Diario de Valladolid

PERSONAJES ÚNICOS / MARTA RODRÍGUEZ

La arquitecta de las rondas

Es vallisoletana y ha ganado el premio al ‘Mejor Taller’ en la 4º edición del concurso Neolith / El proyecto se materializó en el diseño interior de la cafetería y heladería Xocó / Su siguiente reto es diseñar módulos prefabricados para viviendas, hoteles o pequeños negocios.

La arquitecta Marta Rodríguez en la cafetería Xocó, ubicada en la calle Santiago de Valladolid.-J. M. LOSTAU

La arquitecta Marta Rodríguez en la cafetería Xocó, ubicada en la calle Santiago de Valladolid.-J. M. LOSTAU

Publicado por
Estibaliz Lera

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Redefine perfiles y reinventa espacios. Su mirada se congela para dibujar en su mente (y también en el papel) un nuevo proyecto. Indaga en las construcciones para mover el pensamiento y la emoción. Marta Rodríguez es arquitecta. Estudió en el Colegio Compañía de María, del que guarda «increíbles recuerdos y sobre todo amigas», y en la Universidad de Valladolid.

«Mi decisión de meterme en esta profesión no me viene desde niña, de hecho pensé en estudiar Medicina, pero en los últimos años en el colegio me decanté por el dibujo. Quizá por ver a mi hermano Pepe que acababa de terminar y que ya empezaba a ejercer de arquitecto», rememora.

Cuando se licenció en su ciudad natal se trasladó a Madrid para cursar el máster de Restauración y Rehabilitación del Patrimonio en la Universidad de Alcalá de Henares. Los apuntes se mezclaban con los trabajos que llegaban al estudio de su compañero de faena. «Era un momento de bastante trabajo y colaboraba en proyectos de todo tipo, desde el diseño de locales comerciales, viviendas unifamiliares o edificios públicos, hasta naves industriales. Fue una época de aprendizaje intenso», expresa

mocionada al recordar sus primeros pasos en una profesión por la que siente verdadera pasión.

En el año 2007 se incorporó al estudio de su hermano y desde esa fecha sigue trabajando duro, desarrollando proyectos que apuestan por la calidad y por conseguir que el cliente obtenga el mejor resultado. Arquitectos Rodríguez Martín es su día a día. A este rincón llegan el diseño de viviendas, oficinas o naves para empresas, proyectos de interiorismo, rehabilitaciones e incluso diseño de mobiliario. También trabajan para diversas órdenes religiosas y para organismos públicos fundamentalmente de los campos de la educación y el deporte.

Entre todos ellos destaca la cafetería y heladería Xocó en Valladolid, ya que Rodríguez, junto con el arquitecto de interiores Eduardo Villa y la empresa Mármoles Lentijo, recibió el premio al ‘Mejor Taller’ en la cuarta edición del concurso Neolith. Su innovación, tal y como valoró el jurado, fue en la integración del local, a pesar de utilizar diferentes materiales para diferenciar la cafetería de la zona de heladería. Además, se premió la luminosidad y la combinación de la madera de roble y mármol blanco.

«Ha sido un trabajo complejo y recibir el premio nos ha llenado de satisfacción», reconoce la vallisoletana, quien lamenta que «un montón de concursos» no se difunden en los medios de comunicación y merecen la misma consideración.

La mayoría de las obras en las que trabaja se centran en el campo de la rehabilitación. En la actualidad están realizando la reforma de varias oficinas de uso público, de viviendas unifamiliares y un proyecto de mayor envergadura en Madrid que también consiste en su adaptación para otro uso.

«Nuestro estudio no tiene un método fijo de trabajo, pero sí que repetimos ciertos procesos, por ejemplo plantear las ideas iniciales en común, realizar perspectivas o maquetas de trabajo y buscar argumentos más objetivos que teóricos para resolver los problemas de cada proyecto», desvela.

También tienen una dedicación muy intensa durante toda la ejecución de obra. Comentan los problemas que surgen y consultan con sus colaboradores para dar la mejor solución. «La obra es el mejor libro de aprendizaje y cada gremio que interviene te aporta nuevos conocimientos». Por ello, incide en que su relación con el cliente es «estrecha y fluida», desde los primeros bocetos hasta finalizar la obra.

Cuenta que un reto que tienen entre manos es desarrollar junto con la empresa Mobu Systems módulos prefabricados para viviendas, hoteles o pequeños negocios. Para la arquitecta, es «fundamental» el trabajo en equipo, ya que aporta «una visión global» del proyecto.

Preguntada por su opinión sobre la innovación y la investigación en Castilla y León, sostiene que es una Comunidad con arquitectos «muy válidos» que demuestran «una sensibilidad especial» en los proyectos y en el manejo de los materiales. «La conciencia actual de la gente sobre la vida y el medioambiente nos obliga a estar siempre aprendiendo sistemas nuevos de ahorro energético y de mejora de nuestras edificaciones. Como otras muchas profesiones nuestra investigación se redirige en función del tipo de trabajo que te llega y de las exigencias del cliente».

En este sentido, lamenta el «excesivo» nivel de exigencia de las administraciones públicas, lo que hace que el proyectista tenga que dedicar más tiempo a los papeles que al proyecto.

Marta Rodríguez es consciente de que la crisis económica ha embestido con todas sus fuerzas a su amada profesión. En los momentos más álgidos de recortes, dice, la mayoría de los estudios tuvieron muy poco trabajo y tuvieron que reducir los medios y bajarse los honorarios «hasta cantidades irrisorias». «En estos momentos esa herencia la hemos arrastrado y es complicado rentabilizar los proyectos», comenta para, a continuación, exponer que es «muy importante» recuperar unos honorarios dignos, que permitan a los profesionales invertir en cada trabajo el tiempo necesario y poner los medios humanos y materiales para conseguir hacer proyectos competitivos en la Comunidad y fuera de ella.

En su opinión, las administraciones públicas no trabajan para que Castilla y León sea puntera en su campo. Pone como ejemplo que en la actualidad están en un momento de cambio al sistema BIM –modelado de información de construcción, también llamado modelado de información para la edificación– y los organismos públicos deberían estar sensibilizados con el tema, apoyando y ayudando con medios para que los estudios de arquitectura e ingeniería puedan llegar a lo más alto y batirse el cobre con los mejores del mundo.

A pesar de todo, Rodríguez saca su lado más positivo y afirma: «Los buenos proyectos son reconocidos por todo el mundo, pero el camino no es fácil. Nuestra profesión choca con muchos frentes, el cliente, la normativa, el presupuesto de la obra y muchas veces el resultado no es el que te gustaría».

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