OSASUNA 0-0 VALLADOLID
Un punto bien trabajado
El Valladolid defiende con tres centrales los ataques de Osasuna y logra un valioso empate en El Sadar / Da un paso adelante tras el descanso y Ünal y Guardiola pudieron marcar
El Valladolid también sabe sufrir cuando el rival aprieta y por momentos te encierra en el área. El Sadar es un campo difícil para puntuar, enfrente está un Osasuna muy peleón que no da por perdido ningún balón y el punto logrado ayer tiene muchísimo valor. Aunque sea con pasos cortos, con muchos empates, el Valladolid sigue avanzando con la esperanza de seguir aumentando, o al menos mantener, la distancia con los equipos situados en zona de descenso. Sin realizar un partido brillante, el equipo blanquivioleta dejó su portería a cero, el primer objetivo con el que los modestos afrontan un partido fuera de casa.
Sergio cambió el dibujo en El Sadar. Fortaleció la defensa con un jugador más -tres centrales y los dos laterales habituales- y reforzó la línea de medios y el centro del campo al situar a San Emeterio, Míchel y Alcaraz. Prescindió de los futbolistas rápidos que tiene en las bandas y alineó a Antoñito y al debutante Raúl Carnero con la intención de que hiciesen la doble tarea de defender e incorporarse al ataque tras la recuperación del balón. El míster veía más cómodo al equipo con tres centrales y dos de ellos, Joaquín y Salisu, estuvieron muy aplicados cada vez que los jugadores de Osasuna pisaron el área.
Hubo empate en el marcador y también en el ímpetu de los protagonistas. Los jugadores del Valladolid se tomaron al pie de la letra las indicaciones de Sergio y batallaron desde el primer minuto. Había que equilibrar el carácter de Osasuna y, por encima de todo, frenar al Chimy Ávila. El Valladolid consiguió en ocasiones que Osasuna estuviese incómodo y también logró que su hombre-gol no fuera una pesadilla. Se debió al buen trabajo de contención y a la seguridad de Masip bajo los palos. El portero se lució en el minuto 11 al desviar bien colocado el chutazo del Chimy desde la frontal.
El Valladolid no sufrió en exceso. La poca distancia que establecieron los defensas y los centrocampistas complicó el juego de elaboración de Osasuna y con esas dificultades para avanzar con el balón a ras de hierba los hombres de Jagoba Arrasate optaron por el juego bombeado. El Chimy Ávila estuvo bien vigilado en todo momento y no pudo exhibir sus facultades.
El Valladolid dio un paso adelante en el segundo tiempo tras una primera mitad en la que apenas creó peligro. Todo su bagaje ofensivo se limitó a una ocasión de Guardiola,desbaratada por Aridane y un lanzamiento de Raúl Carnero que desvió Herrera. Los ataques de Osasuna no estaban siendo agobiantes y en el segundo tiempo había que buscar la portería de Herrera, que hasta el descanso había sido un espectador más durante muchos minutos. Con el Valladolid bien armado en defensa, Alcaraz buscó la conexión con Ünal y Guardiola, protagonistas de dos jugadas que pudieron cambiar el marcador. El remate del primero fue desviado a córner por Herrera en una intervención portentosa y el lanzamiento bien intencionado en vaselina de Guardiola se estrelló en el larguero ante la mirada del meta, que respiró cuando el balón se marchó fuera.
El Valladolid mostraba sus dientes y obligaba a Osasuna a reforzar la vigilancia cuando Alcaraz recibía el balón y se lanzaba hacia portería. El partido entró en una fase de equilibrio porque el Valladolid no se conformaba con el empate y Osasuna buscaba una y otra vez al Chimy Ávila. En una de estas acciones, el delantero realizó dos regates magníficos pero se encontró después con Salisu, que se lanzó de forma decidida para enviar a córner su disparo. El Chimy Ávila siguió buscando el gol con el ímpetu que le caracteriza pero ayer se topó con numerosas dificultades y cuando al fin pudo chutar a puerta se topó con Masip, que en el minuto 66 blocó su remate.
El sufrimiento que traen aparejadas las visitas a El Sadar apareció de nuevo en los minutos finales. Los jugadores de Osasuna actuaban casi a la desesperada en busca del gol y los centrales del Valladolid tenían que multiplicarse en las llegadas locales por las dos bandas. Se sucedieron los saques de esquina en la portería defendida por Masip y El Sadar enmudeció cuando el balón quedó muerto a los pies del Chimy Ávila, que chutó con todas las ganas para mandar el balón por encima del larguero. En esos compases finales sólo se jugó en las cercanías del área visitante. Los jugadores del Valladolid se veían desbordados y el balón sólo tenía como dueño a un Osasuna infatigable.