Diario de Valladolid

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Desastre del Real Valladolid en Vallecas y vuelta al pozo

Los blanquivioleta van de más a menos, hasta ser dominados por el Rayo / Ocasiones iniciales de Monchu y Escudero / Luis Pérez se retira lesionado

Monchu en el suelo pide penalti.

Monchu en el suelo pide penalti.

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

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Paulo Pezzolano pidió a sus jugadores hacer el partido del año en Vallecas. Algo debieron entender no mal, sino al revés, porque lo que perpetraron fue uno de los peores partido del año. O la castaña del año, por no utilizar un vocabulario más escatológico. 

Resulta incomprensible que el Real Valladolid se esté jugando la vida, venga de unos partidos en los que lo ha dado todo y los haya ganado o estado al menos cerca de conseguirlo, y salga a jugar una pachanga de solteros contra casados. Ni un atisbo de tensión, rabia o hambre ante   un rival con mucho menos en juego y que venía de encajar un 4-0 en Elche. La afición pucelana esperaba un tigre en Vallecas y lo que salió fue un hámster.

Con diez días por delante del siguiente partido habrá que hacer examen de los daños y las causas que los han producido. Averiguar si el efecto Pezzolano era efervescente o bien pasa por mar picada. Es tan evidente que el equipo ha pasado con él de capturar 7  puntos de 9 posibles a sumar un penoso y preocupante 0 de 9. 

Aun así nadie pasa de catedrático a analfabeto en 27 minutos, y mucho menos en 90, por lo que habrá que preguntarse qué le ocurre  a un equipo que muerde ante Mallorca, Villarreal y Girona, da la cara frente al Valencia hasta el enorme error de Masip, y el árbitro le priva de una gloriosa remontada tras ponerse 2-3 con el Atlético.    

Lo que nunca se había visto hasta ahora con el uruguayo fue lo de Vallecas.

¿Y qué pasó? Que el Pucela no compitió más que en los primeros minutos. Después el Rayo se hizo con el control y el Real Valladolid implosionó. Desapareció. Se borró. No creía en lo que estaba haciendo. El código gestual de los jugadores era de pachanga, de no entender lo que ocurría. Recordó a los peores encuentros con Pacheta, en una fase que parecía superada.

Los dos equipos firmaron una primera parte sin goles y con un juego que fue de más a menos pero con los locales mejor armados sobre el campo y los pucelanos que acabaron casi pidiendo la hora para recomponerse en el  vestuario, ya que el Rayo le estaba desarbolando. 

Comenzó más fuerte el Pucela, con una falta directa despejada por Dimitrievski y un cabezazo tras córner de Escudero, que envió el balón cerca del poste. Después fue el turno de los vallecanos. Masip sacó primero un tiro de Isi y el posterior rebote a Álvaro, a quién volvió a repeler un disparo en el área a la media vuelta. Era el minuto 18 y ya no hubo mas ocasiones claras por parte de ninguno de los dos equipos.

La desgracia para los pucelanos llegó con la lesión de Luis Pérez, que cayó en el minuto 23 tras ser entrado por Comesaña. El lateral se dio  enseguida cuenta de la gravedad de su problema muscular y pidió el cambio. Salió en camilla y Fresneda ocupó su lugar. 

En la segunda el Rayo marcói a los tres minutos, síntoma de que el Pucela salió dormido en vez de espoleado. De Tomás hizo de cabeza su primer gol de la Liga. Larin pudo marcar después pero fue Camello quien lo hizo, con la defensa anestesiada. Sergio León elevó de cabezazo cruzado la incógnita con el 2-1, pero no hubo fuerza para el empate. Y casi, ni ganas.

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