Diario de Valladolid

FÚTBOL / REAL VALLADOLID

El Real Valladolid se borra ante el Barça

Falto de intensidad y espíritu de lucha, ve cómo un conjunto azulgrana con más hambre que él le pasa por encima con una goleada / Ni un disparo visitante en la primera parte / Lo mejor para los blanquivioleta, el debut de Arroyo

Escudero y Kike.

Escudero y Kike.

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

Creado:

Actualizado:

Weissman y Plata están lesionados. Llegará un extremo zurdo y se supone que de una rapidez parecida  a la del ecuatoriano. El Yamiq se encuentra renqueante y está llamado a formar pareja de centrales con su compatriota Feddal, que ha llegado fuera de forma. 

Esto es lo mejor que dejó el Real Valladolid tras su paso por el Camp Nou. 

Cinco jugadores que no estuvieron y llamados a vertebrar un equipo que en Barcelona se mostró escaso de corazón y huérfano de alma. Porque se puede perder contra una máquina como la que está ensamblando Xavi por cuatro goles. O por cinco. Pero no así. No dejando que el rival, además de ser superior técnica y tácticamente, luzca con años luz de diferencia las virtudes que debería exhibir el Pucela ante rivales así: presión, ayudas, competitividad, intensidad, lucha por los balones divididos, sentido de la anticipación....

Todo esto, y más elementos no tangibles, se los llevó un Barça  hambriento, como si con cada gol cuadrase un asiento contable y borrase números rojos. El Real Valladolid deambuló por zona de nadie. Toquecito, estatismo, tardanza... No se le puede pedir que en tres pases rápidos y sorpresivos arme una ocasión de gol, como el rival, pero sí que muerda sin balón y que  no pierda pases tontos por malas entregas y peores desmarques.

Este panorama sirvió para desencadenar la tormenta perfecta en el Camp Nou, en especial en la primera parte. El Pucela ni la olió. No llegó a tirar. Ni a puerta, ni fuera. Los de Pacheta eran una furgoneta de reparto superada por un bólido. Cuando el rival es mejor, más rápido, más fuerte y encima lucha más, todo esta dicho.

El show azulgrana comenzó con un tiro de Dembélé en el minuto 6, sacado por Javi Sánchez en la línea de gol, con Masip superado. El catalán fue titular por la baja de Asenjo. En el 12 Lewandowski remató de cabeza un centro de Raphinha. El balón dio en el palo, luego en la espalda de Masip y se paseó por la raya de gol.

La carambola milagrosa no espabiló al Pucela, que vio cómo la autopista A2 pasaba por el flanco izquierdo de la defensa albivioleta. El de Escudero. Otra vez. Raphinha se hizo allí un dúplex, dedicándose a internarse y servir balones. 

Como el del primer gol. El recién fichado coloca un banana perfecta al segundo palo para Lewandowski. Javi Sánchez y Joaquín deciden no intervenir porque piensan que llega Masip, con tiempo y espacio para ello. Pero el meta se clava por enésima vez, el polaco mete la punterita y gol. Un fruto de lo que por entonces ya era un asedio total, pues dos minutos antes Dembélé envió al travesaño un pase de Lewandowski.

El Real Valladolid entró en pánico y todo sus sensores se colapsaron. No había, defensa, medular ni ataque. Gavi se aprovechó de ello entrando sin marca por el centro para disparar a gol a dos minutos del descanso. 2-0 y a los vestuarios. Lo mejor para los de Pacheta, el resultado.

Estos quisieron estirarse con los cambios de Mesa y Plano pero no pudieron. Y llegó el tanto de la noche. Lewandowski recibe de Dembélé entrando en el área y con el marcaje de Joaquín. Lo que no se esperaban éste, Masip y los casi 84.000 espectadores es que el polaco hiciese una espuela para cruzar el balón a la cepa del poste contrario. Una obra de arte.

El Barça bajó el pistón con el 3-0 y el Real Valladolid por fin pudo llegar a puerta. Sus dos únicas ocasiones llegaron seguidas. En la primera, por triplicado. Ter Stegen saca un tiro a León; Koundé repele en la raya de gol el empalme posterior de Plano y el meta aborta el disparo de Mesa tras el segundo rechazo. Un minuto después, en el 70, Anuar remata solo y por encima del larguero en el área.

El partido se abrió, pero con más ocasiones para el Barça. Hasta que llegó el 4-0, en el 93. Lewandowski tira sin marca, Masip rechaza, el balón pega en el larguero, la defensa pucelana se queda mirando y Sergio Roberto remata solo a la red. Un gol que define el partido del Pucela, en el que la sonrisa la puso el debut del canterano Arroyo, que se atrevió hasta a hacerse un autopase ante Pedri. 

tracking