Diario de Valladolid

FÚTBOL / REAL VALLADOLID

¡El Pucela está vivo!

Portentosa triunfo de los blanquivioleta ante un Barcelona a medio gas que les coloca de nuevo a una victoria en dos partidos para sellar la permanencia / Christiansen , en propia puerta, Larin y Plata, goleadores locales / Lewandowski acortó diferencias

Celebración del gol de Larin.

Celebración del gol de Larin.

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

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Hay partidos que perduran en la memoria. Que pasan de padres a hijos como el reloj o los buenos libros. El Real Valladolid-Barcelona es un partido para heredar. Cualquier blanquivioleta que se precie podrá contar a sus descendientes que él vio cómo el Pucela daba un baño al Barcelona. Y se lo narrará de cabo a rabo, como si fuese el cuento de Caperucita o las aventuras de  Huckleberry Finn. 

El padre expondrá en tono quedo pero intenso que él, en persona, con sus propios ojos, vio resucitar a un muerto. No cuando estaba tendido, recién caído, para realizarle la respiración artificial, sino ya metido en el ataúd y con los cuatro cirios rodeándole. Y detallará cada jugada como si fuese un duelo a espada. 

Por supuesto, para que esta historia tenga enjundia, el Real Valladolid debe firmar la permanencia. Ayer dio un paso de gigante para conseguirla. No sólo porque depende de una victoria en dos partidos para llegar  a esos 41 putos que suponen sellarla de facto, sin porque se ha dado cuenta de que puede competir. Que no es el cadáver andante que perdió  cinco partidos seguidos, con mayor o menor justicia. El Pucela está vivo. Y lo demostró con un bufido que oyó hasta en Cornellá y Getafe, para que nadie piense en que hay un enemigo menos.

Por supuesto que al Real Valladolid le ayudó la versión saciada de un Barcelona más pendiente en estos días de la fiesta por el título que de la competición. Pero da igual. El Real Valladolid perdió ante rivales con mínimos argumentos futbolísticos, como el Cádiz, dando una imagen de estolidez y conformismo. Ayer las camisetas blanquivioleta desprendían fuego. Intensidad máximas, ayudas en los marcajes, velocidad en los ataques... fue un todo que demostró que este Real Valladolid no se va solito camino de la tumba. Hay que empujarlo, y con grúa.

El partido se pudo de cara con el gol tempranero de Christiansen en propia puerta. Suerte, pueden decir algunos. Machis , les respondo yo. El venezolano es una máquina de centrar bien cuando está inspirado, de forma que un balón suyo fuerte y tenso puede irse a la red al menor toque. Y es lo que le ocurrió al danés. Quiso cambiar la trayectoria del cuero pero lo incrustó en la red. Si no lo hubiese hecho, llegada detrás Larin como un obús para dar el testarazo.

El tanto activó aún más al Real Valladolid, que vio cómo por una vez la maldita suerte no le daba la espalda. Y surgió la hora de los desheredados. Como Mesa. Desaparecido en combate tras los pitidos que sufrió en Zorrilla frente al Mallorca, resurgió con su mejor versión. Como si durante este tiempo fuese una botella de cava que coge presión y ayer se descorchase. El canario defendió, robó, subió, bajó... También Plata se apuntó a la rebelión de los proscritos, como su  mejor partido defensivo desde que llegó a Pucela.

Todo el equipo estaba coordinado y el Barcelona lo intentaba por sin éxito. Machis disparo en dos ocasiones pero sin suerte. Si la hubo con el 2-0. Plata recibe en el área y Eric García le toca levemente por detrás. Penaltito, para ser sinceros. Larin acuesta a Ter Stegen y marca.

Entonces el Barça se empeñó en demostrar que no había venido de visita y Raphinha puso a prueba a Masip, que sacó su versión superhéroe para realizar tres paradas portentosas. Dos al brasileño y una a Christiansen, que remató de cabeza peor que en su portería.

El 2-0 del descanso era un sueño que creció en la segunda mitad. El Barcelona tenía la bola para remolonear y el Pucela para salir  ala contra o dominar. Larin dio un pase en profundidad a Plata quien marcó su ¡primer! gol de la temporada. 

El 3-0 era como un Rembrandt que ni siquiera ensució el tanto de Lewandowski, al meterse entre Javi Sánchez y Torres, quien sustituyó con gran acierto a Joaquín en el minuto 16. Rosa tiró antes al palo pero la obra de arte ya estaba escrita. 

Sólo falta la permanencia para  encuadernarla y que la lean los pequeños pucelanos durante las próximas temporadas. 

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