Tres minutos para explicar el cáncer
>PERSONAJES ÚNICOS / LARA SANOGUERA MIRALLES La investigadora del IBGM gana el primer premio en la quinta edición del concurso Three Minute Thesis / Estudia la alteración del proceso de ‘splicing’ y su implicación en el síndrome de cáncer hereditario de mama y ovario.
Aterrada y fascinada» por el cáncer, Lara Sanoguera Miralles empezó a indagar sobre esta enfermedad. «El poder observar de cerca los efectos tan devastadores de esta patología y la agresividad de los tratamientos empleados para frenar su progreso despertaron en mí la necesidad de aportar mi granito de arena dentro del campo de la investigación oncológica. Por ello decidí estudiar el grado y ahora estoy en Valladolid cumpliendo mi sueño», explica.
Nació en Alcoy, una ciudad de la provincia de Alicante, y se graduó en Bioquímica y Ciencias Biomédicas por la Universidad de Valencia, centro en el que también cursó el máster en I+D en Biotecnología y Biomedicina. Como estudiante en prácticas estuvo unos meses en el Instituto de Reproducción de la Marina Alta, donde descubrió el mundo de la biología reproductiva y de la empresa, y en el Instituto de Investigación Sanitaria La Fe de Valencia en la Unidad Mixta de Investigación Cerebrovascular, laboratorio en el que, sobre todo, se familiarizó con el ictus isquémico, que, además, despertó en ella el interés por las nanopartículas, es decir, partículas de pequeño tamaño, que varían entre 1 y 100 nanómetros, y que se pueden emplear, entre otros, para la liberación dirigida de fármacos en muchas enfermedades, como el cáncer.
El broche a esta etapa lo puso su trabajo de fin de máster en el grupo de Investigación en Cáncer Colorrectal y Nuevos Desarrollos Terapéuticos en Tumores Sólidos, lo que ayudó a Sanoguera Miralles a consolidar sus conocimientos acerca del cáncer, aproximarse al mundo de la investigación traslacional y coger práctica en el campo de la secuenciación masiva, de gran utilidad para la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento de una amplia variedad de dolencias.
En la actualidad forma parte de la plantilla del Instituto de Biología y Genética Molecular de Valladolid (IBGM) como investigadora predoctoral. Trabaja en el grupo de Splicing y Susceptibilidad a Cáncer, donde está desarrollando su tesis doctoral. En un principio, el año pasado debería haber hecho una estancia en Trieste, Italia, en el International Centre for Genetic Engineering and Biotechnology (ICGEB), en concreto, en el laboratorio liderado por el doctor Emanuele Buratti. Sin embargo, a raíz de la pandemia provocada por la COVID-19, esta actividad ha sido pospuesta para la próxima primavera. «Va a permitir expandir mis conocimientos acerca de los mecanismos de regulación del proceso de splicing y su relación con el cáncer de mama y ovario».
Durante su trabajo de fin de máster ya se adentró en el campo de la investigación oncológica, es más, esta alcoyana se encargó de poner a punto un protocolo de secuenciación masiva de un panel customizado de 45 genes que permitiera identificar mutaciones relevantes en biopsias líquidas de pacientes con cáncer colorrectal, con la ayuda de la tutela de las doctoras Gloria Ribas Despuig y Anabel Gil Tébar y el doctor Andrés Cervantes Ruipérez. Por un lado, explica que los paneles de secuenciación son test genéticos en los que se analizan en paralelo múltiples genes o regiones seleccionadas del ADN que se relacionan con una determinada patología, en este caso cáncer colorrectal. Por otro lado, añade, la biopsia líquida es un tipo de técnica no invasiva que se basa en el uso de fluidos biológicos –sangre, orina o líquido cefalorraquídeo– como fuente de información genética y biomarcadores, que va ser clave tanto para el diagnóstico como para el seguimiento y monitorización de enfermedades como el cáncer.
En el IBGM, gracias a una ayuda predoctoral concedida por la AECC de Valladolid y bajo la tutela del doctor Eladio Andrés Velasco Sampedro, trabaja en el estudio de la alteración del proceso de splicing y su implicación en el síndrome de cáncer hereditario de mama y ovario (SCHMO), uno de los síndromes neoplásicos hereditarios más comunes y el que engloba la mayor parte de los casos de cáncer de mama y ovario de tipo hereditario.
«El SCHMO aparece en familias que presentan en su ADN una alteración genética que se transmite de generación en generación (herencia autosómica dominante; 50% de probabilidades de heredar la mutación familiar) y que hace que los individuos portadores de la misma tengan más riesgo que el resto de la población a desarrollar cáncer de mama y/o de ovario, entre otros. Esta enfermedad suele aparecer a edades muy tempranas, representando un coste sustancial para la sociedad en todos los aspectos, en especial en pérdida de años de vida. De ahí que el SCHMO continúe siendo en la actualidad objeto de estudio y acaparando una gran cantidad de recursos, un ejemplo claro es el proyecto europeo BRIDGES, al cual pertenecemos», detalla la investigadora, que acaba de ganar el primer premio en la quinta edición del concurso Three Minute Thesis.
Cabe destacar que, con todos los datos que tienen, en aproximadamente un 50% de las familias SCHMO son incapaces de identificar cuál es el origen genético de la enfermedad, es decir, cuál es la mutación familiar que confiere susceptibilidad a cáncer de mama u ovario. «Se trata, por tanto, de familias portadoras de una alteración genética de significado clínico desconocido, que aún no se ha clasificado como patogénica o causante de la enfermedad. El hecho de no tener una alteración patogénica identificada va a dificultar la aplicación de los protocolos de prevención correspondientes y el diagnóstico precoz de la enfermedad, y además va a impedir la aplicación de ciertos tratamientos personalizados en dichas familias. Es aquí donde ponemos nuestro granito de arena, identificando nuevas mutaciones causantes de un cáncer de mama y ovario, centrándonos en el estudio del proceso de splicing».
En su opinión, la investigación y la innovación están ligadas a la competitividad y a la generación de riqueza en una organización, región o Estado. En general, Lara Sanoguera Miralles asegura que España continúa a la cola de Europa en inversión en I+D+i. De hecho, lamenta que esté por detrás incluso de algunos países europeos con menor renta por habitante como, por ejemplo, Grecia, Polonia, Hungría, Eslovenia o República Checa, entre otros.
En cuanto a Castilla y León, la investigadora del IBGM puntualiza que está un pelín por encima de la media española en cuanto a inversión en I+D+i por habitante, solo por detrás de País Vasco, Comunidad de Madrid, Comunidad Foral de Navarra y Cataluña. Esto pone de manifiesto, según recalca, que la Comunidad apuesta por la investigación, el desarrollo y la innovación como garantía de futuro. Sin embargo, destaca que, a pesar del leve incremento nacional, Castilla y León en el año 2020 y, por tanto, en mitad de la pandemia provocada por la COVID-19, destinó un 5,3% menos a I+D+i en comparación con el año 2019. Además, lamenta que muchísimos proyectos con un gran potencial no salgan adelante, laboratorios cerrados por falta de personal, equipamientos obsoletos o bien sin utilizar porque no hay técnicos y muchos investigadores excepcionales que no pueden volver por falta de financiación, lo que, tal y como remarca, muestra que los esfuerzos económicos dedicados a la I+D+i son aún insuficientes.
Además de los problemas de financiación pública, agrega que en España existe una baja cultura innovadora en el sector empresarial y también una escasa interacción entre el ámbito universitario (como ente público) y las empresas, sobre todo debido a las trabas administrativas. «Todo esto limita la transferencia de conocimiento y tecnología, y, por tanto, ralentiza el avance en términos de innovación», concluye.