Diario de Valladolid

La aplicación para ahorrar reduciendo emisiones de CO2

Omawa desarrolla una aplicación web que ayuda a las empresas a reducir su huella de carbono y a la vez a disminuir su consumo energético y ahorrar costes.

Antonio Peláez y Andrés Ferrer, creadores de la plataforma web para el cálculo de la huella de carbono en Palencia.-MANUEL BRÁGIMO

Antonio Peláez y Andrés Ferrer, creadores de la plataforma web para el cálculo de la huella de carbono en Palencia.-MANUEL BRÁGIMO

Publicado por
Almudena Álvarez

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El cambio climático, el calentamiento global, el efecto invernadero o la sostenibilidad medioambiental son conceptos que cada vez calan con más fuerza en la conciencia social. Saber el impacto que deja un individuo, una empresa o una organización con su actividad, es decir, conocer su huella de carbono, es el primer paso para corregir hábitos y luchar contra el cambio climático.

Una tarea que la empresa palentina Omawa ha decidido facilitar con el desarrollo de una aplicación web con la que cualquier empresa, institución, ayuntamiento, diputación, organización, fundación o particular, puede calcular la huella de carbono que genera su actividad. Se trata, según explica Andrés Ferrer, licenciado en Ciencias Ambientales especializado en Cambio Climático y Huella de Carbono y responsable del diseño de esta aplicación, de «una herramienta en la nube que permite tener un control absoluto y real de cuánto CO2 se emite en cualquier actividad».

Junto a sus socios, Antonio Peláez y Cristina Fernández, asegura que la suya es una de las plataformas alojadas en la nube «más potentes» para hacer cálculos de huella de carbono, por la cantidad de mediciones que ofrece y por la facilidad de uso. Además, aseguran que es una herramienta de gestión basada en el indicador de sostenibilidad más reconocido a nivel mundial, la huella de carbono, y que el software se apoya en los sistemas nacionales e internacionales de cálculo de huella de carbono, que definen la metodología de trabajo en la que se ha basado el desarrollo de esta aplicación.

El desarrollo, –señala Ferrer–, ha sido largo y complejo hasta obtener un producto definitivo que está aún en la primera de tres fases y por tanto, en constante proceso de mejora para incrementar los alcances del cálculo y llegar a más usuarios. Hoy por hoy Omawa ofrece una interfaz «medianamente amigable para inexpertos que permite traducir el cálculo de la huella de carbono a un lenguaje que puede entender cualquier persona». No se trata por tanto de una herramienta técnica de trabajo, aclaran, sino de una herramienta de uso sencillo a disposición de cualquier empresa u organismo. Basta con registrarse e introducir los datos de la instalación o actividad en la que se va a medir la huella de carbono, sus características, los consumos de electricidad y calefacción, el tipo de combustible que utiliza, los aparatos de aire acondicionado, si hay vehículos de empresa, y en definitiva cualquier actividad que emplee combustibles fósiles, para obtener cálculos mensuales o anuales de las emisiones de CO2 que genera cada actividad.

De la parte más técnica se encarga Omawa, que analiza el funcionamiento de la empresa para adaptar el sistema de cálculo a su estructura, ofrece servicios de supervisión y formación en el inicio, un servicio de asistencia continua y mantenimiento y un plan de mejora con recomendaciones para reducir la huella de carbono, y a su vez los consumos y el gasto, e incluso calcula la cantidad de árboles que se deben plantar para compensar las emisiones.

Además, esta app es una herramienta muy útil para saber dónde hay fuga de emisiones y dónde reducirlas, por lo que su uso supone además un ahorro para la empresa, insisten. «Si el 90% de mi huella de carbono está en el consumo eléctrico, tendré que reducirlo con iluminación led, quitando radiadores eléctricos, o quizá reduciendo la potencia contratada. O si el mayor impacto de la huella de carbono está en el transporte, puede ser que interese pasarse a vehículos híbridos o eléctricos», señala Ferrer. De esta forma se consiguen analizar y optimizar los procesos de trabajo de la empresa para que sea «más bondadosa» con el planeta al reducir su impacto climático, pero también para reducir sus costes directos, ya que el CO2 se traduce directamente a euros. «Una tonelada de CO2 son euros que se gastan en combustibles fósiles, por tanto si reduzco CO2 reduzco ese coste directamente».

En definitiva, la principal ventaja de este sistema es que permite reducir el impacto climático de una empresa a través del cálculo del CO2 que emite su actividad y reducir así los costes económicos que genera esa actividad.

Otra de las ventajas de esta plataforma es que se generan gráficas comparativas de las emisiones que se producen cada año para comprobar la evolución de la empresa y mejorar de forma continua.

Una gestión de gran interés para las empresas ya que este cálculo será obligatorio para cumplir con la Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Pero también porque las emisiones van a costar dinero una vez entre en vigor el impuesto al carbono y sobre todo porque es un factor de competitividad para las empresas. «A la empresa le va a interesar porque es una especie de auditoría energética que les permitirá ahorrar y porque ofrecerán una imagen verde». Además con esta plataforma las empresas pueden ofrecer los datos en abierto para que los clientes vean «con toda transparencia» su apuesta real por el medio ambiente.

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