BALONCESTO / LEB-ORO
El Pucela de Basket, esclavo de su anarquía
El Clínica Sur Aspasia, de nuevo carente de disciplina, da otro paso hacia atrás al caer en Palencia ante un rival directo / El mal menor es que salvó el basketaverage particular
La libertad sin una autoridad fuerte e incólume no es libertad como pudiera parecer. Porque al cabo de poco tiempo esa aparente libertad se convierte en pura anarquía. Y a pesar de los pesares el Real Valladolid Baloncesto , sobre el tapete con una plantilla mejorada en calidad y coste económico sobre la de la pasada campaña, depende para bien y para mal de ese desgobierno, de esa anarquía que le lleva del éxtasis al caos. El Clínica Sur Aspasia volvió a las andadas con ese baloncesto imprevisible capaz de lo mejor pero también de lo peor. Y es que sin disciplina defensiva sus cartas quedan marcadas de antemano. Ayer sus vergüenzas volvieron a quedar al descubierto en Palencia ante un rival directo y que pujará también por el codiciado ascenso como Coruña (su último verdugo) y Breogán (su próximo rival en Pisuerga).
La anarquía de los vallisoletanos le llevó a una nueva condena . Lejos, bastante lejos, queda el juego desplegado y todavía recordado la pasada campaña en el que su fuerza, independientemente de que tuviera un as ganador en ataque como era Bartley , residía en la fuerza del grupo y su sacrificio de medio campo hacia atrás. Ahora, con un as también ganador como puede ser Nacho Martín , al que Hugo sigue sin sacar su mejor rendimiento en cancha, el Clínica Sur Aspasia depende de los destellos que pueda otorgar esa anarquía de jugadores que juegan a otra cosa... al ataque. Y en ese otro baloncesto muy diferente al del año pasado está la condescendencia de su entrenador Hugo López , empeñado o resignado (según se pueda interpretar) a sacar el jugo de un equipo incapaz de agachar el culo y construir desde la defensa.
Destino Palencia no hizo sino ahondar en la llaga cargando una y otra vez sobre los ‘pequeños’ del Clínica Sur. Timmer, Mason, Pantzar y Gantt quedaron en evidencia en defensa ante el martilleo de Richotti, Dani Rodríguez, Purifoy y sobre todo Masarelli. En este juego del engaño con penetraciones sin ayuda, tiros liberados, ventajas en cada bloqueo y puertas atrás, a Palencia ni siquiera le hizo falta echar mano a su juego interior.
El partido igualado en lo bueno pero también en lo malo (porque Palencia tampoco hizo precisamente un partido del otro mundo), el conjunto de Arturo Álvarez nunca se descompuso. Ni siquiera tras el arreón anárquico de los vallisoletanos cuando se vieron diez puntos abajo (56-46 en el final del tercer cuarto) para remontar con un triple de Puidet que ponía el 62-64 a 5.17 para el final. Vuelta a empezar.
Pero tras hacer el Clínica Sur Aspasia lo más difícil como era simplemente despertar tal y como iba el partido, la anhelada continuidad brilló por su ausencia en una fase de juego de correcalles en el que Palencia salió airoso. Entre otras cosas por la desgana de un Van Zegeren que acabó con los cinco puntos logrados en los primeros ataques del partido. Entre otras cosas por la debilidad defensiva de la primera línea. Ni siquiera el recurso de jugar con dos ‘cuatros’ (Nacho Martín y Sergio) dio resultado (72-67). El mal estaba hecho aunque al menos y como consuelo salvó el average particular con los palentinos al haber ganado por siete puntos en Pisuerga.