces. No obstante las reinas de los cielos son menos gráciles. Se ha documentado presencia de águila real y de pequeños falconiformes que conviven bajo la habitual sombra del buitre leonado, encargado de que el ciclo de la vida no se detenga.
La Casa del Parque del Acebal de Garagüeta cumple ahora dos años y es una de las más modernas de Castilla y León. En ella se puede encontrar toda la información necesaria para disfrutar de una jornada en un monte irrepetible y mucho más cerca de lo que parece.
Además, la comarca suma otros atractivos como la Feria del Acebo de Oncala, de los tapices dibujados por Rubens o el mueso pastoril de la localidad, o la celebración del Paso del Fuego en San Pedro Manrique, de Interés Turístico Nacional y Repercusión Internacional. En definitiva, toda una panoplia natural y cultural para conocer el bosque que hace mágica la Navidad… y el resto del año.