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BALONCESTO / LEB-ORO

La indolencia castiga al Real Valladolid Baloncesto en Lleida

De nuevo cae en la trampa como visitante debido a su sesteo durante tres cuartos / Su reacción en el último cuarto cuando todo estaba perdido, fue insuficiente / Carrera y Urtasun, verdugos de los vallisoletanos, que perdieron todas las batallas

Allen ante Vocetic. 7 LOF

Publicado por
Guillermo Velasco
Valladolid

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El UEMC Real Valladolid Baloncesto pierde fuera lo que gana en casa. El equipo de Paco García, salvo contadas ocasiones, es una caricatura de sí mismo lejos de su fortín de Pisuerga. Un equipo minimizado por completo, irreconocible más bien. Ni siquiera el látigo motivador y convincente de Paco García, cruzado de brazos durante demasiados minutos, es el mismo.

La mutación que experimenta el Real Valladolid como equipo visitante es tan asombrosa como inexplicable. Porque su baloncesto, aún con las cartas marcadas por la ausencia de última hora de Kabasele, en poco o más bien en nada se asemeja al que le ha llevado a defender la cuarta plaza en la Liga.

El Real Valladolid Baloncesto fue a Lleida posiblemente sugestionado y con la venda puesta antes que la herida sin el hambre necesario para poder noquear a un rival al que había ganado por 40 puntos en Pisuerga.

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Pero en esta ocasión el eléctrico Carrera, siempre al filo de perder los papeles y presente en todas las guerras, se puso el traje de MVP en la primera parte,  el mismo que tiró en Valladolid a los 18 minutos con su segunda falta técnica. Con él, Lleida (digan lo que digan un equipo peor que el UEMC como se demostró en el último cuarto) mandó a placer hasta el minuto 30 junto al ‘cuarentón’ e incombustible Urtasun, capaz aún de cortar trajes y dejar en evidencia a más de uno pese a su elevada edad.  

La indolencia defensiva del Real Valladolid ayudó a cavar su propia tumba y caer en la trampa del ruidoso y caliente Barris Nord de Lleida. 

Pero a pesar de los pesares por la pachorra de Belemene y Kuiper,  la anarquía de Mike Torres, la obcecación de Sergio, Gantt y Kovacevic (cada uno en lo suyo), el mal momento físico de Allen, la blandeza de Mazaira, la invisibilidad de Puidet o  la guerra contra el mundo de Pantzar, el desconocido Real Valladolid fue capaz de meter el miedo en el cuerpo a un Lleida, que se vio ganador antes de tiempo. 

Una defensa zonal de los vallisoletanos ayudó a encontrar el orden o cuanto menos a desesperar al siempre acelerado Lleida, sujetado por su estrella.

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El UEMC, después de un largo e inconcebible sesteo, despertó en el último acto después de ir 18 puntos abajo para colocarse 78-74 con 3.25 por jugarse.  Pero su resistencia acabó ahí. Los tiros libres dieron un respiro a Lleida y la precipitación se adueñó de los vallisoletanos, que quisieron arreglar el entuerto contra el reloj.

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