Diario de Valladolid

FÚTBOL / BARÇA- REAL VALLADOLID / EL ANÁLISIS

Un escudero para Escudero

El veterano lateral blanquivioleta, fichaje estrella, volvió a quedar en evidencia en una banda izquierda convertida en autopista para el Barça

Raphinha se prepara para encarar a Escudero. / LALIGA

Raphinha se prepara para encarar a Escudero. / LALIGA

Publicado por
Guillermo Velasco
Valladolid

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Sería tremendamente fácil y también incluso ventajista hacer leña del árbol caído. Porque la distancia entre el Barça y el Real Valladolid, ya de por sí abismal, se agranda aún más por los jugadores o piezas sobre el tapete vitales con los que no puede contar de momento por unos motivos u otros el siempre positivo Pacheta (Weissman, Plata, Feddal, El Yamiq y ese extremo zurdo ¿Abde? que falta por llegar).

Pero el Real Valladolid, en boca de su valiente y también osado entrenador fue a Barcelona «a ganar», sí a ganar. ¿Quién lo diría viendo solo la primera medida hora de juego con asedio azulgrana con hasta 10 córners forzados y doce tiros intentados, por ninguno del escondido Pucela.

Es difícil de entender que jugadores que no contaban para el entrenador sean ahora titulares, titulares invisibles como Kike Pérez que dejó en la caseta a Roque Mesa en esa apuesta inútil de repoblar el centro del campo, o en Sergi Guardiola, con el que siguen cruzando los dedos (digan lo que digan) a ver si alguien pica el anzuelo y se hace cargo de su elevada ficha.  Algo habrá.

El Real Valladolid, al menos el que ayer se vio (mejor dicho no se vio salvo su minuto de gloria con tres ocasiones en la misma jugada en la segunda mitad cuando el partido estaba decidido y el Barça había quitado el pie del acelerador), está verde, muy verde y lejos, muy lejos del que pretende salvar la categoría. Cierto es que las calificaciones son en el mes de mayo pero otros equipos con los mismos objetivos como el Real Valladolid ya hacen sus deberes desde el minuto uno.

El equipo de Pacheta naufragó, volvió a naufragar en su banda izquierda. Escudero, fichaje de campanillas en su regreso a casa, volvió a quedar retratado como lo hiciera en los dos partidos anteriores ante el Sevilla y Villarreal. El Barcelona encontró una autopista sin peaje por su banda derecha buscado una y otra vez la espalda de Escudero, lento y descolocado y perdiendo cada carrera, cada pulso, cada envite, siempre por la derecha (Xavi lo tuvo siempre muy claro) del Barça. La pregunta es obligada. ¿Está tan mal Olaza? Si es así, igual Escudero necesita un escudero. 

Lo peor no fue la derrota, lógica y dentro de lo previsible (solo dos triunfos ya en 46 partidos) pese al ímpetu de Pacheta, que intentó insuflar autoconvencimiento a un equipo que apenas fue capaz de hilar tres pases seguidos. Lo peor es que puso menos ganas que su rival, en cada balón, en cada acción. Rendido.

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