El retorno de Marcos André, el jugador de cristal

Maranhão está de vuelta. Pezzolano ya cuenta con otro alfil ofensivo que ayude al equipo a romper la sequía en ataque. Sylla, Negredo y ahora Marcos André.  El ariete solo jugó dos minutos ante el Sporting, tras sustituir a Juric, suficientes para volver a sentirse futbolista. «A Marcos le traje para que salga un poco de la casa. Lo puse en los últimos minutos, está entrenando muy bien quería estar con sus compañeros, y le di esos minutos que tanto quería y merecía y está trabajando muy bien», señaló Pezzolano tras el choque.

Su regreso goleador puede producirse precisamente ante el equipo que marcó su primer tanto en su vuelta con la blanquivioleta, el Oviedo. Aún recuerda la afición el latigazo que soltó en el minuto 91 para dar la victoria en la ida en el Carlos Tartiere. André suma dos tantos en siete encuentros y no jugaba desde el 8 de octubre ante el Mirandés. Cuatro largos meses en los que el equipo ha notado su ausencia tras 15 encuentros ligueros (más dos de Copa) en el dique seco, con solo 29 tantos en 27 encuentros, uno de los bagajes más pobres de la Segunda División.

El ariete pasó por el quirófano el 2 de noviembre para restaurar la lesión insercional en el tendón de Aquiles que sufría. A los dos partidos que se perdía por lesión esta campaña con el Real Valladolid se unen los 20 de la temporada 20-21 también con la camiseta del Pucela (4 por una lesión en el muslo derecho y 16 por una pubalgia) y los 14 en sus dos campañas (21-22 y 22-23) en las filas del Valencia (4 por un esguince, 9 por rotura de menisco externo de su rodilla y 1 por coronavirus). 51 ausencias a las que se debe sumar, otras tres esta misma campaña no por lesión sino por su fichaje en el último momento, el 29 de agosto, que le impidió ser alineado en las tres primeras jornadas del actual campeonato. 

Demasiadas ausencias para un jugador diferencial, pero también de cristal que se pone ahora al servicio del técnico Paulo Pezzolano en el momento clave de la temporada.