FÚTBOL / REAL VALLADOLID
Sin regalos en el Pucela
El club aguanta los primeros embates de los jugadores dispuestos a marcharse y sus representantes / El deseo en Zorrilla es conservar a los principales si no llega una buena oferta
Las negociaciones futbolísticas transcurren de forma opuesta al mus. En el mundo del balón, primero se va a chica y luego a grande. Y por ahora el Real Valladolid ha sabido mantener el pulso en los primeros envites, a la espera de los órdagos, que suelen llegar con el cierre del mercado o la aparición de una oferta muy elevada.
Por ahora no ha habido ninguna de este tipo. Es más, ni siquiera se ha producido una propuesta formal por parte de ningún club para fichar a un jugador blanquivioleta, según aseguran desde Zorrilla.
Sólo ha habido sondeos por parte de representantes para brujulear por qué cantidad saldrían sus jugadores, e intentos de ciertos clubes de fijar, todavía de modo informal, cantidades para ciertas operaciones que en la avenida del Mundial 82 han considerado inaceptables. El mercado sigue parado.
El primer juego ha sido para el Real Valladolid. La partida se prevé larga pero los blanquivioleta al menos se han hecho respetar desde el principio y se ha desactivado ese efecto llamada que podría ser letal para sus intereses. Aunque bien es cierto que el mercado es también estrategia y en Zorrilla pueden contemplar la salida de alguno de sus pesos pesados para cuadrar el presupuesto a la baja en Segunda, pero haciéndose valer y no aceptando la primera propuesta que llegue por él.
Los tiempos de la necesidad económica ya pasaron. El club está en números negros y no urgen las ventas como en la era Suárez, en la que casi se colocaba a los jugadores en otros clubes antes de que estos acabasen de realizar la oferta.
Esta es la causa por la que se han llevado portazos Osasuna, en su deseo de llevarse cedido a Olaza, o el Levante, tras cerrar un acuerdo con Plano. Algo similar ha ocurrido con otros jugadores cuyos agentes han preguntado por la posibilidad de salir. Marcos André, El-Yamiq, Weissman o Roberto tienen un precio. Se puede negociar a partir de él y, en el caso de que al aspirante a comprador le parezca caro, se le remite a la cláusula de rescisión. Por lo tanto no habrá desbandada.
Los futbolistas con más posibilidades de salir ya saben lo que quiere el Real Valladolid de ellos: paciencia y volver de la mano a la élite al final de la próxima temporada.
A todos los que han planteado la situación con la frase: «Quiero jugar en Primera» se les ha respondido de la misma forma: «El Real Valladolid también, porque es un club de Primera». Y al que ha insistido más se le ha dicho que, si tanto interés había en seguir entre los grandes, haber hecho algo más por no bajar.
El modelo a seguir es el del Espanyol en la última temporada y, en concreto, lo ocurrido con Raúl de Tomás. Aunque existen diferencias fundamentales entre ambos modelos. En primer lugar, los barceloneses se fueron a la categoría de plata con una gran ayuda al descenso, a causa de su racha de 26 temporadas seguidas en Primera. En segundo, la ficha de Raúl de Tomás era prohibitiva incluso para muchos clubes de élite. Cuando el delantero se dio cuenta de que nadie la iba a igualar es cuando se asentó en el Espanyol.
No es el caso del Pucela, cuya reducción general al 50% provoca el deseo de salida de los jugadores que más cerca ven la posibilidad de cobrar lo mismo o incluso más que en la última temporada. Independientemente de la cuantía de la ficha que negocien, no saldrán si en Zorrilla no convence la oferta por su venta.
Una estrategia que fue un acierto del anterior director deportivo. Miguel Ángel Gómez no sólo incluyó en los contratos de casi toda la plantilla la reducción de la ficha a la mitad o al 40% para las más bajas, sino que hizo o amplió contratos que iban más allá de esta temporada a toda la plantilla excepto a Míchel, en la recta final de su carrera. Ahora hay 39 fichas y se debe aligerar el número, pero no existe ningún jugador clave que se vaya gratis el 1 de julio.