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PERSONAJES ÚNICOS | VERÓNICA PASCUAL

La ingeniera que vuela al futuro

Esta burgalesa es la directora general de ASTI Mobile Robotics, con sede en cuatro países y más de 300 colaboradores de 14 nacionalidades | Lleva a cabo proyectos de automatización de flujos logísticos mediante AGVs en 17 países y diferentes sectores.

La ingeniera burgalesa Verónica Pascual en las instalaciones de ASTI Mobile Robotics.-EL MUNDO

Publicado por
Estibaliz Lera

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Es distinta y única. Siempre lucha por sus sueños. Ángel, su padre, le inculcó desde muy pequeña uno de los conceptos que hoy en día guían sus decisiones: «Llegarás tan lejos como quieras, siempre que tengas claro dónde quieres ir». Un deseo que lleva implícito un deber: trabajo duro. 

Verónica Pascual se conecta al mundo y elige el mejor camino para lograr todo lo que desea. Con dos años se trasladó de su Barcelona natal a Burgos donde estudió en el colegio de los Hermanos Maristas a excepción de los periodos que pasó en el extranjero como estudiante de intercambio en Francia, Inglaterra, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Noruega.

Tras un año de estancia en Oslo, regresó a Burgos donde cursó COU y de ahí se mudó a Madrid para matricularse en Ingeniería Aeronaútica. «Fue un paso natural», sostiene para, más tarde, añadir que sus padres trabajaban «de sol a sol» en la empresa que ellos mismos fundaron. «No los veía mucho, pero siempre me insistieron en la importancia de estudiar para aprender, por encima de las notas, la cultura del esfuerzo y el trabajo duro. Mi madre me enseñó la disciplina del estudio y mi padre, el culto por las matemáticas y el razonamiento», cuenta Pascual muy orgullosa.

Cuando terminó la carrera, se fue a cursar un MBA en alternancia a París en una entidad especializada en formación para ingenieros llamada Collège des Ingénieurs. Su proyecto de investigación de fin de carrera lo terminó por las noches mientras trabajaba en una gran constructora que apostó por ella para el desarrollo de un proyecto de internacionalización de sus recursos humanos mientras financiaba su máster.

«Mi época de estudiante fue muy intensa y divertida. Me siento muy agradecida por haber podido aprender varios idiomas de niña, estudiar la carrera que quería y aprender mucho de la constructora que me acogió en París con la que me dispuse a seguir mi carrera profesional en Londres», relata la ingeniera.

En 2003 recibió una llamada que cambió el rumbo de su vida. Sus padres querían que se incorporara al negocio familiar, sin embargo, no lo tenía claro. Tras mucha reflexión, decidió volver a Burgos porque sus progenitores le habían dado «la mejor herencia en vida: la educación», y, a su juicio, tenía que ayudar en todo lo que pudiera.

Así, a finales de 2003 se incorporó a ASTI. Desde aquel momento inició una nueva etapa «de enorme intensidad y trabajo». Tras pasar por varios puestos, en 2006 ocupó la dirección general de la compañía. Dos años más tarde, compró el cien por cien de las acciones y desde entonces el equipo que ha conformado ha llevado a cabo un proceso de transformación y crecimiento relevante de la compañía.

Comenta que se han centrado, sobre todo, en maximizar el valor de las capacidades y soluciones, profesionalizando, internacionalizando y con una visión y trabajo consistentes e incansables. En la actualidad, la facturación de ASTI Mobile Robotics ha crecido por 20, tiene sede en cuatro países y más de 300 colaboradores de 14 nacionalidades. Además, lleva a cabo proyectos de automatización de flujos logísticos mediante Vehículos de Guiado Automáticos (AGVs) en 17 países en industrias como el automóvil, alimentación, cosmética, farmacia, aeronaútica y su reciente entrada en el mundo del retail.

En este tiempo también ha crecido la familia ASTI. Se han sumado tres patas más. ASTI Consulting Services desarrolla proyectos de consultoría industrial, facilitando procesos de transformación a las empresas desde todas sus dimensiones de forma colaborativa. A esta se añade ASTI Technologies Distribution, que reparte equipos de informática y robótica móvil de servicios. Y cierra el círculo ASTI Talent & Technology Foundation, que es «nuestro legado, nuestro compromiso por contribuir con toda humildad, pero también con toda la contundencia en el empleo del futuro», apunta.

En este sentido, Verónica Pascual declara que conscientes de cómo la tecnología y la digitalización lo está cambiado todo, las compañías están trabajando «sin descanso» en la generación de vocaciones de ciencias y tecnología en los niños, con programas que ponen el foco en el género femenino, «el gran desaparecido».

Su mayor logro empresarial, admite, es el equipo que derrocha pasión y compromiso para que la empresa sea lo que es. Un apoyo al que se suma otra carta ganadora: la formación. «Nunca he dejado de estudiar, cada verano voy a hacer una formación a algún sitio del mundo y leo tanto como puedo. No podemos dejar de aprender y de esforzarnos por ser cada vez mejores o, al menos, por intentarlo», explica. Por todo ello, su empresa ha recibido muchos reconocimientos, algunos más recientes como convertirse en la PYME del año por CEPYME, el Linda´s de la International Red de Emprendimiento Endeavor o la mejor empresa europea de automatización.

Verónica Pascual viaja mucho, ya que le gusta pasar tiempo en la distintas sedes para estar en contacto con los clientes, la «clave y la razón de ser» de ASTI. Cuando tiene tiempo libre lo dedica al deporte y a su familia, el «proyecto más bonito» de su vida.

Preguntada por la situación de la investigación y la innovación en España, declara que son muchos los indicadores que señalan que la inversión en I+D+i es «demasiado baja», lo que provoca que el país no tenga una posición de relevancia en Europa y en el mundo, si bien celebra «las competencias y los valores de los nuestros, tan apreciados por muchos».

En su opinión, hay bastante de lo que enorgullecerse, como es el pueblo, la valía, la creatividad, la capacidad... que se refleja en empresas punteras en su sector. «Ojalá dedicáramos más tiempo a cuidar nuestra tierra y a crecer en lo que nos hace únicos, en lugar de usar nuestro país cual saco de boxeo», subraya Pascual, quien agrega que el camino empieza por la educación y sigue con la innovación.

«Nuestros niños tienen que empezar a aprender a razonar, a desarrollar arte, música y tecnología desde edades muy tempranas y sobre todo deben comprender que no basta con hacer lo mismo que los demás, hay que diferenciarse, hay que buscar el valor diferencial. Eso es la base de la innovación y se debe aprender desde niños, abrazando las diferencias y la creación de equipos diversos con visión disruptiva y cultura de trabajo. La sociedad debe premiar la excelencia para que nuestros jóvenes se atrevan a ser diferentes y a luchar durísimo por hacer sus sueños realidad».

La ingeniera burgalesa cree en la sociedad civil y en las oportunidades que ofrece la colaboración público-privada, su evolución y su futuro. «Es responsabilidad de todos avanzar», concluye.

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