Diario de Valladolid

SORIA

El rebollo pasa por el laboratorio forestal

El Cesefor coordina un proyecto innovación en el que estudia un modelo de silvicultura inteligente en los rebollares con el que obtiene madera con un elevado porcentaje de duramen para destinarla a fabricación de productos

José Luis Villanueva, coordinador de la innovación sobre silvicultura inteligente con el rebollo.  -MONTESEGUROFOTO

José Luis Villanueva, coordinador de la innovación sobre silvicultura inteligente con el rebollo. -MONTESEGUROFOTO

Publicado por
NÚRIA F. | SORIA
Valladolid

Creado:

Actualizado:

Castilla y León alberga en sus bosques una importante masa de rebollo (Quercus pyrenaica), reconocido como Hábitat de Interés Comunitario . Esta presencia y sus posibilidades para usar su madera para algo más que para leña (en la actualidad el 98% se destina a este uso) centra un proyecto Life de innovación que  coordina la Fundación Centro de Servicios y Promoción Forestal (Cesefor), ubicado en Soria, con el propósito de trabajar en el marco de una silvicultura climáticamente inteligente. 

«Nos pareció muy interesante pode r estudiar el potencial de esta frondosa para fabricar productos tecnológicos » , explica José Luis Villanueva Hernández, jefe de línea de innovación de productos de madera del Cesefor y coordinador de este estudio, que permitiría poner en valor el rebollo para impulsar  una actividad económica. 

Los promotores de este proyecto exploraron la posibilidad de aprovechar un mercado de frondosas que a nivel nacional, que no está muy explotado y menos en Castilla y León. «En Francia llevan un siglo haciendo silvicultura para mejorar la madera de roble, nuestra duda era si nosotros podíamos hacer lo mismo con nuestros robles, por eso planteamos el estudio», explica el técnico de Cesefor. 

El proyecto aborda de manera inicial aspectos medioambientales para mitigar el cambio climático, mejorar la resilencia de las masas forestales, mejorar la biodiversidad y los flujos de carbono entre los bosques y los productos y en segundo término testear y ensayar el uso de la madera de esta especie para destinarla a la elaboración suelos laminados, aglomerado mixto y barricas para enología, entre otros.

«Si conseguimos transformar la madera en un producto mantenemos el carbono más tiempo que si se destina a  leña y eso favorece al cambio climático», explica Villanueva, que recuerda que uno de los retos del cambio climático es almacenar el CO2 y en el proceso que analizan la madera actuaría como almacén. 

El estudio aborda de una manera innovadora el manejo y gestión de las masas de rebollares, en una primera fase, que ya está concluida, y una segunda centrada en la innovación de productos tecnológicos a través de la transformación maderera. 

Los primeros resultados recabados de la gestión silvícola inteligente apuntan a que la madera de rebollo tiene un elevado porcentaje de duramen , muy valorado para la elaboración de barricas, así como cuenta con una calidad estética  muy buena. 

Para llevar a cabo la gestión forestal se marcaron varios rodales demostrativos en masas de rebollo  en varias de las provincias de Castilla y León, entre las que se encuentran Soria y Burgos para aplicar las técnicas silvícolas innovadoras. Así se delimitó una zona de exclusión, en la que no se realizaron estos trabajos con el objetivo de comparar los resultados obtenidos de los rodales con la evolución natural de los bosques.  Los técnicos del Cesefor hicieron un levantamiento de parcelas de LiDAR aéreo y terrestre, señalaron los pies de corta y los árboles de porvenir, que son aquellos a los que se intenta ayudar a crecer por tener las mejoras condiciones tecnológicas del rodal. 

En las labores de señalamiento se protegieron de la corta aquellos pies que eran relevantes desde el punto de vista de la biodiversidad  y también se aseguró el mantenimiento de una cantidad suficiente de madera muerta en el pie y en el suelo para refugio de insectos y otra fauna importante. En caso de detectarse un déficit se propusieron algunos pies para anillar y otros para dejar trozas de madera en el suelo. 

La madera que se ha obtenido  de estos rodales es la que se va a destinar a la elaboración de los productos tecnológicos, pero tras su aserrado en el monte se somete a una exhaustiva clasificación en el taller-laboratorio de la sede del Cesefor en Soria, de acuerdo a unos criterios de calidad y de parámetros técnicos. La selección discrimina los tablones para usos estéticos o para usos estructurales. «Al final tenemos tablones clasificados por calidad y con trazabilidad desde el monte», expone José Luis Villanueva, que añade que «esto nos da también bastante información sobre los flujos de carbono». 

Con los tablones aserrados, los técnicos de Cesefor han llevado a cabo ensayos estructurales para determinar su resistencia y si el encolado y las uniones dentadas funcionan con esta madera y así determinar el destino más adecuado para fabricar elementos estructurales o de carpintería. 

Tras esta fase de comprobaciones en los talleres se han recabado las primeras evidencias de este trabajo innovador, entre los que destaca el elevado porcentaje del duramen del rebollo, se trata de una madera densa que pesa poco, «quizá porque crece muy despacito», matiza Villanueva.

Agrega que «esto nos ha sorprendido, pensábamos que la madera de rebollo se iba a mover mucho y que iba a tener mucha curvatura, pero no da malos rendimientos y la calidad estética es muy buena en cuanto a madera noble». Además, en el proceso del deshilado de la madera «nos ha parecido que estéticamente  tiene una apariencia noble porque no ha dado problemas de curvaturas», indica el técnico del Cesefor.

A continuación se llevan a cabo  ensayos para determinar la resistencia y la estabilidad de la madera del rebollo, «que creemos que va a ser buena, pero la tenemos que testar para clasificar los tablones para cada uno de los determinados productos» , agrega Villanueva. 

Una vez que se realice la clasificación de la madera se destinará a la fabricación de determinados productos, una labor que realizarán Maderas García Varona (Burgos) especializada en suelos de madera, Tonelería Intona (Navarra) que hace barricas para vino, y Maderas Gámiz, (Álava), que elabora madera laminada engomada. Todos ellos son socios del proyecto Life y sus productos serán testeados de nuevo en los talleres de Cesefor. Unos resultados que se esperan obtener a lo largo de este año. 

En este proyecto,en que también participan  la Junta de Castilla y León, la Universidad de Valladolid, la Fundación General de la UVA, los sistemas de certificación FSC y PEFC y la Asociación Española del Comercio e Industria de la Madera (AEIM), el Cesefor se encarga de la coordinación técnica y de los ensayos de la madera. Arrancó en 2020 y concluirá en 2026 porque estudia toda la cadena de valor de la madera, desde el monte.  

tracking