Diario de Valladolid

FÚTBOL / REAL VALLADOLID

El gol en el Real Valladolid sólo es del filial

Tunde y Cédric dan el triunfo a los blanquivioleta ante el Rayo Majadahonda / El otro tanto en el primer amistoso fue de Maroto / Buenas sensaciones de Moro en el extremo

Real Valladolid-Rayo Majadahonda. / LOSTAU

Real Valladolid-Rayo Majadahonda. / LOSTAU

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

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Los partidos de pretemporada sirven para dos cosas: para saber la línea que llevará el equipo en la Liga o para todo lo contrario. Asumido que no es lo mismo disparar a la diana que al león en la sabana, pocas conclusiones pueden sacarse de un Real Valladolid que es en un 40% el que se verá en el campeonato y que cuenta con sus futbolistas baldados por el exigente trabajo físico de pretemporada. Es tiempo de cargar las baterías y no de lucir la electricidad sobre el césped.

¿Quiénes se sustraen de esta ley casi universal? Los jóvenes, capaces de pasar de cero a cien en segundos y de asumir las cargas de trabajo sin perder un átomo de chispa. Quizá sea ésta la causa por la que un partido espeso entre Real Valladolid y Rayo Majadahonda fue rescatado del 0-0 por Tunde y Cédric. Los dos jugadores del filial realizaron sendas acciones a velocidad de esquiador en bajada que supusieron los goles del partido, desarmando a la hasta entonces no demasiado exigida defensa majariega. Si se suma el tanto del primer amisto ante el Leganés, obra de Maroto, resulta que los tres goles del Pucela los han marcado jugadores del filial. Un dato que aún no chirría pero que es al menos para tener en cuenta.

En el 1-0 al Rayo Majadahonda, Tunde controla el balón a diez metros del área, sortea en un preciso eslalon con el cuero pegado al pie a tres defensas y fusila al portero de caño. Un gran gol que despertó a los que sesteaban por el calor fuera de la hora ideal para este menester.

Cédric cerró el marcador en el minuto 86. Cayó en el área tras ingresar en la misma a toda velocidad, por un empujoncito de Pelayo. El árbitro señaló penalti y el propio camerunés marco de tiro suave, tras engañar al arquero. Pareció una compensación por el gol anulado dos minutos antes al mismo protagonista, por una falta previa hecha por él tan leve como la recibida en el penalti.

Alguno puede pensar que los jugadores de filial marcaron porque la alineación fue casi la del Promesas. No es la razón. Pezzolano sólo colocó de inicio a Víctor, Maroto y Chuki, en un once formado por Masip en la puerta; Luis Pérez, Boyomo, Víctor y Escudero en defensa; Monchu y Maroto como mediocentros; Iván y Moro en los extremos; con Chuki por detrás de Sergio León en el ataque. 

Lo más rescatable de esta primera mitad sin goles fueron las internadas hasta apurar la línea de fuera de Moro. No todos sus centros fueron buenos, pero su habilidad es visible, pese que el rival fuese de una categoría inferior. También estuvo bien Iván Sánchez en el otro extremo y Maroto en la medular. Moro y Sergio León, cada uno en dos ocasiones, no atinaron con el gol.

Si en la primera mitad el fútbol con peligro transcurrió sobre todo por las bandas, en la segunda se centró algo más. Pezzolano introdujo ocho cambios y sólo se quedaron Aceves y Garri sin jugar. 

El Rayo Majadahonda cambió todo el equipo tras el descanso, excepto el portero, y en los primeros minutos se notó su fuerza. A medida de avanzaba el crono, el Pucela se hizo con las riendas, convirtiendo el partido en un frontón. Arroyo y Monchu gozaron de oportunidades de marcar pero no lo lograron. Éste emergió como director de juego, papel que deberá repetir de continuo durante la temporada.

El sábado espera el Mirandés en Anduva. Un reto de mayor altura... en el que se espera que el gol no luzca biberón.

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