El líder Caja Rural Aula sigue pisando fuerte

El Caja Rural Aula ha comenzado la Liga como Atila: conquistando territorios bajo un dominio feroz. Las vallisoletanas suman sus partidos por victorias y los ocho puntos que titilan en su inmaculado casillero invitan a pensar en una temporada apasionante y muy divertida. No es realista pensar en el título de Liga pero sí en  ocupar las plazas altas de la tabla y soñar con lo que permitan los hechos. Por el momento las jugadores de Peñas y Escudero llevan una trayectoria de matrícula de honor, lo que les permite jugar más sueltas, sin la presión de mirar hacia abajo.

Las pucelanas derrotaron en su cuarta singladura de la Liga a un Elda recién ascendido que se estrenaba como local. En la Liga Guerreras no hay chollos y las blanquiazul se tuvieron que currar mucho la victoria. Las alicantinas jamás se rindieron, oponiendo hasta el final su energía por el debut en casa.

Comenzó el Aula mandando, gracias a sus acciones rápidas, el excelente juego con la pivote y una Menchu que bajo los palos desquició a las locales. Con 3-8 Chema Vives pidió tiempo. El Elda recortó distancias pero la primera parte fluctuó, en un toma y daca, entre los dos y los cuatro goles de diferencia para las visitantes, con cinco de tope (9-14). Lima metía en el partido a las locales, que no se alejaron nunca lo suficiente como para que el Aula se relajase. El descanso llegó con 12-16.

La diferencia era considerable y crecería aún  más gracias a la salida en tromba de las de Sergio Escudero. Un parcial de entrada de 1-4 colocó el 13-20 en el marcador. El Elda no podía con el juego de pivote ni los chuts desde nueve metros. El partido parecía encarrilado,  pero no fue así.

Con esa máxima ventaja de siete goles Vives pidió un nuevo tiempo muerto, pasados los cuatro minutos de la segunda parte. La defensa local fue mucho más anticipativa y entre Lima y Janette supieron encontrar huecos en una defensa castellana que notó demasiado la exclusión de O’Mullony y la facilidad eldense para marcar con tiros rápidos tras escasa posesión.

El parcial se dio la vuelta... con creces. Un 7-1 colocó el  marcador en 20-21 y luego en 21-22. El Caja Rural supo salir del bache gracias a la garra y la fuerza, pero también al orden, con Jimena Laguna como maestra de operaciones. La manchega tomó galones y comenzó a lanzar desde el lateral,  provocar penaltis y jugar con la pivote. Movió todo el equipo. 

Esto, unido a  la ayuda de O’Mullony y Amaia, la recobrada firmeza defensiva y el acierto en la puerta, recondujo las distancias. Del 21-23 se pasó al 22-25 y al 25-28 con que se afrontó con más tranquilidad un final al que O`Mullony puso la guinda con el gol 30 desde el lateral.