Diario de Valladolid

BALONMANO

Poderoso Recoletas

El Atlético sabe sufrir y gana al Cuenca, actual subcampeón de Liga / Se coloca tercero en la clasificación, a expensas de lo que haga el Benidorm ante Bidasoa

El central brasileño Freitas es parado de forma poco ortodoxa por Sergi Mach, jugador del Cuenca. LOSTAU

El central brasileño Freitas es parado de forma poco ortodoxa por Sergi Mach, jugador del Cuenca. LOSTAU

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Arturo Alvarado
Valladolid

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La directiva del Recoletas Atlético Valladolid quería que el equipo diese un salto de calidad esta temporada y quizá se haya quedado corta, porque más que un salto, puede ser una propulsión a chorro. La temporada es muy larga y la tortilla se puede voltear en cualquier momento, pero los síntomas de crecimiento y madurez de los gladiadores azules son fuertes e inequívocos.

En primer lugar, porque el equipo ha aprendido a competir la hora entera. Sabe salir de las arenas movedizas de sus errores y además los finales apretados ya no son para el rival ni una lotería. Los de Pisonero saben jugarlos y ganarlos.

En segundo, porque el Atlético ha mejorado de una forma espectacular su defensa. La base de cualquier éxito para un equipo pequeño que no puede pagar tanta calidad como para ir al intercambio de goles. El rival que cayó ayer en Huerta del Rey lo demuestra. El Cuenca, con talento en ataque pero sobre todo con una  defensa al borde de la legalidad, fue subcampeón de la última Liga.

Y en tercer lugar, porque el Recoletas es un equipo coral. No depende de uno o dos chutadores o pasadores. Si Lima flaquea, aparece Alejandro Pisonero. Si no está Dimitrioski, Camino se hace ver. Y así con todas las posiciones.

Los de David Pisonero ganaron al Cuenca después de un partido muy reñido en el que supieron sobreponerse a un marcador inicial en contra y capear la crisis que surgió mediada la segunda parte. Una tormenta que en otros años les habría llevado a naufragar pero que ahora sólo zarandea su nave. 

La consecuencia de este excelente inicio de Liga para el Atlético es su tercera posición en la tabla tras Barcelona y Bidasoa, a expensas de lo que haga Benidorm esta tarde en su pabellón ante los iruneses. Los gladiadores azules sólo han perdido con los dos primeros.

El partido ante el Cuenca fue enrevesado. La defensa llevada al límite de los manchegos era una dificultad. Su rapidez en las acciones de ataque, para rivalizar en ese campo con los pucelanos, otra.

Los empates al inicio se sucedieron en el marcador, pero con los visitantes siempre por delante. Hasta que sus circulaciones despistaron a una defensa local que perdió la vigilancia a su espalda y Cuenca se puso 3-5 y 4-6. César aún no había aparecido en la puerta.

El Atlético espabiló con Camino en 5:1 pero la gran reacción, tras desaprovechar una superioridad de siete contra cinco por dos exclusiones en el mismo minuto, llegó con  la defensa abierta en 3:3 que impedía a los chutadores conquenses levantarse para tirar desde los nueve o diez metros.  

El Recoletas sumaba goles cual hormiguita. Si Freitas encontró hueco al inicio, Toledo, D’Antino y Álvaro tomaron el relevo para ponerse  12-9. El Cuenca se quedó clavado en este guarismo más de seis minutos. Dejó de ver puerta y, cuando la oteó, ahí estaba César. Tras intercambiar goles llegó el descanso con 15-12.

La segunda mitad se inició con uno de los goles de la jornada, con Toledo tirando de espaldas a la escuadra, tras ser empujado y antes de caer al suelo. Las diferencias se mantenían entre tres y cuatro goles para el Atlético... hasta que se paralizó. Su defensa se hizo lenta y en ataque no había ideas. Del 19-15 se pasó al 19-20 y al 20-21. Lima no tenía su día, Espinha paraba casi todo y Simonet encontraba hueco con apenas mover el balón de lado a lado.

Parecía volver el orden natural de las cosas, pero este año el Recoletas es revolucionario. La roja a Nacho Pizarro no la acusó en su remontada el Cuenca en defensa pero sí pasó factura en la reacción local. El Atlético recuperó la velocidad en su acciones y fue anticipativo en defensa, con numerosos robos de balón.

Álvaro, Alejandro, D’Antino y Freitas encontraban hueco, César fue un muro y el 20-21 se transformó en 26-23. Dos tiempos muertos casi seguidos de Lidio Jiménez no sirvieron para cambiar la dinámica de un equipo cansado que cayó por 29-26 ante un Recoletas que quiere ser la sorpresa de esta Liga. 

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