Diario de Valladolid

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Dos años fantásticos

El 15 de abril se cumple el segundo aniversario de Sergio en el banquillo de Zorrilla

J. M. LOSTAU

J. M. LOSTAU

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Javier Álamo
Valladolid

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Sergio González, entrenador del Real Valladolid, celebrará en su domicilio su segundo aniversario en Zorrilla. Si los jugadores entrenan en solitario en sus respectivos hogares desde que se paralizó la competición, el míster tampoco tendrá a su lado pasado mañana a ninguna de las personas que trabajan con él en el cuerpo técnico.

Este miércoles se cumplirán dos años del debut de Sergio en el banquillo del Real Valladolid. Su estreno se produjo el 15 de abril de 2018 frente al Sporting en Zorrilla. El debut fue amargo porque el entonces líder se llevó los tres puntos (0-1) y complicó mucho más la remontada que  necesitaba el Pucela para seguir soñando con el ascenso a Primera División. Sergio llegó en la jornada 35 y el tropiezo ante el Sporting complicaba mucho más las opciones de disputar al menos la fase de ascenso. Quedaban por delante las siete últimas jornadas y cada una iba a ser una final.

Pero Sergio no se arrugó. Ejerció desde el banquillo el liderazgo que siempre le caracterizó en su etapa de futbolista y contagió a los jugadores el optimismo que rebosaba desde el 10 de abril, día en el que cerró su acuerdo con el Real Valladolid, presidido entonces por Carlos Suárez. El equipo deambulaba por la mitad de la tabla pero existía un problema mayor, el de la autoestima. Los jugadores daban la sensación de ser almas en pena. No transmitían ninguna confianza y ni el aficionado más optimista creía que Sergio iba a mejorar en la proporción necesaria los desastrosos registros de Luis César, su antecesor en el banquillo.

Lo que más llamó la atención de Sergio fue una de las frases que pronunció durante su presentación en la sala de prensa de Zorrilla. El nuevo técnico blanquivioleta admitió en todo momento la enorme dificultad que tenía por delante, sobre todo por el reducido espacio de tiempo -faltaban  por disputarse ocho jornadas- pero dijo que llegaba al Real Valladolid para «agitar el árbol». Y vaya si lo movió. El equipo reaccionó tras el pinchazo ante el Sporting y comenzó una espectacular remontada que le permitió  clasificarse para la fase de ascenso.

El Pucela que heredó Sergio de Luis César estaba roto en mil pedazos, deportiva y anímicamente, pero el técnico catalán transformó esa plantilla herida en un equipo campeón y así quedó reflejado en las dos eliminatorias contra Sporting y Numancia. El conjunto asturiano quedó prácticamente sentenciado tras el 3-1 de Zorrilla, no sólo por la desventaja, sino también por la fortaleza anímica de los blanquivioleta, y en la eliminatoria final el contundente 0-3 en Los Pajaritos en el partido de ida dejaba al Pucela con más de pie y medio en la máxima categoría.

Al éxito de Sergio en la recta final de la temporada 2017-2018 hay que sumarle el conseguido en la campaña posterior al lograr la permanencia y el de la actual hasta que se paralizó la competición. En su primer año en la máxima categoría y pese a ocupar el último puesto en el límite salarial establecido por LaLiga para los 20 equipos, el Pucela plantó cara a los grandes y certificó la permanencia en la penúltima jornada tras derrotar al Rayo a domicilio. En la campaña actual, el Valladolid, segundo por la cola en el límite salarial, no ha llegado a estar en ningún momento en puesto de descenso. Quedan pendientes las últimas once jornadas y a pesar de los altibajos mostrados por el equipo, club y afición aprueban el trabajo del técnico que llevó al Pucela a Primera.

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