Diario de Valladolid

FÚTBOL / REAL VALLADOLID

El Real Valladolid respira

Derrota por la mínima a un Espanyol al que pudo golear / Los tantos de Iván Sánchez y Aguado acaban con el gafe de los medios de cara a portería / Subida del 18º al 14º puesto

Iván Sánchez y Escudero.

Iván Sánchez y Escudero.

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

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Hay equipos capaces hasta de correr sobre el mar por convicción propia, si les persuaden de que es posible. Otros necesitan para correr que los persiga un dóberman. No es lo ideal desde el punto de vista competitivo, pero queda el consuelo de que al menos corren. 

El Real Valladolid pertenece  este segundo apartado. Compite mejor cuando ve las orejas a lobo (o dóberman) y mejora aún más si lo hace ante su público. Por naturaleza tiende a un conformismo, cuando las cosas le van bien, que le acaba pasando factura, hasta el punto de obligarle al sobreesfuerzo. Es, en resumen, lo contrario a Osasuna.

Los de Pacheta compitieron bien  ante Valencia, Real Sociedad y el cuadro navarro. En el Villamarín dieron la cara. Pero llegaron a Balaídos y desconectaron, creyendo que con su reciente hoja de servicios estaba asegurado al menos el empate. Y llegó el tortazo.

Esta temporada los de abajo ganan más que nunca, y el Pucela comenzó  en puesto de descenso su partido ante el Espanyol. El dóberman se acercaba y ya se le veían los colmillos. ¿Y qué hizo el Real Valladolid? Competir. Y bien. 

Independientemente de esos partidos a veces demasiado abiertos que no controla y esa tendencia al «cara o cruz» que señalaba el técnico españolista en la previa, a los blanquivioleta les suele ir bien cuando están enchufados mentalmente y realizan un potente y solidario desgaste físico.

La prueba fue este encuentro, en el que se observaron las dos caras de este equipo. El  Pucela puso sobre el campo argumentos suficientes para golear. Sólo faltó mayor puntería. Sin embargo, un despiste final le costó el golaveraje e incluso se coqueteó con el empate. Tanto esfuerzo pudo irse al garete pero el resultado hizo justicia, aunque se antoja corto. El Real Valladolid fue superior al Espanyol, en fútbol y ocasiones de gol.

El partido comenzó con sorpresa. Javi Sánchez estaba  a punto de ser padre y acudió donde debía: al parto. Joaquín lo sustituyó como pareja de El Yamiq en el central. En los laterales, dos novedades: Fresneda y Escudero.

En el mediocentro, un dúo inédito: Hongla y Mesa. Funcionó. Uno trabajaba más en defensa para que el otro lo hiciese en ataque. Los extremos fueron para Plata y Plano, la mediapunta recayó en Iván Sánchez y Larin fue el ariete. 

Un once inédito con cinco novedades respecto al de Vigo (todas de medio campo hacia atrás) supo maniatar a Espanyol. El Pucela comenzó dominando y a los 4 minutos Larin marcó tras regatear a Pacheco, pero en fuera de juego. En el 8 fue El Yamiq quien mandó el esférico de cabeza a un palmo del poste tras un córner.

Los de Pacheta se sentían a gusto. Tanto, que olvidaron las marcas cuando Darder, solo y desde fuera del área, obligó a Asenjo a realizar un excelente rechazo. 

Plata respondió con un disparo rechazado a córner por Pacheco. Fue el preludio del primer gol: Fresneda forzó una falta en ataque, Plata recibió en el área y sirvió atrás el balón para que Iván Sánchez rematase seco y cruzado desde lejos. El balón pegó en un rival y se envenenó, pero Pacheco puso manos blandas y el cuero entró. 

Larin pudo marcar en dos ocasiones. En una no llegó al tackling y en la otra, con escaso ángulo, disparó demasiado cruzado. El Pucela se gustaba y un córner a favor  a punto estuvo de costar el empate. Plata lo sacó a las manos de Pacheco, que pasó en largo a Puado. El extremo le ganó la disputa a Escudero y desde lejos remató al poste.

El Real Valladolid abordó la segunda parte en ignición. Después de dos sustos de Joselu, cercó la meta de Pacheco con un juego dinámico y eficaz. La entrada de Machís dio profundidad a la banda zurda mientras que por la diestra Plata volvía locos a sus laterales. Jugaron cuatro en las filas españolistas.

Un centro del ecuatoriano, tras una subida espectacular por la banda hasta apurar línea de gol, dejó el cuero en el área a Aguado. Recién entrado al campo, cruzó raso y colocado el balón a la red. 2-0 con tantos de jugadores que no son delanteros,  por primera vez en once partidos.

El Espanyol se rompió en su intento de ir arriba. Plano recibió solo ante Pacheco un balón procedente de rebote tras tiro de Machis. El madrileño chutó a la media vuelta, pero el arquero atajó el disparo.

Más clara fue aún la de Plata. Aguado condujo con maestría  una contra de dos contra uno y le dejo el balón expedito. A cuatro metros de Pacheco, envió el cuero al poste. 

Diego Martínez cambiaba sus dibujos tácticos y al final le salió. El Yamiq se comió un balón en profundidad de Darder a Braithwaite y el holandés fusiló cruzado a Asenjo. Del posible 3-0 al real 2-1... y peligro de empate en la jugada siguiente: un balón centrado tocó en El Yamiq, poderoso en el juego aéreo, y se envenenó, perdiéndose cerca del travesaño.

Con el Pucela pidiendo la hora en un partido que debió ganar holgado, finalizó el encuentro. Los 27 puntos le colocan decimocuarto, empatado con el duodécimo, el Espanyol. Pero también hay que mirar para abajo. El descenso está a dos puntos.

Es de desear que los de Pacheta no necesiten ver el doberman de cerca para competir. Esta Liga está tan igualada por abajo que dos mordiscos pueden tumbar a cualquiera.  

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