Ronaldo destituye a su amigo Baptista como entrenador del Promesas

La guerra abierta en el Real Valladolid entre Júlio Baptista y Paulo Pezzolano tras las críticas del técnico del Promesas a las decisiones del uruguayo sobre los jugadores del filial que se lleva al primer equipo y después obliga a jugar en el segundo, ya tiene ganador. El brasileño ha sido destituido y Álvaro Rubio, fiel entrenador ayudante de Pezzolano, con quien guarda excelente relación profesional, ocupará su puesto al frente del Promesas.

A Ronaldo no le ha temblado el pulso para destituir a su ex compañero de selección y amigo, virtud por la que fue elegido hace cinco años para entrenar primero al Juvenil B y después al Juvenil A, antes de dar el salto en la temporada 21-22 al Promesas.

Es curioso que a Baptista no le haya costado el puesto su pésima labor en el filial, sino su enfrentamiento con el míster del conjunto profesional. Esta vez ni siquiera su amistad personal con el presidente Ronaldo Nazário le ha servido para mantener el puesto. Su ataque a Pezzolano fue demasiado sonoro como para mirar hacia otro lado. Ambos técnicos ni se hablaban y su comunicación se realizaba por personas interpuestas. Una situación muy difícil de sobrellevar entre dos equipos con trasvases constantes.

Se desconoce cómo se ha desencadenado la marcha del entrenador del segundo equipo y si ha sido de forma amistosa o se han tirado los trastos a la cabeza, pero el club habla en su nota de prensa abiertamente de ‘destitución’, cuando en casos anteriores, incluso con técnicos del primer equipo, decía que ambas partes ‘ponen fin a su relación’ o ‘separan sus caminos’. 

El ya ex técnico tomó el Promesas después de haber disputado, al mando de Javier Baraja, la promoción de ascenso a Segunda División y bien asentado en Primera RFEF. Con Baptista descendió a Segunda RFEF, siendo incapaz de recuperar la categoría perdida la temporada siguiente al caer en la primera ronda de promoción. En el momento de su despido, el brasileño deja al equipo en zona de descenso con 10 puntos en diez partidos y un sólo triunfo como local, ante el colista, en cinco encuentros en los Anexos.

Baptista ha sido además incapaz de dotar de un sello personal al Promesas en estos dos años y casi tres meses de competición. El filial nunca ha tenido un estilo definido y ha jugado por asociación de individualidades. Lo mismo que en los dos equipos de juveniles. 

En cuanto a Álvaro Rubio, su experiencia en los banquillos se limita a los dos partidos en que Pezzolano estuvo sancionado la pasada temporada. Tras cerrar su carrera como futbolista fue ayudante del cuerpo técnico durante las etapas de Luis César, Sergio y el uruguayo. Persona muy querida en el club y de gran trato humano, no se prevén problemas con Pezzolano como con su antecesor, más bien todo lo contrario.

El buen carácter de Rubio siembra la duda de si ha sido colocado al frente del Promesas por su fluido trato con el míster uruguayo, de quien ha sido ayudante y al que entiende perfectamente, o porque en el club piensan que el riojano puede ser un buen técnico para el filial. Es posible que se sumen ambas condiciones. El tiempo se encargará de despejar la incógnita.