Diario de Valladolid

R.VALLADOLID-ÉIBAR / EL ANÁLISIS

Pezzolano, un gato de 7 vidas

El entrenador, negado y silbado hasta en 10 ocasiones por la afición a lo largo del partido ante el Éibar, gana la batalla táctica y de momento salva otra vez el puesto

Pezzolano junto a una parte de sus ayudantes en el banquillo durante el partido ante el Éibar.

Pezzolano junto a una parte de sus ayudantes en el banquillo durante el partido ante el Éibar.LALIGA

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El partido ante el Éibar bien hubiera podido ser como la última Cena con la negación de la afición hacia su entrenador Pezzolano. El evangelio de la afición vaticinaba no una sino varias negaciones (concretamente 10) a lo largo del partido con el ya manido y repetido hasta la saciedad cántico de ‘Pezzolano, vete ya’, reforzado desde el Fondo Norte con una gran pancarta señalando también al ausente Ronaldo Nazario, como siempre pendiente de sus otros asuntos varios, en la que decía ‘Directiva sin rumbo, equipo a la deriva’. 

Pero el juicio final hubo sin duda un triunfador, Pezzolano, pitado, criticado, pero a la postre ganando una nueva batalla ante la hostilidad del entorno. ‘Su’Real Valladolid, a pesar de los pesares, le salvó la vida con ese triunfo facilitado en buena parte por la expulsión de Berrocal a los 10 minutos de juego, pero a fin de cuentas tres puntos que le vuelven a meter con todas las opciones en la pelea por el ascenso y no hacen sino dar la razón al apoyo, posiblemente único apoyo que tenía en la figura de su protector y amigo Ronaldo Nazario.

Fue un partido, otro partido mediocre del Real Valladolid en el que tres chispazos de calidad individual a cargo de Meseguer con su gol de espuela, Sylla con su gol de sangre fría y calidad, y el joven Salazar, la gran sorpresa en el once poniendo la guinda con el 3-1, bastaron para dar la vuelta al marcador y dar una nueva vida, otra vida aPezzolano pese a la desaprobación de una afición contenta a medias que se fue a casa como si se hubiese empatado y no ganado. 

Y es que más de uno incluso hubiera preferido que el 'gato' Pezzolano hubiese perdido su capacidad para caer siempre de pie, incluso, como ayer en alturas muy elevadas con un rival de postín y con un marcador en contra cuando apenas se habían consumido dos minutos de juego.

LA VENTANA INDISCRETA

Luis Pérez, en el ojo de la diana. La afición del Real Valladolid ve, analiza y no duda en emitir un juicio, aunque sea políticamente incorrecto. Ayer la tomó con el lateral blanquivioleta Luis Pérez, al que no perdonó que posiblemente se borrase del partido ante el Rácing de Ferrol en el que el equipo cayó por 2-0. En las redes también cargaron con dureza contra él por un ‘presunto’ calvo (bajarse los pantalones y enseñar el culo) a unos aficionados del Fondo Norte que le recriminaban haber fingido la lesión en Ferrol.

Pezzolano aguanta lo inaguantable pese al arnés del presidente. El técnico uruguayo tuvo que hacer oídos sordos a la animadversión general por parte de la afición contra él desde antes que comenzara el partido. Incluso tras los goles del Real Valladolid que conducían a los buscados tres puntos se escuchó esos cánticos de ‘Pezzolano, vete ya’, cánticos que por una vez perdieron fuerza hasta quedarse casi mudos tras el pitido final. ¿Una señal? Se sabrá el próximo sábado ante el Levante de nuevo en el oratorio de Zorrilla.

Salazar, hombre del partido

Sorpresa en el once por la lesión de Amath. La lesión de Amath, tapada desde el club, otorgó la oportunidad a Israel Salazar. El joven jugador del filial, que no jugaba desde el pasado 21 diciembre ante el Racing Ferrol (salvo un minuto testimonial ante el Zaragoza) ocupó la banda derecha para convertirse en una de las claves del triunfo blanquivioleta. Con gol incluido sus centros otorgaron oxígeno y... a su valedor Pezzolano.

Pezzolano salvó el puesto y lo hizo, casualidad o no, en un guión de partido soñado con la tempranera expulsión de Berrocal. El técnico agitó el once dando entrada a Negredo y Salazar, posiblemente obligado por la baja de última hora de Amath, y... sin duda acertó. Como el cambio mostrado por el equipo en la segunda mitad, con poco fútbol, pero más paciente y buscando los espacios con la entrada al campo de Iván Sánchez, a fin de cuentas letal aunque quizás un poco tarde.

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