Los viejos rockeros nunca mueren: Aranzana, seleccionador de Marruecos

Los viejos rockeros nunca mueren. No importa la edad donde su carnet invita a una más que merecida jubilación. No importa el número de años cotizados al servicio del baloncesto. No importa si el trabajo se encuentra lejos de casa.  

El gusano del basket no cabe duda que permanece dentro de sus venas como impulsor de su vida. Gustavo Aranzana sigue al pie del cañón a sus 65 años. Atrás en el recuerdo, nunca en el olvido, están sus primeros pasos en el baloncesto profesional en la temporada 78-79 como ayudante de Vicente Sanjuán y, tras la dimisión de éste, de Enrique García en las filas del   Valladolid CB en la máxima categoría del baloncesto español aunque un año después iniciara su largo, larguísimo camino en el Universitario como técnico ayudante.

 

Cuarenta y cinco años después Gustavo Aranzana puede presumir de seguir en pie en el siempre exigente y a la vez acotado mundo del baloncesto profesional. El incombustible entrenador vallisoletano acaba de ser nombrado seleccionador absoluto de Marruecos. Una nueva pica a colocar en su extenso palmares para dar continuidad a sus etapas en Valladolid (en varias ocasiones), Palencia, León, Sevilla, Tenerife, Cáceres, Venezuela, Tánger, Coruña, Lleida y Cartagena, donde dirigió en la LEB-Plata las dos últimas campañas.

Aranzana asume un nuevo reto, ‘semidesconocido’ para él y no por ser selecionador (ya lo fue en diferentes etapas con la selección española como ayudante en la absoluta o como primer entrenador en la Sub-20, Sub-22 y Sub-23, sino porque ya estuvo en Tanger, con lo que el baloncesto marroquí no le pilla de nuevas.

El técnico vallisoletano, que ya fue tentado para el puesto con anterioridad,  en un principio ha firmado un contrato corto para disputar las eliminatorias previas del Afrobasket en una doble eliminatoria ante libia y después en Túnez en un cuadrangular. Aranzana se muestra ilusionado sabedor que independientemente de los resultados tendrán que volver a sentarse. «Me hicieron la propuesta varias veces y siempre les dije que no. Ahora me pidieron que fuera allí para conocer el proyecto ‘in situ’ y la verdad es que terminaron por convencerme. Su predisposición es total y yo, por encima de todo soy entrenador. ¿Qué más puedo pedir? Sigo en activo haciendo lo que sé hacer y disfrutando de esto una etapa más. Ya son muchas pero aquí sigo», indica seguro de sí mismo.

Gustavo Aranzana mira más allá de este próximo mes. «Lo ideal sería clasificarnos para el Afrobasket  y tendría hasta el 2025 para trabajar pero ya veremos. Es un proyecto nuevo tras el varapalo sufrido en el último campeonato».

El incombustible entrenador, santo y seña del baloncesto vallisoletano y uno de los entrenadores emblemáticos de la ciudad, echa la mirada atrás. «Son muchos años ya entrenando. Recuerdo como si fuera ayer  la conversación que tuve con Teodoro Rodríguez y Gonzalo Gonzalo (padres del Valladolid CB) para entrar en el primer club de la ciudad como entrenador ayudante. Fue mi entrada al baloncesto profesional», dice de una fecha que data de hace 45 años (verano del 77).

Aranzana habla de lo que se ha encontrado allí. «Tiene jugadores de talento. Quizás les falta estructura de juego y un trabajo de concentración continuidad tanto ofensivo como defensivo. Es lo que pretendo aportar», indica.