TRES SEGUNDOS / ANÁLISIS
De Bienvenido Mr. Marshall a Bienvenido Mr. García en el Real Valladolid Baloncesto
La continuidad de Paco García al frente del UEMC Real Valladolid Baloncesto se antoja como necesaria y obligada tras la espectacular metamorfosis y lavado de cara del equipo hasta llegar a los playoffs
El baloncesto de élite en Valladolid se ha ganado un nuevo voto de confianza tras un final de campaña meteórico y espectacular en el que despertó, de la noche a la mañana y en los últimos dos meses y medio, el interés de la ciudad otra vez por el deporte de la canasta. La llegada de Paco García y el ‘Despertares’ del Real Valladolid Baloncesto no cabe duda de que supone un antes y un después en el devenir de una temporada que iba camino del fracaso.
La fallida apuesta por Roberto González, el técnico de consenso (de todos, club, entorno, medios de comunicación, afición...) que fue convencido al enésimo intento para liderar el nuevo proyecto tras la salida del último inquilino del banquillo morado, Hugo López, cambió el paso y sentir de una afición que se vio frustrada a las primeras de cambio por los malos resultados. Esa crisis de identidad, de juego y resultados, obligó a la cúpula del Real Valladolid Baloncesto a dar un golpe sobre la mesa viendo que el equipo (en posiciones de descenso) iba camino del infierno. Y es que lo que sucedió el pasado año en las filas del equipo de fútbol, aguantando y aguantando el chaparrón con Sergio González, también a la postre acabó decantando la balanza hacia el cese de Roberto pese a que había firmado dos años de contrato, una situación por otra parte un tanto extraña o cuanto menos poco habitual en baloncesto.
Y con Paco García todo cambió. Los negros nubarrones que se cernían sobre el equipo dieron paso a los claros y con ellos a nueve victorias de diez posibles que no solo salvaron de la quema al equipo sino que le catapultaron a los playoffs. Con ‘Mr. García’ volvió la magia a Pisuerga como se demostró en la dura e imposible eliminatoria de playoffs ante el Estudiantes. Con el entrenador exigente, con el entrenador políticamente incorrecto, con el entrenador inconformista, llegó el cambio ante los ojos de la cúpula directiva del Real Valladolid Club de Fútbol. Sin duda un pilar básico para colocar en los engranajes de un futuro que no es otro que con su ‘salvador’ o cuanto menos su ‘regenerador de ilusión’.
Tras la hazaña de hacer que el baloncesto, al menos ilusionante y bajo el manido ‘milagro de los panes y los peces’ (con menos no se puede hacer más comparando la desigual y última batalla con el Estudiantes en una réplica de la Batalla de Little Bighorn con el General Custer (Paco García) a los mandos, vuelva a gozar de una nueva oportunidad ante la ciudad, la continuidad del entrenador se hace necesaria y obligada.
Paco García ‘solo’ reclama un proyecto ambicioso y ahí está el quid de la cuestión. Porque la intención de renovar al núcleo duro del equipo (llámense los Pantzar, Gilbert, Puidet, Pippen, Wintering y Sergio de la Fuente) no será tarea fácil. Todo lo contrario.
El baloncesto prodigado por ‘Mr.García’ ha revalorizado al equipo y especialmente a estos jugadores. La piedra vuelve a estar en el tejado del club, que deberá hacer un esfuerzo para retener a este grupo de jugadores, con su ‘general’ a la cabeza, o cuanto menos reemplazarlos con jugadores de igual o mejor calibre. El primer escollo será convencer a Pantzar, con muchas novias (ACB, LEB y extranjero) tras su espectacular final de temporada.
‘El milagro de P. García’ obliga al club a no dormirse en los laureles como ha venido haciendo año tras año de un tiempo a esta parte. Aprovechar el buen sabor de boca dejado por el equipo obliga a adelantarse a todos y lanzar la campaña de abonados lo antes posible aprovechando el producto mejorado que tendrá el próximo año con las notables mejoras que sufrirá el polideportivo Pisuerga.