FÚTBOL / REAL VALLADOLID
Real Valladolid: en Primera regalar es morir
Un error de Joaquín al dejar pasar el balón para que Jackson marcase el primer gol y otro de Sekou al rematar fuera solo ante Rulli en lo que hubiese sido el empate, marcan el triste retorno a la élite del Pucela / El equipo acabó con diez, por lesión de Monchu
Bienvenidos al territorio en el que los golpes hacen besar la lona mientras vuela el protector bucal, las flechas, bañadas en veneno, son de una punta afilada hasta lo imposible y los martillos son de Thor y no de juguetería.
Bienvenidos a la Primera División.
El Real Valladolid sólo ha estado un curso fuera de esta escuela para grupos de operaciones especiales, pero lo ha notado. Se le ha pegado algo del cadencioso ritmo de la Segunda, donde se amaga mucho y se da poco, con libros de texto llenos de segundas oportunidades.
La élite es lo contrario. Aquí no se perdona: se ejecuta. Más vale aprenderlo pronto, porque de lo contrario el Pucela puede convertirse en el saco de los golpes de la categoría. No por malo, sino por buenazo. Por carecer de instinto asesino. Por no pasaportar al contrincante cuando tiene la ocasión, y dejarse ajusticiar en la llave más fácil de defender.
Eso le ocurrió contra el Villarreal. Fallo clamoroso de Joaquín y primer gol en contra. Error garrafal de Sekou en un remate sólo ante Rulli, y adiós al empate. Luego, dos goles más ante un equipo local muy tocado, redondearon un marcador injusto, pero real.
Una pena, porque el Real Valladolid estaba controlando bien a su rival, un equipazo semifinalista de Champions que en la primera parte llegó a cerrar pero no a acogotar más que unos cuantos minutos al Pucela. A los locales no sólo les faltaba el gol, sino el peligro para crearlo, si bien su orden atrás era casi perfecto. Su fallo fue que se les notó demasiado que sólo buscaban la contra. Y el Villarreal adelantó líneas.
Los de Pacheta aguantaron firmes atrás. Con Javi Sánchez en el banquillo y Joaquín como sorprendente pareja de El Yamiq, los dos imponían su estatura ante Gerard y Jackson. El Pucela sólo asustó en esta mitad inicial con un tiro de Sergio León en el primer minuto tras gran pase de Mesa que fue despejado por Rulli. La jugada estaba invalidada por fuera de juego. Mesa probó suerte al filo del descanso pero despejó el argentino.
Por parte amarilla hubo un tiro fuera de Gerard en el segundo palo, tras jugada ensayada de córner, y otro disparo de Yeremy, con Escudero fuera de sitio en el origen de la acción, contestado por una buena mano de Asenjo. Llegó el descanso con la sensación de que al Pucela le faltaban descaro, velocidad de balón y verticalidad.
Pero todo es susceptible de empeorar, y así ocurrió. A poco de la reanudación un centro de Yeremy busca a Gerard en el primer palo. El punta no llega y el balón se pasea por la raya de gol. Joaquín no interviene, para que salga por la raya, pero evalúa mal la jugada y no percibe que Jackson entra desde atrás para cruzar el cuero a la red.
Un regalo. Y en Primera no te dan ni las gracias.
El tanto hundió anímicamente al Pucela, pero Pacheta reaccionó rápido y realizó un triple cambio, dando entrada a Kike, Iván Sánchez y Sekou por Mesa, Plata y Sergio León. El experimento funcionó y el Pucela vivió su mejores minutos con estas sustituciones. Iván Sánchez obligó a Rulli a intervenir dos veces en un minuto. Luego fue Kike quien puso a prueba al suramericano y más tarde Escudero, de cabeza.
Pero la ocasión del partido fue para Sekou. Solo ante el meta recibió un balón puesto primorosamente en su cabeza por Iván Sánchez. El senegalés mandó fuera la bola, algo casi imposible en cálculo de probabilidades matemático.
Esto y los cambios de Emery acabaron por hundir al Real Valladolid. Álex Baena y Chukwueze llevaron el rock and roll al césped. El segundo le puso un balón raso en paralelo al primero para que, desde la frontal, enviase la bola suave pero esquinada a la red. Pareció un golpe de golf, mas que de fútbol.
Y ya con diez los locales, al tener todos los cambios hechos y lesionarse Monchu, llegó la guinda. De nuevo marcó Álex, esta vez con un obús angulado que se coló por la escuadra de Asenjo, ante la mirada del estático meta, como en el segundo tanto.
El 0-3 es excesivo, pero real. La Primera División recoge todos los regalos que se encuentra por el camino. Se los come ysi puede te hace un nudo con el envoltorio.