Diario de Valladolid

BALONCESTO / PRETEMPORADA

La ira de Paco García no basta al Real Valladolid Baloncesto ante Melilla

El conjunto pucelano mejorado pero inconcluso vuelve a tropezar en la misma piedra al encajar 52 puntos al descanso ante Melilla / Recados de Paco García a varios jugadores

UEMC Real Valladolid - Melilla Baloncesto. / M. G. EGEA

UEMC Real Valladolid - Melilla Baloncesto. / M. G. EGEA

Publicado por
Guillermo Velasco
Valladolid

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El quinto test de la pretemporada sirvió para dejar claro que sin defensa no habrá paraíso alguno para un Real Valladolid que, a dos semanas del inicio de la Liga, sigue hace aguas en defensa. Los 52 puntos encajados al descanso ante un Melilla, fresco como una rosa que solo había jugado un partido de pretemporada y ante su filial, son el mejor ejemplo del enfado monumental de un Paco Garcia que no dudó en desatar la ira que lleva dentro para dar una patada a una silla y un golpe a la pared camino de los vestuarios al tiempo que blasfemaba. La filípica en el vestuario era obligada por la malla imagen del equipo de medio campo hacia atrás.

En comparación con el último envite ante Ourense el equipo desplegó un mejor juego… en ataque, solo en ataque, sobre todo con un Nwogbo que a día de hoy se antoja no solo como determinante sino también del todo necesario. Y es que con él en el campo el  Real Valladolid, todavía sin su ropa oficial, es otro equipo muy diferente.

E. M.

E. M.

Si en los dos últimos partidos el equipo mostró carencias con la excusa de la baja de su teórico mejor jugador, ante un Melilla totalmente reconstruido tras el descenso y plagado de extranjeros ‘desconocidos’, la predisposición de agachar el culo, la llave del éxito pasado,  sin trabajo de ayudas y con despistes inexplicables de conceptos del juego,  fue más de lo mismo, sobre todo en la primera mitad (46-54), aunque con un Paco García mucho más activo y… cabreado. No era para menos.

No era tiempo ya para que los jugadores resolvieran los problemas por sí solos como en partidos anteriores. Era solo una cuestión de apretar, salir bien de los bloqueos (asignatura todavía pendiente) y ser más verticales en transición. Y con esa premisa de ser agresivos en las líneas de pase y en la defensa hombre balón, el equipo despertó de su letargo a pesar del acierto de Van Dyke, Norelia y Tamulis, valiosos y efectivos flotadores de Melilla.

26 minutos tardó el Real Valladolid, espoleado posiblemente por el  inconformismo del técnico, para dar la vuelta al partido. Los 18 puntos encajados en el tercero sí eran el camino a seguir (74-70). Pero la cabra, de momento,  tira al monte,  y la reacción fue inconclusa ante un gran y serio Melilla que supo aguantar la embestida intermitente de los vallisoletanos, que volvieron a desconectarse en el último cuarto, primero en ataque, por precipitación, y después en defensa ante los tiros liberados de Melilla. 

A pesar de los pesares el Real Valladolid tuvo balón para empatar el partido con dos triples de Mike Torres y Puidet que acabaron en el hierro recompensando el buen partido del conjunto melillense (90-93).

Una derrota que deja mensajes para navegantes. El primero sobre Sergi Costa, que incluso fue relegado al banquillo cubriendo por momentos su opuesto con dos escoltas (Puidet y Schmidt) en el campo. El segundo para un extrañamente distraído N’Guessan, una sombra de sí mismo que ha bajado su rendimiento de manera alarmante y… preocupante. Y el tercero hacia un banquillo que apenas sumó en un partido sujetado por el triángulo formado por Schmidt, Torres y Nwogbo.

Al término del partido Paco García mostraba su malestar por la floja disciplina defensiva de su equipo, los errores en los tiros libres (8 errados) y el mal momento de algunos de sus jugadores. Tiempo al tiempo.

 

 

 

 

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