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Salazar, la esperanza goleadora del Real Valladolid

El delantero fichado en verano de la cantera del Real Madrid marca la mayor irrupción goleadora de un jugador del filial con dos goles en 72 minutos / Puede quitar el puesto a Cédric / "Las cosas llegan con el trabajo y la ilusión que voy a dar siempre porque forman parte de mí", dice el goleador

Salazar celebra su gol al Amorebieta.

Salazar celebra su gol al Amorebieta.

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

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A diferencia de la canción de Dylan,  la respuesta no sopla en el viento, sino que está mucho más abajo. En el vestuario del Real Valladolid Promesas.

La respuesta, ¿a qué?

A la escasez de delanteros del Real Valladolid. No es que haya falta de gol, pues el pucelano es el sexto mayor realizador de la categoría, junto a Sporting y Racing de Ferrol, con 25. Lo que faltan son especialistas en marcar gol. Es decir, delanteros.

Las lesiones de Marcos André y Sylla han dejado al equipo sin puntas profesionales. Pezzolano recurrió tras la baja del segundo a Cédric, quien salvó los muebles en pretemporada y anotó dos goles al inicio de Liga. Pero las diferencias que marcan los jóvenes en verano son efervescentes, ya que su puesta a punto es mucho más rápida. 

Con las maquinarias rivales rodadas, Cédric ha sido casi invisible. Apenas ha contribuido como titular desde la lesión de Sylla y tampoco en sus cinco apariciones posteriores a su gol al Cartagena, en la sexta jornada

Y en éstas que aparece otro chaval de la ahora ingente cantera blanquivioleta, cuya reactivación se comprueba con las llamadas de las diferentes selecciones nacionales de base, a las que él tampoco ha faltado. Se llama Israel Salazar y lleva dos goles en 72 minutos en partidos oficiales con el Real Valladolid. Nadie mejora su porcentaje realizador en toda la plantilla.

Pezzolano se acordó de Salazar porque, sin Marcos ni Sylla, tenía que llevar  en Copa ante el Espanyol otro delantero, pues no quería agotar con los 90 minutos a Cédric. En el 73 dio entrada a Salazar. Éste respondió a su confianza con un gol, aunque tras rebotar en un defensa. Pero ya era más de lo que había hecho el resto en el plano ofensivo.

Cédric comenzó como titular ante el Amorebieta pero fue un desastre, como muchos de sus compañeros. Tras el descanso lo sustituyó Salazar. El recién entrado no tocó mucho balón, pero sí actuó en el decisivo. Minuto 86, 1-1. Juric toca de cabeza en el área un balón que le cae a su pierna izquierda. Sin dudar, engatilla y marca para la victoria. Y entonces, casi toda la grada se pregunta quién es Salazar, que en trece partidos con el Promesas lleva tantos goles como con el primer equipo.

Israel Salazar Piriz nació en Badajoz el 10 de mayo de 2003, por lo tiene 20 años.  Mide 1,78 y pesa 69 kilos. Perteneció a clubes de base de su ciudad natal como el Guadalupe y el San Roque hasta fichar por el  gran forjador de jugadores de la ciudad pacense: el Flecha Negra.

Allí llamó la atención de ojeadores del Real Madrid, quienes se lo llevaron a Valdebebas para formarlo en 2015. Tenía sólo doce años. Sala, su nombre de guerra, se destapó desde su llegada como un gran goleador, pero el embudo en el que se transforman las categorías inferiores de los grandes clubes le fue privando de minutos a medida que subía peldaños, pese a marcar más de 150 goles en cinco años como merengue y jugar tres partidos con el primer filial blanco, el Castilla, en la temporada 20-21 y otro en la 21-22.

En ese verano de 2022 tomó la decisión, de acuerdo con el Real Madrid, de marcharse cedido al UCAM de Murcia, de 2ª RFEF, con el que jugó 28 partidos, anotando dos goles. En la casa blanca no creyeron en su progresión y el Real Valladolid llegó el pasado verano para ficharlo por dos temporadas.

Ahora Salazar sueña con triunfar en Zorrilla, pues confía en sus dotes. Su forma de juego no es la de Cédric. Es un futbolista que necesita metros por delante y se asocia bien con los compañeros en los espacios. Más que servir de boya arriba, tiende a irrumpir desde atrás. En Villarreal quizá pueda demostrar desde el inicio de lo que es capaz.

Por ahora, el jugador disfruta de la nube en la que se encuentra. "Intuía que el balón podía caer por ahí y verla para empujarla es el sueño del delantero. Ver al estadio en pie… No hay palabras para eso”, dijo el punta, feliz por recoger el fruto del esfuerzo.

"Trabajo, humildad y seguir haciendo lo que hago. Las cosas llegan con el trabajo y la ilusión que, tanto arriba como con el Promesas, voy a dar siempre porque forman parte de mí. Sigo siendo jugador del Promesas y trabajador de club, hago lo que me piden. Tengo la misma ilusión por jugar con el Real Valladolid que con el Langreo", agrega el punta, que vivió su día más especial como futbolista.

"Es una alegría inmensa la que sentimos yo y toda mi familia. No se puede pedir más que debutar y marcar, aunque no se pudo ganar en Copa. En Liga con 45 minutos y el gol de la victoria es el sueño de cualquiera que trabajamos día a día en el Promesas”.

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